El Centro de Producci¨®n y Estudios de Cer¨¢mica de Sargadelos vive el mejor momento de su historia
Sesenta especialistas de varios pa¨ªses estudian su tecnolog¨ªa y aplicaciones
Desde el pasado lunes se est¨¢ celebrando en el Centro de Estudios Cer¨¢micos de Sargadelos (Lugo) la IX Experiencia de Tecnolog¨ªa y Escuela Libre, que reunir¨¢ a unos sesenta especialistas en cer¨¢mica de diversos pa¨ªses. Estas jornadas, con seminarios te¨®ricos y tecnolog¨ªa aplicada a la pr¨¢ctica incluidos, son una prueba m¨¢s del buen momento por el que atraviesa esta industria, cuyas instalaciones han sido declaradas conjunto hist¨®rico-art¨ªstico. Seg¨²n algunos observadores, la cer¨¢mica de Sargadelos vive ahora su etapa m¨¢s brillante.
En Sargadelos, escondido en el alto litoral lucense, en la hondura de un peque?o valle interior de Cervo, entre montes de mineral d¨¦ hierro y tierras de caol¨ªn, al fondo del que todav¨ªa pueden verse restos de hornos, talleres, herrer¨ªas y carboner¨ªas semiocultas por la vegetaci¨®n, de las factor¨ªas de cer¨¢mica que hicieron famoso el lugar en otros tiempos, se levanta hoy una de las industrias gallegas m¨¢s importantes y que, pese a sus casi dos siglos interrumpidos de vida, comenz¨® su ¨²ltima etapa hace s¨®lo diez a?os, con la inauguraci¨®n de la actual f¨¢brica de cer¨¢mica, gracias al empe?o de los artistas gallegos Luis Seoane, Isaac D¨ªaz Pardo y el arquitecto Albalat, que consiguieron recuperar una de las empresas m¨¢s populares y enraizadas en la cultura gallega.La cer¨¢mica de Sargadelos es, ante todo, un intento de revivir un pasado lleno de historia y un empe?o de b¨²squeda de nuevas formas que rompen con lo tradicional, pero siempre pr¨®xima al arte popular de Galicia. En sus piezas subyacen un gran n¨²mero de condiciones sociales e hist¨®ricas gallegas como una manifestaci¨®n cultural y una demostraci¨®n y expresi¨®n del car¨¢cter de un pueblo.
Los motivos que aparecen en sus obras m¨¢s destacadas van desde la exaltaci¨®n de los oficios y de las gentes populares que en el momento de concebirlas ten¨ªan a¨²n una realidad en el pa¨ªs. como O labrego, O home do culeiro, O afiador, A peixeira, O home da herba, A leitaira, A mui?eira, A lavandeira y O home do saco de patacas, hasta los amuletos contra los males (entre ellos, contra los piojosos de esp¨ªritu, contra los que quieren quedarse con el trabajo ajeno o contra los que desprecian la poes¨ªa y el arte), pasando por otras de utilidad dom¨¦stica e incluso el homenaje a ilustres desaparecidos, creaci¨®n de Luis Seoane.
Seminario de Estudios Cer¨¢micos
Los dise?adores de las piezas de Sargadelos -una de cuyas caracter¨ªsticas es su decoraci¨®n bajo cubierta, esmaltada por la acci¨®n del fuego-, tratan siempre, por una parte, sobre la cultura del pa¨ªs gallego, y, por otra, de las nuevas corrientes art¨ªsticas. Su estrecha relaci¨®n con el Seminario de Estudios Cer¨¢micos, creado en 1972, le permite investigar sobre nuevos conocimientos, tanto a nivel tecnol¨®gico como comunicativo, concret¨¢ndose su labor a distintas actividades de proyecci¨®n industrial, investigaci¨®n de materiales y tecnolog¨ªa, y estudio de los sistemas de comunicaci¨®n que inciden en el dise?o de las formas de los objetos, investigaci¨®n libre de formas, asi como el apoyo a todo intento de manifestaci¨®n y estudio de la cultura gallega.El propio seminario cuenta con un servicio de publicaciones que son las ¨²nicas de este tipo que se hacen en Galicia y en las que se recogen un buen n¨²mero de estudios sobre la tecnolog¨ªa, al igual que todo lo relacionado con la cer¨¢mica y su elaboraci¨®n.
Este mismo a?o, diez despu¨¦s de haber iniciado su quinta etapa, la f¨¢brica de Sargadelos contar¨¢ con una nueva planta, exigida por las necesidades del mercado. Y para el pr¨®ximo est¨¢ previsto que comience la producci¨®n del primer cristal, en el que se lleva investigando hace casi un lustro.
Lejos queda aquel 2 de mayo de 1788, en que Antonio Raymundo Ib¨¢?ez Gast¨®n y Vald¨¦s, quien luego recibir¨ªa el t¨ªtulo de marqu¨¦s de Sargadelos, dirig¨ªa una instancia al Rey pidiendo permiso para ?plantificar una f¨¢brica de hierro con los martinetes necesarios y otra de ollas, a imitaci¨®n de las que vienen de Burdeos, en los dos r¨ªos que nacen en los montes de Rua, provincia de Mondo?edo?. Tres a?os despu¨¦s se levantaba en Sargadelos el primer complejo siderometal¨²rgico gallego, que lleg¨® a poseer los primeros altos hornos de Espa?a. En 1804 se crea la primera f¨¢brica de loza, en la que comenzaron a producirse toda una serie de figurillas y juguetes, placas, im¨¢genes, bustos, floreros e, incluso, las primeras vajillas, para lo que se contaba con tres grandes hornos, dos peque?os y un taller con veinticinco tornos para hacer una producci¨®n de casi 20.000 piezas anuales. Aqu¨ª se inicia el reconocimiento a la labor de Ib¨¢?ez, al que se le concede la Gran Cruz de Carlos III y hasta se le ofrece la cartera de Marina y Ultramar, que no llega a aceptar, aunque admite el gobierno de la f¨¢brica de armas de Orbaiceta, que deja en manos de su yerno.
Los lugare?os vieron siempre con antipat¨ªa a Raymundo Ib¨¢?ez -quien tuvo que luchar contra los intereses del clero y la aristocracia-, por creerlo afrancesado. En febrero de 1809 fue asesinado y arrastrado por las calles de Ribadeo, donde formaba parte de las Juntas de Defensa, en un oscuro episodio, todav¨ªa no suficientemente claro. Su esposa e hijos fueron encarcelados en Figueras. La primera falleci¨® dos d¨ªas despu¨¦s, y una de sus hijas se volvi¨® loca. Los m¨¦ritos del complejo cer¨¢mico quedaron olvidados, desapareciendo sus instalaciones, poco menos que saqueadas, y la producci¨®n, que hab¨ªa estado en manos de Jos¨¦ A. Correa de Saa. Se cerr¨® as¨ª la primera etapa, dando paso a un par¨¦ntesis que llegar¨¢ hasta 1835, a?o en el que surgi¨® de nuevo la actividad y se inici¨® la segunda.
Sucesivas etapas
El franc¨¦s Richard era entonces el director de la f¨¢brica, que pertenece al sevillano Jos¨¦ Ib¨¢?ez. Tras el fracaso de la porcelana, en la primera ¨¦poca, se sigui¨® produciendo loza fina en blanco, fileteada o con pintura a mano. Fue una etapa menos exitosa, en la que tambi¨¦n se prest¨® atenci¨®n a la fabricaci¨®n de candelabros y l¨¢mparas con ensayos de estampado y policrom¨ªa. Esta segunda fase finaliz¨® en 1842, comenzando tres a?os despu¨¦s la tercera, cuando la empresa hab¨ªa pasado a manos de Luis de Riva y dirig¨ªa la f¨¢brica el ingl¨¦s Edwin Forester, autor de los estampados m¨¢s famosos.Por estas fechas, Sargadelos daba empleo a mil familias y ocupaci¨®n a m¨¢s de doscientos carros y trescientas parejas de bueyes, que se encargaban de transportar mineral hasta la f¨¢brica y piezas hasta los veintid¨®s buques de cabotaje de San Cipri¨¢n. Las instalaciones contaban con un horno de bizcocho, dos de secado, uno de cocci¨®n, molinos, prensas de alimentaci¨®n subterr¨¢nea de gases, balsas para secar tierra y almacenes y talleres de los que sal¨ªan todo tipo de piezas, incluidas las pilas de agua.
En esta ocasi¨®n el cierre vino provocado por el pleito que entabl¨® la familia de Raymundo Ib¨¢?ez, que, viendo la buena marcha de la empresa, intent¨® hacerse con su control. No pudo hacerlo hasta 1870, cuando Carlos Ib¨¢?ez, nieto del fundador y experto en minas, la abri¨® de nuevo, realizando ¨¦l mismo las labores de direcci¨®n. Una de las caracter¨ªsticas de esta fase viene dada por el despido de los trabajadores extranjeros y la contrataci¨®n de artesanos locales, principio que se sigue manteniendo en la actualidad.
Pero, y aunque fue necesario que transcurrieran cien a?os, Sargadelos volvi¨® a renacer por la iniciativa de Isaac D¨ªaz Pardo, actual director, Luis Seoane y Albalat, autor del dise?o de la factor¨ªa. La idea surgi¨® en la emigraci¨®n argentina, en 1963, y dos a?os despu¨¦s se firm¨® un contrato con Cer¨¢micas do Castro para llevar a cabo lo que ser¨ªa denominada ?operaci¨®n Sargadelos?. En 1968 comenz¨® una fase experimental y, al principio de la d¨¦cada de los setenta, se inaugur¨® la actual f¨¢brica, que se levant¨® a pocos metros de donde estuvieron las antiguas factor¨ªas y cuyo recinto fue declarado, en 1972, conjunto hist¨®rico-art¨ªstico.
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