Para Kennedy, la campa?a contin¨²a
?Hoy es la primera noche del resto de la campa?a electoral?, grit¨® el senador dem¨®crata Edward Kennedy en su cuartel general de Washington, al t¨¦rmino del proceso de elecciones primarias para el nombramiento del candidato oficial dem¨®crata a la presidencia de EE UU. El mito de los Kennedy se manten¨ªa en pie. A pesar de sus derrotas frente al presidente Jimmy Carter, Edward Kennedy no se rinde. Seguir¨¢ su batalla hasta la convenci¨®n nacional, demostrando su capacidad de resistencia. que no le dar¨¢, probablemente, la oportunidad de ser el candidato presidencial dem¨®crata para el 4 de noviembre pr¨®ximo, pero le situar¨¢ en una posici¨®n privilegiada para las presidenciales de 1984.A sus 48 a?os, visiblemente cansado, con ojeras y una jornada de veintid¨®s horas que le llev¨® de Los Angeles a Washington, Ted Kennedy estimul¨® a sus partidarios a seguir la lucha hacia la presidencia de EE UU. Acompa?ado de su mujer, Joan, el menor del clan Kennedy, diseminado por los asesinatos de sus hermanos, el presidente John Kennedy y el senador y tambi¨¦n candidato presidencial Robert Kennedy, mantiene su aspiraci¨®n de ?recuperar? la Casa Blanca.
Criticado por el esc¨¢ndalo de Chappaquieldick, cuando hace once a?os perdi¨® la vida una amiga de Edward Kennedy en un accidente automovil¨ªstico, el activo senado de Massachusetts no anunci¨® su pretensi¨®n presidencial hasta diciembre de 1979. Esper¨® que el actual presidente Carter rozara una de las cotas mas bajas de popularidad en la historia de las presidencias norteamericanas, tan s¨®lo el 30% de respaldo, para atacar la reelecci¨®n del ?granjero de Georgia?.
Todo parec¨ªa favorable a una candidatura Kennedy. Sin embargo, dos importantes elementos de pol¨ªtica exterior, la toma de rehenes norte americanos en la Embajada de EE UU de Teher¨¢n y la invasi¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, revitalizaron a primeros de a?o la popularidad de Carter, que poco a poco sum¨® victorias y delegados en las elecciones primarias norteamericanas. Kennedy gan¨® en su Estado natal de Massachussetts, inesperadamente en Nueva York y Connecticut, despu¨¦s en Pensylvania, y el pasado martes en California y Nueva Jersey, por citar los Estados m¨¢s importantes. En definitiva, en los Estados con cierta tradici¨®n sindical, debido a su nivel de industrializaci¨®n, y entre las capas de gente joven del electorado norteamericano. Las minor¨ªas ¨¦tnicas, negros e hispanos prefirieron tambi¨¦n a Kennedy.
Pero ante la falta de audiencia popular, a juzgar por los resultados de las primarias, Kennedy mantiene con firmeza su aspiraci¨®n a la presidencia de EE UU. Quiere ?presionar? hasta el final a un presidente Carter, cuyas cotas de popularidad se orientan otra vez hacia abajo. Quiere demostrar al electorado dem¨®crata que es la ?alternativa? a Carter. Si no le escuchan durante la convenci¨®n de verano en Nueva York, como todo deja prever, Kennedy no tendr¨¢ otra alternativa que esperar las elecciones de 1984. Para Kennedy, la campa?a de 1980 habr¨¢ sido un ?ensayo general?. No se excluye que incluso pueda abandonar su esca?o en el Senado, donde su labor es notable desde 1962, para dedicarse desde 1982 a las presidenciales.
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