Las cintas del Watergate, a disposici¨®n del pueblo norteamericano
Cientos de personas hicieron ayer cola desde primeras horas de la ma?ana en su deseo de conseguir entradas para el nuevo gran show de Washington: la divulgaci¨®n de las famosas cintas del caso Watergate, que obligaron a Nixon a la dimisi¨®n.Desde el mi¨¦rcoles por la ma?ana, y mientras dure la demanda, las 31 cintas del Watergate, que llevaron a la c¨¢rcel a veinticinco personas y derrocaron a un presidente en agosto de 1974, ser¨¢n escuchadas por el p¨²blico en veinticuatro cabinas instaladas en el edificio de los archivos nacionales, en la avenida Pensilvania, de Washington, a mitad de camino entre el Capitolio y la Casa Blanca.
Despu¨¦s, cuando los washingtonianos se cansen de o¨ªrlas, el show partir¨¢ de gira por todo el pa¨ªs, con escalas, ya programadas, en Atlanta, Boston, Los Angeles, Chicago, Denver, Kansas City, Filadelfia y Seattle.
Las entradas -gratuitas- para escuchar las grabaciones ser¨¢n proporcionadas diariamente a los primeros que lleguen a los archivos. Se estima que un centenar de personas podr¨¢n o¨ªr las cintas cada jornada.
Los oyentes escuchan las cintas en cabinas completamente aisladas. Tienen prohibido hacer grabaciones, pero pueden tomar notas, y se les proporciona adem¨¢s una transcripci¨®n escrita del contenido de los casetes.
El ex presidente Richard Nixon est¨¢ combatiendo legalmente la publicidad de las cintas, como ?una violaci¨®n de los derechos de la instituci¨®n presidencial?. Nixon no podr¨¢ ya evitar, a pesar de llevar el tema a los tribunales, que los washingtonianos escuchen su voz, pero conf¨ªa en frenar el traslado del ?show del Watergate? al resto de Estados Unidos.
En las 31 cintas se escuchan algunos de los pormenores del compl¨® de la Administraci¨®n de 1974 para encubrir la operaci¨®n Watergate.
El ministro de Justicia de Nixon, John Mitchell, y los consejeros del presidente, John Ehrlichman y H. R. Haldeman, fueron a la c¨¢rcel en aquel a?o por el encubrimiento de la ocultaci¨®n de micr¨®fonos secretos en una reuni¨®n del Partido Dem¨®crata. El affaire acab¨® cost¨¢ndole a Richard Nixon la Casa Blanca.
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