Felipe Gonz¨¢lez: "Espa?a debe ser observador permanente en el grupo de pa¨ªses no alineados"
Pregunta, El Gobierno, al anunciar su calendario para el ingreso de Espa?a en la OTAN, ha provocado un amplio debate sobre pol¨ªtica exterior. ?Cu¨¢les son las lineas maestras de esta pol¨ªtica desde la ¨®ptica del Partido Socialista Obrero Espa?ol?Respuesta. Al margen de los esquemas librescos, que conducen, no pocas veces, a planteamientos maniqueos, puedo afirmar que la pol¨ªtica exterior del PSOE tiene una clara inspiraci¨®n neutralista activa, sin que ello signifique que estemos contradiciendo lo que se considera por todos como grandes vectores de la acci¨®n exterior de Espa?a como naci¨®n, en los que se incluyen nuestras dimensiones europea y occidental, Pa¨ªses como Austria y Suecia practican f¨®rmulas neutrales, y nadie los considera tercermundistas. Adem¨¢s, ambos pa¨ªses est¨¢n de hecho bajo el paraguas defensivo de Occidente.
En nuestra opini¨®n, Espa?a est¨¢ intimamente ligada a los procesos de integraci¨®n europea, y debe participar en todos ellos, tanto en la CEE como en el Consejo de Europa y en otros organismos. Asimismo, creemos que tambi¨¦n son proyectos prioritarios de nuestra acci¨®n externa las relaciones con Latinoam¨¦rica y el mundo ¨¢rabe. Finalmente, reconocemos nuestra inserci¨®n en el mundo occidental y en su defensa. Espa?a est¨¢, desde luego, incluida en la defensa de Occidente, lo que no significa que los grados y tipo de compromiso que tengamos con ella sean iguales o similares a los de otros pa¨ªses en t¨¦rminos reales, y mucho menos en t¨¦rminos de coyuntura hist¨®rica. Y es precisamente en raz¨®n de esta coyuntura por lo que nosotros, los socialistas, defendemos el estado actual o nivel actual de compromisos de Espa?a en relaci¨®n con los bloques, pasando por el tamiz de este momento hist¨®rico nuestra vocaci¨®n de neutralismo activo. Y, por consecuencia nos oponemos de manera radical a toda ruptura de dicho estado actual, como pretende hacer el Gobierno, caminando hacia la OTAN.
Es decir, el ingreso de Espa?a en la OTAN constituye el punto central de ruptura entre la pol¨ªtica exterior de UCD y del PSOE, que tienen otros muchos puntos de coincidencia, como los de Europa, Latinoam¨¦rica y mundo ¨¢rabe, en los que, eso s¨ª, existen matices importantes sobre la oportunidad y modo de ejecuci¨®n de las distintas acciones que afectan a estos sectores. Ahora lamentamos profundamente esta ruptura pro-OTAN del Gobierno, porque ello afectar¨¢ duramente a la unidad de acci¨®n exterior, que las fuerzas pol¨ªticas espa?olas deben preservar para fortalecer nuestra presencia en el mundo con claro sentido del Estado.
P. El primer vector, la integraci¨®n en Europa. En la actualidad, Francia y la Rep¨²blica Federal de Alemania hablan de reformar varias pol¨ªticas comunitarias antes de toda nueva ampliaci¨®n. ?Cu¨¢l es su posici¨®n sobre el actual proceso comunitario?
R. En lo que a la situaci¨®n comunitaria se refiere, vale la pena plantearse la cuesti¨®n de si la CEE s¨®lo atraviesa una crisis coyuntural o, lo que es peor, de estructuras con la inserci¨®n aqu¨ª del renacer de los nacionalismos europeos, fomentado por la crisis econ¨®mica mundial. Ello le plantea a la Comunidad dos alternativas posibles: una, conservadora, que aboga en favor de la idea de arreglar primero la casa por dentro y luego admitir nuevos inquilinos, y otra, progresiva. que consistir¨ªa en replantearse de manera global, la cuesti¨®n de la construcci¨®n europea y de las dificultades actuales que conlleva. Me temo que se ha elegido la actitud conservadora y no la progresiva (a la que podr¨ªa asociarse Espa?a, como parte interesada), y ello encarna muchos riesgos. Uno de ellos ser¨¢ la p¨¦rdida por la Comunidad de su credibilidad en el di¨¢logo Norte-Sur, al no ser capaz de practicar esta misma pol¨ªtica, ni siquiera en el territorio europeo, y otro decepcionante e intolerable para Espa?a lo constituye la sensaci¨®n que produce el saber que los pol¨ªticos europeos conclu¨ªan sus discursos electorales en tiempos de Franco anunciando que Espa?a entrar¨ªa en la CEE con la democracia, y que hoy las campa?as electorales se hacen, en algunos pa¨ªses, diciendo exactamente lo contrario.
P. ?Cu¨¢l es su actitud ante el par¨®n negociador y la pol¨ªtica del Gobierno en la CEE?
R. En cuanto a la actitud del Gobierno espa?ol tengo que decir que parece no haber comprendido el tema europeo. No tiene sensibilidad ante estos problemas, de la misma manera que no la tiene ante la p¨¦rdida progresiva de las libertades en nuestro pa¨ªs. El Gobierno se aprovech¨® de la identificaci¨®n de los t¨¦rminos Europa con democracia y se limit¨® a intentar arrebatar la bandera europea a la oposici¨®n-antifranquista para ganar credibilidad democr¨¢tica en el interior, y as¨ª les va.
La candidatura a la CEE se hizo de manera un tanto precipitada, sin que el Gobierno hiciera una evaluaci¨®n de los costes y ventajas del ingreso, sin el m¨¢s m¨ªnimo estudio o planificaci¨®n. As¨ª se plante¨® tambi¨¦n la negociaci¨®n, en la que no participan, por ejemplo, los ministerios afectados de manera directa y activa (mucho menos los sectores socioecon¨®micos tambi¨¦n afectados), sino que la lleva un nuevo departamento, lo que supone una iniciativa fundamentalmente pol¨ªtica y no t¨¦cnica o econ¨®mica, que ser¨ªan las que pueden dar respuesta real a los problemas de la integraci¨®n en la Comunidad.
El Gobierno ha adoptado hasta ahora una actitud pol¨ªtica y un tanto electoralista, y buen ejemplo de ello est¨¢ en su insistencia en culminar las negociaciones para primeros de 1983 (ni antes ni despu¨¦s), en v¨ªsperas de las elecciones legislativas espa?olas. En estas condiciones, dif¨ªcilmente se le puede acusar de electoralismo a Giscard d'Estaing, cuyas declaraciones han podido ser aprovechadas para consumo interno.
En cuanto a la actitud a adoptar en este momento ante el par¨®n real dado a la negociaci¨®n y que el Gobierno no quiere' reconocer ante la opini¨®n p¨²blica, pero si utilizarlo contra el Ministerio de Relaciones con Europa, el PSOE propone una actitud de firmeza en favor de la integraci¨®n como un derecho de Espa?a y no como una mendicidad acomplejada (como se ven¨ªa practicando).
El hecho de que ahora este tema haya sido ligado a la cuesti¨®n OTAN constituye otra actitud de complejo y debilidad del Gobierno ante Europa, un comportamiento que, mientras, permanezca vigente, impedir¨¢ que nosotros apoyemos este procedimiento de caminar hacia la CEE de la mano de la OTAN. Nosotros mantenemos la idea comunitaria como una exigencia y, ante la coyuntura y dificultades actuales, sin dejar de insistir en la integraci¨®n en la CEE, proponemos que se potencien los otros dos sectores prioritarios de nuestra acci¨®n exterior: las relaciones con los pa¨ªses latinoamericanos y del mundo ¨¢rabe. Esto debi¨® de hacerse desde el principio, cuando se cre¨® un ministerio para la CEE, sin plantear la importancia de ambos campos de acci¨®n exterior.
P. Dos temas puntuales de alcance europeo: ETA en Francia y Gibraltar. ?Cu¨¢l es la posici¨®n de su partido sobre ambas cuestiones?
R. En la lucha contra el terrorismo no se ha practicado, hasta ahora, la solidaridad internacional con Espa?a a trav¨¦s de los servicios de informaci¨®n y de los cuerpos especializados de seguridad. Solamente se tomaron medidas en este sentido cuando ¨¦stas estaban encaminadas a defender intereses particulares del pa¨ªs que las practicaba es decir, no se ha pasado de la etapa franquista en la solidaridad, porque con Franco se hac¨ªa lo mismo.
En el fondo de esta cuesti¨®n subyace un problema de imagen, en definitiva. el coste de la reforma en vez de la ruptura. Es la imagen, por ejemplo, que puede dar un embjador de la ¨¦poca anterior que sigue hoy en el mismo puesto y al que un Gobierno democr¨¢tico no recib¨ªa hace a?os y ahora tiene que recibirlo. Este ejemplo (respetando el buen hacer de los diplom¨¢ticos), que tambi¨¦n es aplicable al tema europeo, sintetiza un poco el fondo del problema a la hora de recibir la solidaridad exterior. Lo que no podemos analizar aqu¨ª es cu¨¢l tiene que ser la respuesta a un pa¨ªs que no s¨®lo no quiere colaborar, sino que a veces consiente. Me parece bien que el ministro Oreja hable claro ahora de Francia, eso ten¨ªa que haberlo hecho antes, y no basta. La mayor¨ªa de los pa¨ªses lo que hacen en estas situaciones es replicar seriamente. Creo que en este caso hab¨ªa que hacerle ver a Francia que tambi¨¦n tiene problemas concretos que pueden asemejarse a los que se plantean a Espa?a. De todas maneras, en el fondo de este tema se refleja una falta de autoridad del Gobierno para hacerse respetar fuera, similar a la falta de autoridad que vivimos en el interior del Estado.
En cuanto a la cuesti¨®n de Gibraltar, insisto en la idea de que me parece un grave error ligarla al tema OTAN como lo ha hecho el Gobierno. Nosotros no vamos a apoyar esta pol¨ªtica, aunque seguiremos actuando en favor de la recuperaci¨®n de la soberan¨ªa de Gibraltar. En conversaciones que hemos mantenido con l¨ªderes del Partido Laborista brit¨¢nico hemos abordado estos asuntos repetidas veces. Pero no puede cambiarse la soberan¨ªa sobre nuestro territorio por el ingreso en la OTAN.
P. Entremos en el tema OTAN. El Gobierno tiene ya un calendario y la decisi¨®n de llevar Espa?a a la OTAN con una mayor¨ªa simple en el Parlamento. Se ha hablado de una tibia oposici¨®n del PSOE a la cuesti¨®n atl¨¢ntica. ?Qu¨¦ hay de cierto en todo ello y cu¨¢l es su actitud ante este aspecto crucial de la pol¨ªtica exterior?
R. En primer lugar, quiero decir que te¨®ricamente el Gobierno tendr¨ªa f¨¢cil el conseguir dicha entrada en la OTAN de la manera enunciada. Hemos visto las reacciones favorables de los pa¨ªses atl¨¢nticos a la declaraci¨®n del Gobierno. Reacciones que se entienden porque el tema de la OTAN, en relaci¨®n con Espa?a, m¨¢s que una cuesti¨®n defensiva, es un tema de confrontaci¨®n de bloques en el terreno pol¨ªtico, por lo que la movilidad del estado actual de Espa?a favorecer¨ªa a uno de los bloques. Ahora bien, nosotros debemos responder a los planes del Gobierno diciendo que si entramos en la OTAN por mayor¨ªa simple del Parlamento saldremos de la OTAN por una decisi¨®n de mayor¨ªa simple del Parlamento. Y el que quiera pens¨¢rselo, que se lo piense, porque la cuesti¨®n puede ser verdaderamente seria. La mayor¨ªa simple operar¨¢ igual para entrar que para salir y ello debe servir de reflexi¨®n para el Gobierno y para los pa¨ªses de la OTAN, porque la mayor¨ªa parlamentaria no va a ser siempre la misma de ahora.
Por otra parte, pienso que la oportunidad del planteamiento del tema por parte del Gobierno es desastrosa. Coincide con la consolidaci¨®n del proceso democr¨¢tico, se ha ligado a otras cuestiones como la CEE y se ha convertido en un elemento de distracci¨®n de los graves problemas internos que atravesamos, adem¨¢s de campo de batallas personales en el seno del Gobierno. Se corre el riesgo de dividir a los espa?oles con el tema de la OTAN y desde una perspectiva peligrosa y falsa, porque se pretende alinear a la derecha los que est¨¢n a favor y a la izquierda los que est¨¢n en contra. Cuando, en realidad, la cuesti¨®n est¨¢ en saber qu¨¦ ciudadanos consideran que la seguridad y defensa de Espa?a, as¨ª como su papel en el mundo, pasan o no por la OTAN. O, dicho con mayor crudeza, se trata de saber qu¨¦ ciudadanos est¨¢n de acuerdo con que se sit¨²e un cohete nuclear a cien kil¨®metros de Madrid, a sabiendas que un SS-20 sovi¨¦tico puede instalarse a la misma distancia de Mosc¨², pero apuntando a Espa?a. Esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de hablar de la seguridad y bienestar ciudadanos, que es el fondo de la cuesti¨®n. Porque yo no estoy en contra de la OTAN; yo lo que estoy es en contra de que Espa?a se integre en la OTAN, lo que es sustancialmente distinto. Podr¨ªa estar en contra de la OTAN de la misma manera que en contra del Pacto de Varsovia, porque lo que querr¨ªa es la desaparici¨®n de los bloques militares. Es decir, no a la entrada de Espa?a en la OTAN y no a la dial¨¦ctica simplista de OTAN s¨ª u OTAN no. Por ello, quiero decir que no pensamos participar en los llamados comit¨¦s anti-OTAN financiados por extra?as organizaciones, sino que haremos nuestra campa?a explicativa a la opini¨®n p¨²blica.
Pero me temo que este debate no se va a plantear seriamente en defensa de los intereses reales y de seguridad de los ciudadanos espa?oles. Y adem¨¢s creo que aqu¨ª en esta discusi¨®n de alcance supranacional, aunque su ¨¢mbito de decisi¨®n sea nacional, van a incidir numerosos intereses pol¨ªticos y econ¨®micos internacionales con la intenci¨®n de influenciar la decisi¨®n de los espa?oles, y todo ello mientras sufrimos, en estos momentos, una crisis econ¨®mica y social fuerte y realizamos una transformaci¨®n del Estado autoritario y centralista en democr¨¢tico y de las autonom¨ªas.
En este tema, si el Gobierno insiste en sus prisas irracionales, debe abrirse un amplio debate ante la opini¨®n p¨²blica hecho en el Parlamento, como el que tuvimos sobre temas de pol¨ªtica interna. A m¨ª me parece que anunciar el programa OTAN del Gobierno en una entrevista, d¨ªas despu¨¦s de este debate, en el que UCD se neg¨® a hablar de pol¨ªtica exterior, es una muestra de desprecio para la! instituciones democr¨¢ticas espa?olas. El tema debe culminarse con una consulta popular.
Tambi¨¦n hay que subrayar que, en esta discusi¨®n, han de surgir muchas cuestiones pol¨ªticas y t¨¦cnicas de suma importancia, como el hecho de que los mayores riesgos que Espa?a puede sufrir en su defensa vienen del flanco sur que no est¨¢, en absoluto, cubierto por la OTAN. Otra idea interesante a retener, cuando se habla de la OTAN identific¨¢ndola con Occidente y la democracia, es que el Portugal dominado por la dictadura de Salazar estaba en la OTAN, como lo estaban los coroneles griegos que derrocaron a la monarqu¨ªa del rey Constantino.
P. El Gobierno y muchos observadores no entienden f¨¢cilmente c¨®mo puede apoyar el PSOE la presencia de bases americanas en Espa?a y oponerse al ingreso en la OTAN.
R. Bueno, esta es, en mi opini¨®n, otra de las grandes torpezas o manipulaciones del Gobierno. Nunca debi¨® ligar el tema de las relaciones bilaterales con Estados Unidos a la cuesti¨®n de la OTAN. Aqu¨ª hay muchas cosas por aclarar. A nosotros nos acusan de querer mantener la relaci¨®n bilateral con Washington, dentro del estado actual que defendemos en pol¨ªtica
exterior, y se nos dice que es mucho m¨¢s ventajosa la relaci¨®n multilateral atl¨¢ntica. De momento parece claro, por parte del Gobierno, que desean mantener las dos relaciones, la multilateral y la bilateral, y si no, que lo aclaren. Ello no da opci¨®n a una relaci¨®n multilateral a cambio de la bilateral, sino que obliga a las dos.
Adem¨¢s, en la relaci¨®n bilateral hubo una interesante evoluci¨®n en los ¨²ltimos a?os, que incluy¨® la retirada del armamento nuclear de nuestro territorio, lo que puede ser ya una base de mejora del contenido de los futuros acuerdos. Y me pregunto: ?Es que la desnuclearizaci¨®n de Espa?a va a ser aceptada por el resto de los pa¨ªses aliados de la OTAN si Espa?a est¨¢ dentro? Esto, tambi¨¦n, hay que aclararlo ante la opini¨®n p¨²blica, porque no hace muchos meses que el presidente Su¨¢rez se felicitaba en Bruselas de la decisi¨®n de los pa¨ªses atl¨¢nticos de instalar cohetes Pershing en su territorio. Ello refleja una clara intenci¨®n del se?or Su¨¢rez, si es que es coherente con sus propias declaraciones.
Para nosotros, lo importante es que Espa?a sea lo m¨¢s independiente y neutral posible, y que cada vez lo sea m¨¢s. El acuerdo con Estados Unidos se ha mejorado un poco en los ¨²ltimos a?os, y se puede mejorar mucho m¨¢s a¨²n en las negociaciones venideras en favor de nuestro pa¨ªs.
Ahora bien, si este acuerdo se liga, como ha hecho el Gobierno, a la cuesti¨®n OTAN, se fomenta una conciencia popular en la que la primera deducci¨®n que se obtiene es que ambos temas est¨¢n ligados y que deben caminar juntos. Y ello puede desencadenar una din¨¢mica que cuestione el tratado bilateral y, naturalmente, si ello ocurre, no ser¨¢n los socialistas los que van a defender bases extranjeras en Espa?a. Eso est¨¢ claro. Nuestra posici¨®n es la del mantenimiento del estado actual, repito, y no la de abrir ahora una pol¨¦mica de este alcance que pueda tener un amplio eco popular y suscitar tensiones imprevistas, porque, como lo hemos dicho muchas veces y estamos dispuestos a repetirlo, en este pa¨ªs existe la conciencia de que Norteam¨¦rica hizo posible la supervivencia del franquismo durante treinta a?os. Dicho en otros t¨¦rminos: que el Gobierno no complique m¨¢s las cosas con sus torpezas, y si no quiere renunciar a su proyecto en relaci¨®n con la OTAN, al menos espere a que la confrontaci¨®n de posturas se produzca en una democracia m¨¢s consolidada.
P. Hemos hablado de la debilidad del flanco sur. Aqu¨ª est¨¢ el problema del Sahara y el de las relaciones de Espa?a con los pa¨ªses del Magreb. ?Cu¨¢l es su posici¨®n sobre este tema?
R. Nuestra posici¨®n es conocida en favor de la autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui. En este conflicto yo creo que es Importante que Espa?a mantenga unas relaciones de buena vecindad con Marruecos y con Argelia, sin que ello signifique que tengamos que volver la espalda a una responsabilidad hist¨®rica como la del Sahara. Y con todo ello no propongo una vuelta imposible e innecesaria. ?C¨®mo se puede decir que no tenemos nada que ver con el Sahara? Claro que tenemos mucho que ver, y precisamente m¨¢s por ser este problema parte de nuestra historia. No olvidemos que Espa?a s¨®lo ha cedido la administraci¨®n, no la soberan¨ªa, del territorio sahariano. No se pueden dar bandazos, sobre todo, en pol¨ªtica exterior.
P. Pero la realidad en este problema es que todas las partes interesadas en el conflicto utilizan a Espa?a como objetivo de su chantaje. Ah¨ª est¨¢n los temas de pesca, transporte de naranjas marroqu¨ªes por Espa?a -ambos temas ligados en un documento confidencial que hemos podido ver- y el futuro de Ceuta y Melilla. ?Qu¨¦ podemos hacer ahora: retirarnos de las aguas pesqueras para evitar problemas?
R. Sobre la interrelaci¨®n de los problemas de la pesca y del transporte terrestre poco puedo decir. Parece incre¨ªble que los periodistas hayan tenido acceso a unos documentos del Gobierno que los parlamentarios hemos pedido y que no hemos podido conocer porque el Gobierno se niega a entregarlos. Estos son los llamados acuerdos interinos que han sustituido al acuerdo de pesca de febrero de 1978, que el Gobierno se empe?¨® en aprobar por el Parlamento espa?ol con nuestra oposici¨®n, y que luego no sirvieron para nada porque la Asamblea marroqu¨ª se neg¨® a ratificarlo.
No veo razones suficientes para retirarnos de la pesca. Entre otras cosas, porque Marruecos no fue encargado de administrar todo el Sahara. Ah¨ª est¨¢ la zona de Tiris el Garbia, que administraba y abandon¨® Mauritania. Y esto hay que tenerlo muy en cuenta en las negociaciones. No olvidemos que barcos rusos y japoneses pescan tambi¨¦n, y sin problemas, en estas aguas. ?Por qu¨¦? Hay que saber que en una negociaci¨®n internacional de este tipo deben incluirse muchos perfiles y dimensiones con habilidad y seriedad; pero, sobre todo, sin perder de vista ni esconder la responsabilidad de Espa?a en el tema del Sahara. Si esto no se hace as¨ª, lo m¨¢s que puede conseguirse es atrasar un problema que est¨¢ ah¨ª y que ha de surgir de nuevo.
En cuanto a Ceuta y Melilla, nosotros pensamos que hay que defender la pertenencia a Espa?a de Ceuta y Melilla con seriedad y de manera realista. No hay que olvidar que este tema no ha tenido hasta ahora ninguna proyecci¨®n seria en los foros internacionales, corno las Naciones Unidas, y que hay multitud de ejemplos internacionales como ¨¦ste.
P. Otras zonas de especial inter¨¦s para Espa?a y tambi¨¦n para el mundo ¨¢rabe lo son los conflictos de lr¨¢n y de Oriente Pr¨®ximo, a los que el propio Felipe Gonz¨¢lez ha prestado una especial atenci¨®n en los ¨²ltimos meses, al igual que lo hizo Su¨¢rez. Adem¨¢s, el PSOE ha utilizado, como parece que lo hace cada vez m¨¢s, el canal de la Internacional Socialista para aproximarse a estas latitudes. ?C¨®mo ve estos temas y c¨®mo se entiende vuestro comportamiento exterior en ellos?
R. Reitero que nosotros estamos a favor de que la pol¨ªtica exterior sea una acci¨®n de Estado con la mayor base posible de apoyo. Pero tambi¨¦n tenemos la obligaci¨®n y la responsabilidad de mantener nuestra presencia en el exterior en temas de inter¨¦s general y en temas propios del partido. M¨¢xime en estos momentos, en los que el Gobierno, con la cuesti¨®n OTAN, ha provocado una seria escisi¨®n en esta pol¨ªtica. Pensamos adem¨¢s que los partidos pol¨ªticos, como ocurre en muchos europeos de la Internacional Socialista que est¨¢n en los Gobiernos de sus respectivos pa¨ªses, deben adoptar posiciones m¨¢s progresivas, deben mantener una proyecci¨®n pol¨ªtica, que los Estados no pueden alcanzar por condicionamientos explicables, internos o externos. De esta manera se equilibra la acci¨®n del Estado.
Es verdad que nuestra presencia en la Internacional Socialista se ha intensificado ¨²ltimamente. Ello se debe a que nuestro peso espec¨ªfico ha crecido en el seno de la organizaci¨®n en los ¨²ltimos a?os y a que la Internacional se ha reanimado en los ¨²ltimos a?os, sobre todo desde que Willy Brandt asumi¨® la presidencia en 1976. Ha salido de su eurocentrismo y se ha proyectado sobre otras zonas del mundo, como los pa¨ªses ¨¢rabes y Latinoam¨¦rica, donde los espa?oles tenemos mucho que decir.
En cuanto al tema del Oriente Pr¨®ximo, tengo que decir, en primer lugar que nosotros defendemos y sostenemos la causa del pueblo palestino, su autodeterminaci¨®n y su derecho a un Estado propio. Aqu¨ª surge, desde luego, el tema del reconocimiento de Israel, que fue aceptado en condiciones hist¨®ricas diferentes a las de ahora por la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales y orientales. Ahora, al problema Inicial se le ha a?adido el de los territorios ocupados en las dos ¨²ltimas guerras. Ello dificulta una salida inmediata en este tema para la democracia espa?ola y por ello aqu¨ª vuelve a jugar un papel importante la cuesti¨®n de la situaci¨®n actual y la m¨¢xima unidad posible de nuestra acci¨®n exterior. Es decir, en este tema coincidimos con la pol¨ªtica del Gobierno para reforzar las posiciones del pueblo palestino. No obstante, queremos insistir en que, a pesar de esta situaci¨®n particular y coyuntural, nuestro partido est¨¢ a favor de que Espa?a mantenga relaciones diplom¨¢ticas con todos los Estados, en cuanto esto sea posible.
En el tema de Ir¨¢n, lo importante en este momento es entender el proceso revolucionario iran¨ª, y en ello los pa¨ªses occidentales deben hacer un gran esfuerzo y, en especial, los europeos. Nosotros estamos a favor de la liberaci¨®n de los rehenes americanos, pero hay que enjuiciar en primer lugar lo que hizo el sha en ese pa¨ªs durante su dictadura, apoyada por Estados Unidos. Nosotros hemos entrado en este tema, entre otras cosas, porque por canales muy distintos hemos tenido informaci¨®n importante a trav¨¦s de nuestros amigos paname?os y en el marco de la Internacional, donde Kreisky, Palme y yo coincidimos en la idea de tomar la iniciativa de contactar con el Gobierno iran¨ª.
En ambas cuestiones, Espa?a puede desempe?ar un papel como lo reconoci¨® el propio Carter en su discurso y como me lo dijo tambi¨¦n en privado. No se trata exactamente de un papel de mediador, pero s¨ª de una acci¨®n con gestiones espec¨ªficas.
P. Am¨¦rica Latina es otro de los puntos claves de nuestra acci¨®n exterior. ?C¨®mo ve esta perspectiva? ?Qu¨¦ puede decir de Nicaragua y del Cono Sur americano, polos opuestos de revoluci¨®n y dictadura?
R. La pol¨ªtica exterior de Espa?a en esta parte del mundo est¨¢ a¨²n por desarrollar, merece mayor atenci¨®n y debe contemplarse .desde ¨¢ngulos bilaterales y globales. Por ejemplo, en el plano bilateral, Espa?a deber¨ªa profundizar sus relaciones con M¨¦xico y Venezuela, por citar dos casos de gran importancia cuantitativa y cualitativa. En el caso de Centroam¨¦rica, y m¨¢s concretamente de Nicaragua, lo que urge es una solidaridad sin condiciones. Esto tambi¨¦n fue tema de conversaci¨®n con Carter, y tambi¨¦n le dijimos al Gobierno espa?ol que, en mi opini¨®n, no ha hecho todo lo que pod¨ªa para ayudar a este pa¨ªs. Creo que la revoluci¨®n nicarag¨¹ense ha sido un proceso ejemplar, entre otras cosas, porque no hubo derramamientos de sangre revanchistas, pero con riesgos evidentes a todo proceso revolucionario al que se intenta aislar.
En el Cono Sur la situaci¨®n es bien distinta. All¨ª imperan unas dictaduras con una cierta solidaridad ambiental, pero muy distintas en cada caso. En Chile existe una tradici¨®n democr¨¢tica subyugada por la dictadura, mientras que en Argentina no existe la misma tradici¨®n, y s¨ª un proceso de eliminaci¨®n f¨ªsica y pol¨ªtica sistem¨¢tico, a pesar de los movimientos de masas sindicales con tradici¨®n en este pa¨ªs. Espa?a debe intentar favorecer una salida democr¨¢tica a estos reg¨ªmenes, sin llegar a forzar la ruptura de relaciones diplom¨¢ticas. Hay que evitar, eso s¨ª, la venta de armas que puedan ser utilizadas para la represi¨®n por los dictadores.
P. Oriente Pr¨®ximo y Am¨¦rica Latina son dos zonas donde los pa¨ªses no alineados tienen una gran influencia. ?Cu¨¢l es la posici¨®n del PSOE sobre la eventual participaci¨®n de Espa?a en este foro?
R. Creo que Espa?a debe participar en la organizaci¨®n de los no alineados como observador permanente. No podr¨ªa hacerlo como miembro de pleno derecho por impedimento jur¨ªdico de los estatutos de la organizaci¨®n, aunque en ella existan pa¨ªses mucho m¨¢s implicados que Espa?a en el alineamiento con las superpotencias.
Creo que nuestra presencia aqu¨ª nos beneficia y que somos el ¨²nico pa¨ªs de Europa que: podr¨ªa conseguir esta ventaja sin perder su perfil europeo y occidental. En todo caso, la incorporaci¨®n de Espa?a a los trabajos de los no alineados como observador permanente, lo que podr¨ªa permitirnos m¨¢s adelante proponer un cambio de los estatutos, si fuera necesario, est¨¢ en contra de la entrada en la OTAN.
P. Por ¨²ltimo, ?c¨®mo ve la unidad pol¨ªtica y administrativa de la pol¨ªtica exterior? ?Est¨¢ a favor de los embajadores pol¨ªtico,?
R. Espa?a ha perdido en los ¨²ltimos tres a?os una parte del plus de su cambio democr¨¢tico en la acci¨®n exterior. Ten¨ªamos un cr¨¦dito abierto en el mundo y una buena imagen, lo que era muy importante, y ello est¨¢ siendo despilfarrado por el Gobierno. Para colmo, declaraciones como las del ministro Oreja, de hace dos semanas, desgarrando los puntos centrales de coincidencia de Gobierno y oposici¨®n en la unidad de acci¨®n exterior s¨®lo habr¨¢n servido para provocar un retroceso en el corto y t¨ªmido camino andado.
Pero hay un problema fundamental de estructuras. Aqu¨ª hemos sufrido tambi¨¦n un retroceso, en lugar de avanzar. Se han fragmentado las competencias del Ministerio de Asuntos Exteriores y este departamento parece ahora de menor capacidad que el que exist¨ªa hace tres a?os. Se han llegado a fraccionar hasta problemas como el de Guinea Ecuatorial, que se ha entregado a otro departamento. Tampoco se ha tomado la iniciativa de modernizar con medios importantes el servicio exterior, como lo ha hecho Francia y lo hacen otros pa¨ªses. Ni se ha modernizado ni adaptado a las exigencias de la Espa?a democr¨¢tica de una diplomacia actual ni hay perspectivas de que ello pueda ocurrir.
Permanecen problemas incre¨ªbles, como los que afectan al personal contratado, sin seguridad social despu¨¦s de muchos a?os de servicios, etc¨¦tera. Es decir, hay que concebir el servicio exterior sobre bases nuevas de mayor eficacia, dotaci¨®n y responsabilidad.
En cuanto al embajador pol¨ªtico, en el sentido amplio, pienso que debe haberlos, que son necesarios y que en muchos pa¨ªses son imprescindibles porque nos dar¨ªan una imagen distinta, de mayor eficacia y comprensi¨®n, de la que est¨¢ muy necesitada Espa?a. En nuestro pa¨ªs hay personas muy preparadas, capaces de representar muy bien a Espa?a y de defender nuestros intereses, que, en muchos casos, requieren la presencia de expertos, aunque no sean diplom¨¢ticos.
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