Espa?a y Ecuador
EL REY de Espa?a ha visitado recientemente el Ecuador. Entre don Juan Carlos y el presidente de aquel pa¨ªs, Jaime Rold¨®s pese a las grandes diferencias de las constituciones vigentes, de ¨¢mbito y de historia reciente, hay algunas identidades: pertenecen a una generaci¨®n joven; tienen y demuestran una vocaci¨®n por la instauraci¨®n democr¨¢tica en su pa¨ªs -fue en Quito donde Juan Carlos record¨® una antigua lecci¨®n sobre la que merece insistirse siempre: la democracia no necesita adjetivos; cualquier a?adido a su nombre la limita o la circunscribe-, y en ambos pa¨ªses hay una r¨¦mora de antiguo r¨¦gimen, de pesa das clases pol¨ªticas anteriores a ellos que intentan deformarla.Jaime Rold¨®s tiene poder constitucional ejecutivo: interviene, por tanto, directamente en la pol¨ªtica del pa¨ªs. Gobierna. Los militares que estaban en el poder desde el golpe de Estado de febrero de 1972 accedieron a la devoluci¨®n del poder a los civiles, pero tomaron ciertas garant¨ªas: una de ellas fue determinar la inelegibilidad del jefe principal de la oposici¨®n Assad Bucaram, por su ascendencia extranjera; Jaime Rold¨®s se present¨® pr¨¢cticamente como su vicario, en nombre del Partido de Concentraci¨®n de Fuerzas Populares; elegido presidente, ha afirmado muy bien su personalidad propia. Pero la elecci¨®n no fue f¨¢cil: la ley electoral requer¨ªa un segundo turno para distanciar a los candidatos demasiado pr¨®ximos -sin mayor¨ªa absoluta-, y los militares retrasaron la soluci¨®n; se dijo entonces que hab¨ªa sido la presi¨®n de Estados Unidos -que en ese momento a¨²n favorec¨ªa los cambios democr¨¢ticos en los pa¨ªses latinoamericanos- la que les forz¨® a aceptar la legalidad de las reglas que ellos mismos hablan instituido. Entre un turno y otro transcurrieron nueve meses. Gan¨® finalmente la candidatura de Rold¨®s, con un vicepresidente de la Democracia Cristiana -Oswaldo Hurtado-, pero con un Parlamento de 69 miembros dif¨ªcilmente gobernable y bien nutrido de personajes del antiguo r¨¦gimen.
Rold¨®s lleva poco m¨¢s de un a?o en el poder. Est¨¢ realizando una labor de restituci¨®n pol¨ªtica interesante, dentro de una zona americana que busca insistentemente la democracia, entre Colombia y Per¨², que acaba de celebrar elecciones civiles. La visita de Espa?a no tenla una agenda especial de trabajo: no han acompa?ado al Rey los ministros ni los expertos econ¨®micos. Pero su presencia y sus palabras habr¨¢n ayudado, sin duda, a fortalecer la imagen de Jaime Rold¨®s.
Este viaje del Rey se incluye as¨ª en la dilatada pr¨¢ctica diplom¨¢tica de nuestra monarqu¨ªa en defensa de las democracias y los derechos humanos, pr¨¢ctica que ser¨ªa preciso que el Gobierno de UCD apoye fervientemente con su actividad interior.
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