Vigdis Finnbogadottir, una progresista de cincuenta a?os, elegida presidenta de Islandia
Vigdis Finnbogadottir, una mujer rubia de ojos azules, de 50 a?os, pol¨ªticamente progresista, se convirti¨® ayer en la presidenta de Islandia y en la primera dama en acceder, por elecci¨®n democr¨¢tica, a la jefatura de un Estado europeo. Despu¨¦s de una tensa expectativa que se prolong¨® durante toda la noche, el escrutinio arroj¨® una ajustada ventaja de 1.600 votos en su favor sobre el rival m¨¢s pr¨®ximo, Gudlaugur Thorvaldsson. El triunfo de Vigdis Firmbogadottir puede interpretarse como una victoria de la izquierda.
Si bien la candidata femenina no hab¨ªa sido postulada por ning¨²n partido pol¨ªtico en particular, su condici¨®n de mujer divorciada, que vive sola, con pronunciamientos contrarios al establecimiento de bases extranjeras en su pa¨ªs, con destacada actuaci¨®n en el campo de la cultura, no eran antecedentes favorables para una aceptaci¨®n de los conservadores. Sin embargo, todo indica que no solamente los estudiantes, pescadores y agricultores votaron por ella, sino que tambi¨¦n otros sectores menos radicalizados le dieron su apoyo.
Por la igualdad de sexos
En su primera presentaci¨®n ante la prensa y la televisi¨®n, cuando ya su victoria era incuestionable, Finnbogadottir agradeci¨® con indisimulada alegr¨ªa el apoyo de la ciudadan¨ªa y dijo que su triunfo "tiene una gran significaci¨®n en la lucha por la igualdad de los sexos, no solamente en Islandia, sino en los dem¨¢s pa¨ªses". Si bien no es una militante de movimientos feministas espec¨ªficos, su vida y sus convicciones son las de una mujer independiente, libre de prejuicios y con una mentalidad progresista.Con una cultura muy amplia, la nueva presidenta es, adem¨¢s de directora del teatro de Reikiavik, profesora de franc¨¦s y domina los idiomas ingl¨¦s, alem¨¢n y sueco. Durante los a?os sesenta estudi¨® en la Universidad de Upsala, en Suecia.
Renovaci¨®n sin cambios
No cabe esperar cambios espectaculares en la pol¨ªtica interna y externa de Islandia, dado el papel un tanto marginal del poder del cargo presidencial. Pero tampoco debe desestimarse la posibilidad de que su influencia se haga sentir con m¨¢s peso qu¨¦ sus antecesores en las orientaciones generales del pa¨ªs. El pronunciamiento de los votantes, ins¨®lito para la tradici¨®n de Islandia, es ya un indicio de inquietudes renovadoras. El porcentaje de votantes fue excepcionalmente alto, un 90%.Thorvaldsson, el principal rival, declar¨® que se hab¨ªa librado una honrosa batalla electoral y exhort¨® a todo el pueblo a apoya a la nueva presidenta y a facilitar su trabajo en el cargo.
Vigdis Finribogadottir asu mir¨¢ oficialmente el cargo el pr¨®ximo 1 de agosto; pero antes deber¨¢ mudarse de su casa en el pueblo de Bessasyadir a la residencia presidencial de Reikiavik. All¨ª cumplir¨¢ su promesa de hacer una gran fiesta con los estudiantes. Y tras esa pausa amable deber¨¢ encarar actividades m¨¢s trascendentes, como la de designar el l¨ªder pol¨ªtico encargado de formar nuevo Gobierno en un momento especialmente dif¨ªcil de la vida del pa¨ªs.
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