Desmentida la leyenda la "enfermedad" de los toros
?Aleluya, no se ca¨ªan los. toros! Buen respiro tuvo el domingo la afici¨®n madrile?a al comprobar que, al fin, una corrida de San Isidro, de las de lidia ordinaria, no sal¨ªa inv¨¢lida. Las deducciones fueron inmediatas: no hay misteriosa y paralizante enfermedad en el campo, seg¨²n leyenda que propalan diversas opiniones y, si la hay, no existe en determinadas ganader¨ªas, como la de Alonso Moreno. Sus correosos toros, lejos de desmayarse, como los de d¨ªas anteriores, daban guerra. Cuatro de ellos recibieron tres varas; uno, cinco, y, a pesar de ello, llegaban al ¨²ltimo tercio vivitos y coleando. El sexto, el de las cinco varas, embest¨ªa fuerte y feroz. Duro g¨¦nero para apabullar a los lidiadores.Claro que, seg¨²n y c¨®mo, porque, por ejemplo, Ortega Cano, cartagenero ¨¦l, no se apabull¨® en absoluto. Antes al contrario, porfi¨® con pundonor y valent¨ªa frente a dos reses violentas, reservonas y de mala catadura, que le tiraban derrotes a coger. Principalmente su segundo enemigo -enemigo declarado- buscaba, ga?afoneaba, escup¨ªa por el colmillo, a pesar de lo cual el diestro trat¨® de sacarle partido en diversos terrenos y por ambos pitones. Fue una actuaci¨®n importante, de torero responsable, la de este Ortega Cano, que adem¨¢s lance¨® con arte a la ver¨®nica e hizo un bonito quite por chicuelinas.
Plaza de Las Ventas
Sexta corrida de feria (domingo). Toros de Alonso Moreno, bien presentados, sin exceso de kilos, en conjunto fuertes, mansos y dif¨ªciles. Manolo Amador: Pinchazo en la paletilla, otro baj¨ªsimo, rueda de peones y tres descabellos (bronca). Pinchazo y media estocada ca¨ªda (bronca, que se convierte en ovaci¨®n con saludos, pues se corta la coleta). Ortega Cano: Pinchazo y estocada perdiendo la muleta (palmas y pitos). Dos pinchazos y estocada corta (silencio). Manili: tres pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio). Pinchazo y estocada (silencio).
Entre el duro y dif¨ªcil ganado hubo dos excepciones, y ¨¦stas muy dispares: primero y tercero. El primero no ten¨ªa fuerza pero s¨ª boyant¨ªa, que Manolo Amador, con sus distanciamientos y sus dudas, no supo aprovechar. El tercero, manso con clara querencia a chiqueros, acometi¨® descompuesto durante la lidia hasta que consigui¨® alcanzar su terreno, y all¨ª se convirti¨® en un borrego pelma que segu¨ªa la muleta como tonto. En estas circunstancias, Manili aprovech¨® los viajes como pudo, y esa fue su faena.
El cuarto parec¨ªa manejable, pero Manolo Amador, a¨²n m¨¢s precavido que en la anterior ocasi¨®n, no aguant¨® ni un solo viaje y se alivi¨¦. El sexto era el de las fuerzas y las ferocidades. Pese a los cinco puyazos (muy mal administrados en el curso de una desordenada lidia) lleg¨® al ¨²ltimo tercio insuficientemente picado, desarrollando sentido y todo lo dem¨¢s. Manili se lo quit¨® de en medio como pudo.
Al rodar el cuarto toro, y cuando empezaba a tomar cuerpo en los tendidos la bronca contra Amador, ¨¦ste reclam¨® la presencia de su pe¨®n de confianza e hizo que le cortara la coleta. La emotividad del momento, s¨²bitamente surgida en la arena, hizo de miel a quienes hab¨ªan templado sus gargantas, y aqu¨ª se acab¨® la historia taurina de un fino tirero albacetense y gitano, reaparecido en la feria de San Isidro porque las influencias tambi¨¦n cuentan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.