Riqueza esc¨¦nica
Una breve par¨¢bola de D¨¹rrenmatt sirve de base para el ejercicio esc¨¦nico del grupo Rajatabla, del Ateneo de Caracas. El h¨¦roe nacional ha sido contagiado de lepra en el dedo de un pie; est¨¢ en una silla de ruedas. Dos inv¨¢lidos de guerra -el futbolista famoso que perdi¨® sus piernas, el buceador que qued¨® ciego- piensan que ahora el gran hombre estar¨¢ m¨¢s cerca de ellos, les comprender¨¢; que podr¨¢n proponerle un gobierno de inv¨¢lidos, con un programa para el pueblo. Una audiencia aburrida y desganada por parte del h¨¦roe nacional les conduce al equ¨ªvoco; luego, a la frustraci¨®n y a la muerte.D¨¹rrenmatt -famoso, sobre todo, por La visita de la vieja se?ora- es un autor suizo alem¨¢n ir¨®nico, desencantado, con una consigna que rige para casi toda su obra (muy principalmente radiof¨®nica; de un gui¨®n de radio est¨¢ tomada esta pieza): ?Lo que concierne a todo el mundo s¨®lo puede ser resuelto por todo el mundo?.
El h¨¦roe nacional, de F
D¨¹rrenmatt, versi¨®n de Edilio Pe?a y Liliam Pipkin. Int¨¦rpretes: Grupo Rajatabla, del Ateneo de Caracas; con Magaly Guerrero, Juan Manuel Montesinos, Mar¨ªa Elena D¨¢vila. Benigno Acu?a, Francia Orozco, Mildred Chirinos, Roberto Castillo, Daniel L¨®pez, Pedro Pineda, Roberto Moll, Jos¨¦ Tejera, Francisco Alfaro. Director: Carlos Gim¨¦nez. Estreno: Centro Cultural de la Villa de Madrid, 4-6-1980.
Rajatabla ha llevado este germen a un territorio que explora hace tiempo: el poder en Am¨¦rica Latina (con Se?or presidente, con El candidato). Le a?ade el barroquismo que le es propio: una riqueza pl¨¢stica, una profundizaci¨®n burlona en la presencia del coro, un enriquecimiento por los colores, la m¨²sica, la m¨ªmica; Un eco entre la crueldad y la ternura. Carlos Gim¨¦nez, director de la obra y de la compa?¨ªa, ha realizado ya peque?as obras maestras en una forma de teatro de la que es pr¨¢cticamente inventor, aunque puedan encontrarse influencias europeas importantes en su trabajo (entre ellas, la del polaco Kantor).
Tiene tambi¨¦n ya imitadores, y eso es grave para el teatro: lo que hace Carlos Gim¨¦nez con su grupo requiere un rigor, un trabajo continuo de taller y de ensayo, una creaci¨®n de conciencia de todos sus actores y colaboradores, que no se imita simplemente copiando lo externo.
La aparente facilidad, el enga?oso tono menor de este espect¨¢culo, son trampas abiertas para quienes crean que todo es una simple cuesti¨®n de improvisaci¨®n.
El p¨²blico del estreno aplaudi¨® algunas escenas y ovacion¨® el final de la, obra. Rajatabla ha dado una lecci¨®n m¨¢s de su arte dram¨¢tico.
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