Inauguraci¨®n de "Diez a?os de pintura", de Juan Ignacio de Blas

Hoy, mi¨¦rcoles, se inaugura, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, la exposici¨®n de Juan Ignacio de Blas Diez a?os de pintura, con obra realizada por el pintor entre 1970 y 1980. La exposici¨®n consta de 180 obras, entre cuadros, grabados, serigraf¨ªas y dibujos, que recoge las tres etapas fundamentales del pintor en estos a?os.

?La fase titulada El hombre?, explica su autor, ?con sus distintas series El hombre alienado, La libertad del hombre, Las amenazas del hombre, La soledad del hombre..., realizada entre 1973 y 1975, consta de cuadros en donde he pretendido que el gesto, la inquietud, el ansia se perciban a trav¨¦s de incisiones, huellas y peque?as figuras. Las superficies tienen calidades rugosas, tersas y resbalantes unas veces, ¨¢speras y terrosas, otras. Vista y tacto llegan a vivir los signos de un lenguaje con eco ancestral, que a trav¨¦s de su simplificaci¨®n estructural pulsa diferentes intensidades emotivas?.?La titulada La contaminaci¨®n?, realizada entre 1976 y 1977, ?la componen lienzos en los que est¨¢ desmaterializado el pigmento, hecho el color suspensi¨®n aquietada de un estado mental de car¨¢cter m¨ªstico. La titulada Paisajes, s¨ªmbolos y rollos sorianos, realizada entre 1978 y 1980, es una pintura hecha textura inquebrantable, color de arcilla vieja y ordenaci¨®n de horizontes en l¨ªneas divisorias. He tratado de que se intuya toda la realidad objetiva y subjetiva de unas tierras que me son propias?.

?Pienso?, a?ade Juan Ignacio de Blas, ?que la pintura debe intentar la comunicaci¨®n de hechos y sentimientos, transmitidos en un lenguaje pl¨¢stico que el receptor, desde la ra¨ªz de su personalidad y por medio de su raz¨®n, traduce a una realidad existente. Esto que me interesa, que lo comprendo mejor de lo que puedo describir con palabras, es lo que quiero que sea mi pintura. Me gustan los contrarios. Me interesa la pintura mat¨¦rica tanto como el espacialismo m¨¢s puro. La pintura oriental me subyuga. El espacio ejerce en mi un extra?o atractivo, pero tambi¨¦n el s¨ªmbolo y la abstracci¨®n. Yo soy antibarroco por excelencia, lo que en cierto modo es negar a Occidente, y, sin embargo, soy consciente, pese a ello, que asumo plenamente mi herencia cultural, con todas las implicaciones que trae consigo?.