En oto?o, ?alianzas pol¨ªticas?
Surgen opiniones diversas ante el comportamiento del partido socialista tras el debate sobre la moci¨®n de censura. Medios de comunicaci¨®n se interrogan sobre una aparente pasividad, contrast¨¢ndola con la agitaci¨®n del partido del Gobierno. Y, una vez m¨¢s, la Televisi¨®n da la raz¨®n a quienes venimos reiterando su carencia de imparcialidad, su instrumentaci¨®n al servicio del poder, su maliciosa descompensaci¨®n al informar. Cualquier gesto de personaje ucedeo de turno es difundido como fen¨®meno en feria, las promesas de los ministros realzadas como si fueran las profec¨ªas de san Malaqu¨ªas en trance de cumplimiento.El cerco informativo a la ?Casa de la Pradera? -trasplantada a Manzanares-, donde se reunieron los llamados barones, era m¨¢s cerrado del que pondr¨ªan millones de ni?os si repentinamente se agotaran los sensibleros telefilmes americanos de la sobremesa dominical. Parec¨ªa como si el destino del pa¨ªs dependiera de los acuerdos o desacuerdos a que pudieran llegar los all¨ª congregados. A niveles de artesan¨ªa, los observadores se fijaban en los rostros de los ?fontaneros? y en sus desplazamientos, lo que llev¨® al honrado gremio a publicar una nota protestando que bajo esa denominaci¨®n exist¨ªa un oficio serio y no frivolidades cortesanas.
Postura responsable
Cuando la ausencia de una pol¨ªtica responsable se intenta tapar con vers¨¢tiles movimientos pendulares parece pretenderse desviar la atenci¨®n p¨²blica de los graves problemas que aquejan al pa¨ªs. Y aunque las contradicciones ucedeas no sean un montaje de serpiente de verano -pues en ese ensamblaje existen cuadros m¨¢s preocupados de la suerte colectiva que del inter¨¦s personal-, puede que algunos manipuladores traten de centrar la atenci¨®n como si aquella imagen fuera cierta, para que no se hable de otra cosa.
De ah¨ª que algunos amigos, confundiendo a veces la presencia de un partido en la vida de la naci¨®n con los cent¨ªmetros de letra impresa o de palabra le¨ªda que se le consagra, se preocupan porque los espacios ocupados por UCD sean superiores a los del PSOE durante las ¨²ltimas semanas. De aqu¨ª a hablar de pasividad media un corto paso que en seguida se da.
Qu¨¦ hace Vuestro partido?, nos preguntan. ?Es que despu¨¦s del debate os dedic¨¢is a sestear? ?Es que pens¨¢is en una nueva moci¨®n de censura para el oto?o? Y poco falta para que alguno, al calificar al partido socialista, recurra al t¨®pico de la esfinge.
Mas el partido socialista no tiene vocaci¨®n de fantasioso divagador de noticias, sino de sereno protagonismo pol¨ªtico. Su misi¨®n estriba en urgir remedios y administrarlos con inteligencia. Para ello se precisaba que la ciudadan¨ªa profundizara en sus vivencias, a fin de que ¨¦stas se estructuraran como problemas. Fue ¨¦l quien impuso el gran debate y el que motiv¨® para que fuera seguido.
Con rigor, sus opciones se apreciaron por los espa?oles en el momento id¨®neo. ?Hay que trivializarlas diariamente a trav¨¦s de un anecdotario f¨¢cil? Si, por el contrario, las gentes de UCD se agitan es por percatarse de que el aislamiento de la Moncloa no encubre facultades, sino desnudeces. Y si tambi¨¦n hace tres meses se remodel¨® el Gobierno, y ahora se habla de abordar el nuevo per¨ªodo con acuerdos de legislatura, e incluso -como algunos dirigentes de UCD- con coaliciones que incluyan ministros de otros grupos, se impone la reflexi¨®n de que los recientes cambios fueron inadecuados, lo que evidencia ligereza, y que la andadura posveraniega pudiera recaer en desastre si no se modifican los h¨¢bitos que han elevado la chapuza a comportamiento de Gobierno.
Los estrategas de UCD, que imaginan haber dado con la piedra filosofal para conseguir menguados votos a trav¨¦s de las alianzas con los ministros nacionalistas, dan muestra de est¨¦ril formalismo pol¨ªtico, pues lo que abstractamente es v¨¢lido en situaci¨®n de normalidad econ¨®mica, social y de cuajada estructuraci¨®n del Estado no lo es cuando la crisis requiere compromisos s¨®lidos capaces de consolidar amplias adhesiones ciudadanas.
Cuando el desempleo alcanza cotas agobiantes y la inquietud de los trabajadores se tensa en imprescriptibles requerimientos, ?se podr¨¢ marginar a los sectores renovadores mediante acuerdos de los grupos conservadores? ?Podr¨ªa resistir el tejido social inadecuados comportamientos para mantener privilegios incambiados?
Cuando el proceso auton¨®mico se conduce irreflexiblemente con crispaciones producto de desajustes entre desconfianzas tradicionales en el centro y actitudes insolidarlas en la periferia ?se puede estar seguro de que convenios con grupos centr¨ªfugos har¨¢n progresar la articulaci¨®n del Estado? ?No pasar¨¢ lo contrario? Persistir en mantener a cualquier precio posiciones de poder ?no contradir¨¢ la referida articulaci¨®n? Solamente desde su fortalecimiento, y no desde el deterioro de su autoridad, se puede llegar a necesarios compromisos con las fuerzas nacionalistas.
La postura del PNV
Cuando el se?or Garaikoetxea, presidente del Gobierno vasco, ante posibles proposiciones de que ha podido ser objeto, manifiesta que prefiere a un compromiso con el PSOE el acuerdo con UCD, suscita un problema que deval¨²a al partido del Gobierno. Si el PNV, que frente al terrorismo ha mantenido la postura ambigua de quien sigue confiando en el retorno al redil de sus hijos extraviados, mientras se aprovecha su violencia, privilegia a los ucedeos en relaci¨®n la los socialistas, est¨¢, a sensu contrario, explicando d¨®nde radican debilidades y en qu¨¦ lugar se emplazan fortalezas.
El mes en que entramos es propicio a la morosidad y, por tanto, favorece la reflexi¨®n. Hemos de meditar, emocionada y racionalmente, en la Espa?a plural, libre y justa que queremos. No corren tiempos de sosiego, sino de preocupaci¨®n. No atravesemos la frontera de la zozobra. Cuando se busca marginar a las corrientes m¨¢s vivas y esperanzadoras de la naci¨®n se est¨¢ poniendo en entredicho a la naci¨®n misma. Mas ¨¦sta ha sobrevivido a las crepusculares querencias de algunos dignatarios. Y esto, afortunadamente, suceder¨¢ de nuevo.
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