Italia: lucha entre televisiones privadas y la RAI / 1
Las televisiones privadas italianas han cuadruplicado en sus cuatro a?os de existencia el n¨²mero de audiencia y han triplicado sus ingresos por publicidad, seg¨²n los ¨²ltimos datos facilitados por la Federaci¨®n de Anunciantes de Televisi¨®n, difundidos por la agencia AFP. La televisi¨®n del Estado, la RAI, perdi¨® un mill¨®n de telespectadores por a?o: de los 42 millones de italianos que ve¨ªan la RAI en 1977, se pas¨® a 38,6 millones de telespectadores en la actualidad.Las televisiones privadas son legales desde 1976, y su n¨²mero exacto nadie se atreve a precisar aunque parece estar pr¨®ximo a las cuatrocientas emisoras. Italia es el pa¨ªs con mayor n¨²mero de emisoras por habitante y kil¨®metro cuadrado de todo el mundo, y las privadas ya han conquistado a uno de cada cinco italianos. Cerca de ocho millones de telespectadores son fieles a las emisoras privadas mientras que algo m¨¢s de tres millones siguen las emisiones de televisiones extranjeras: la televisi¨®n suiza, Montecarlo, Capodistria y la francesa Aritenne 2. La RAI, por otra parte, perdi¨® el 6% de la tarta de publicidad, porque las privadas le arrebataron 3.500 millones de pesetas.
La guerra del ¨¦ter y del video se ha desatado entre la televisi¨®n del Estado, en grave crisis, y las privadas, en fase de expansi¨®n y en un momento en que se proponen superar la ¨¦poca del strip-tease nocturno. La televisi¨®n y el video, se dice, son el negocio del futuro. La Prensa italiana ha incorporado a sus p¨¢ginas de televisi¨®n los programas de las privadas. As¨ª, en Corriere della Sera, al aldo de los programas de las tres cadenas estatales, se informa de Telealto Canal 56, que abre a las cinco ole la tarde y puede cerrar a las dos de la madrugada, con el espacio de reflexi¨®n titulado Buenas noches con play boy, despu¨¦s de un telediario y un largometraje, por lo general de g¨¦nero er¨®tico. La agencia AFP asegura que la RAI no permanecer¨¢ con los brazos cruzados ante e reclamo del desnudo, y este pr¨®ximo oto?o, en colores, la estatal emitir¨¢ un programa con actrices ?no desnudas?, pero tampoco completamente vestidas. La guerra, sin embargo, va mucho m¨¢s all¨¢ de los programas er¨®ticos.
La RAI, con m¨¢s de 13.000 trabajadores, tres canales (el tercero, apenas inaugurado, llega al 45% de la poblaci¨®n), 8.000 horas de programas de televisi¨®n al a?o 50.000 horas anuales de programas radiof¨®nicos) tendr¨¢ que afrontar en 1981 un balance negativo de cuentas: 20.000 millones de pesetas. El Gobierno paliar¨¢ el d¨¦ficit con el aumento de las tarifas del canon por tenencia y disfrute de la televisi¨®n, que entr¨®. en vigor este mismo mes: los receptores en blanco y negro pagar¨¢n 3.494 pesetas al a?o; los receptores en color, 6.415 pesetas (un incremento del 55% respecto al a?o anterior). Los directivos minimizaron la subida: el usuario de televisor en blanco y negro pagar¨¢ al d¨ªa ?menos de lo que cuesta la mitad de una taza de caf¨¦?. Se abordar¨¢ tambi¨¦n la salida de la crisis con espectaculares coproducciones: Eurovisi¨®n transmiti¨® (no as¨ª Televisi¨®n Espa?ola) el inicio del rodaje en Venecia de la serie Marco Polo, ocho horas de coproducci¨®n de la RAI, que contar¨¢ con la ayuda de la televisi¨®n de China y con el presupuesto m¨¢s elevado en toda la historia de la televisi¨®n europea: 875 millones de pesetas.
Paolo Grassi, socialista, ex presidente de la RAI, hab¨ªa dimitido por desesperaci¨®n: ?Aqu¨ª estamos condicionados hasta por el aire que respiramos. Si uno tiene intenci¨®n de trabajar con profesionalidad, no lo logra en nueve de cada diez casos. Aconsejo a mi sucesor que salude a los partidos cuando le elijan y que despu¨¦s les eche fuera, sobre todo a su partido, que es el m¨ªo, y no les abra m¨¢s las puertas?. El Consejo de Administraci¨®n de la RAI (seis democristianos, cuatro comunistas, dos socialistas, un republicano, un liberal y un socialdem¨®crata) eleg¨ªa presidente de la RAI, despu¨¦s de tres horas de dura discusi¨®n, a Sergio Zavoli, con los votos contrarios de comunistas. Quiz¨¢ como s¨ªmbolo de grave crisis econ¨®mica de la empresa estatal, Sergio Zavoli almorzaba el d¨ªa de su toma de posesi¨®n, el pasado 13 de julio, un plato ¨²nico: unas lonchas de jam¨®n. No sab¨ªa d¨®nde dirigir la mirada, y exclarn¨®: ?Soy un t¨ªpico habitante de la aldea de McLuhan?.
En estos momentos, la RAI tiene sin cubrir buena parte de sus altos cargos directivos. Las emisoras privadas, aprovechando el desgaste de la videocracia cristiana, han fichado a grandes estrellas de la RAI, e incluso algunos de sus mejores directivos.
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