Duras cr¨ªticas de Reagan a la pol¨ªtica econ¨®mica y exterior de Jimmy Carter
Con una foto de ?familia?, entre Ronald Reagan, Gerald Ford y George Bush, s¨ªmbolo de la actual unidad del Partido Republicano, concluy¨® la convenci¨®n republicana en el centro Joe Louis Arena, en Detroit. El candidato presidencial republicano, Reagan, ley¨® un discurso de clausura centrado en las naturales y esperadas criticas a su adversario, el presidente Jimmy Carter, e insistiendo en el programa econ¨®mico republicano. La pol¨ªtica exterior ocup¨® parte de la alocuci¨®n de Reagan, que termin¨® con un peque?o lapsus emocional para el candidato de 69 a?os de edad, demostrando que la estrategia b¨¢sica de la campa?a electoral republicana ser¨¢ la crisis econ¨®mica.
El ataque frontal de Reagan a la Administraci¨®n Carter fue el recordatorio de todo lo expuesto a lo largo de cuatro d¨ªas de convenci¨®n de lunes a jueves. ?Trabajo?, ?trabajo?, fue una de las palabras m¨¢s repetidas en un discurso donde Reagan invoc¨® el pasado hist¨®rico de Estados Unidos, citando las figuras de Lincoln y Roosevelt (este ¨²ltimo del Partido Dem¨®crata), que supieron dar confianza y restauraron las bases de una prosperidad econ¨®mica, hoy deteriorada por ?los m¨²ltiples errores? de Carter, y que, l¨®gicamente, los republicanos prometen reavivar.Reducci¨®n de impuestos (el 30%) en un programa escalonado de tres a?os; facilidades para inversi¨®n, creaci¨®n de los prometidos puestos de trabajo y disminuci¨®n de la inflaci¨®n fueron temas que figuraron en la letan¨ªa de Reagan, con un discurso destinado m¨¢s a los millones de norteamericanos en paro (unos ocho millones) que te¨®ricamente, segu¨ªan la convenci¨®n en directo por las transmisiones de las tres grandes cadenas de televisi¨®n, que a un p¨²blico presente en la convenci¨®n republicana, con pocas caras de gente de color y escasa impresi¨®n de que hubiera muchas personas en situaci¨®n de paro, a juzgar por la elegante indumentaria de muchas de ellas.
A por los votos dem¨®cratas
La estrategia electoral Reagan-Bush ir¨¢ centrada a captar las capas sociales de la clase media y baja, los ?blue collar? (obreros), que son las primeras v¨ªctimas de la recesi¨®n econ¨®mica que afecta en estos momentos a Estados Unidos. Para ello, los republicanos montaron h¨¢bilmente una convenci¨®n en el ?coraz¨®n? mismo de la crisis econ¨®mica: Detroit, centro mundial de los grandes del autom¨®vil, hoy afectado por la ca¨ªda de ventas y la baja producci¨®n, cierre de f¨¢bricas y solicitud de a,vales bancarios.Detroit, con sus contrastes de arquitectura futurista y sus barrios marcados por la pobreza, su alto ¨ªndice de poblaci¨®n negra y su importante nivel de desempleo, pod¨ªa parecer una ?provocaci¨®n? de los republicanos, s¨ªmbolo del ?establishment?. Los republicanos demostraron que est¨¢n dispuestos a plantear la batalla electoral en los feudos del Partido Dem¨®crata: los Estados industriales del Norte: Illinois y Michigan en especial, que posiblemente decidir¨¢n la elecci¨®n del pr¨®ximo 4 de noviembre.
La designaci¨®n por Reagan de George Bush como vicepresidente no escapa tampoco al deseo de captaci¨®n de electores en el Norte. ?California, el Medio Oeste agrario y buena parte del sureste votar¨¢n mayoritariamente republicano?, dicen los analistas del GOP (viejo gran partido, como denominan familiarmente al Partido Republicano).
Los sovi¨¦ticos, a noventa millas de las costas estadounidenses, con su implantaci¨®n en la isla de Cuba; la ocupaci¨®n militar en Afganist¨¢n, con vistas a ?nuestros intereses vitales? en el Oriente Pr¨®ximo; la extraordinaria superioridad militar sovi¨¦tica, despu¨¦s de las vacilaciones de Carter en el sector defensivo; la p¨¦rdida de confianza de los pa¨ªses aliados europeos en Estados Unidos, ?a falta de un liderazgo?, y la situaci¨®n ?incre¨ªble? de cincuenta ciudadanos norteamericanos, detenidos desde hace ocho meses por un r¨¦gimen dictatorial, ?que nos cubre de rid¨ªculo ante el mundo?, fueron los principales puntos de pol¨ªtica exterior aludidos por Reagan. Temas que interesan y conmueven al norteamericano medio, pero, sin duda, mucho menos que el aumento del precio de la gasolina, el ?precio? del sacrosanto cr¨¦dito bancario y el sombr¨ªo aspecto de quedarse sin trabajo.
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