La historia del puritanismo censor en Televisi¨®n Espa?ola /1
Durante a?os, la labor de los "asesores morales" cort¨® y elimin¨® centenares de pel¨ªculas
Casi todos los pa¨ªses han considerado necesaria la censura de cine y televisi¨®n, quiz¨¢ porque las obras que difunden estos medios, m¨¢s que la literatura o cualquier otro espect¨¢culo, llegan a una masa indiferencial de p¨²blico. En casi todos los pa¨ªses, excepto algunos, como la Rep¨²blica Federal de Alemania o Jap¨®n, donde la industria cinematogr¨¢fica reconoce su propio sistema de censura propia, los censores son agentes del Gobierno. En el nuestro, la censura actu¨® preferentemente contra el sexo y la pol¨ªtica, mientras que, por regla general, fue totalmente permisiva con todo tipo de violencia.
Los censores cinematogr¨¢ficos de Televisi¨®n Espa?ola fueron mucho m¨¢s severos que sus colegas que operaban para la Direcci¨®n General de Cinematograf¨ªa. La mayor¨ªa de las pel¨ªculas, norteamericanas, ya hab¨ªan sufrido en origen las severas correcciones del C¨®digo Hays; eran revisadas despu¨¦s en Espa?a, antes de su estreno en salas cinematogr¨¢ficas, y, por ¨²ltimo, depuradas en Prado del Rey, en las salas de visionado y sobre el papel de los guiones de doblaje. Incluso el cine espa?ol que se produc¨ªa entonces, m¨¢s f¨¦rreamente controlado por la Administraci¨®n, ten¨ªa graves problemas en Televisi¨®n Espa?ola, despu¨¦s de haber sido estrenado por toda Espa?a; de ah¨ª su permanente discriminaci¨®n de nuestros televisores.
Los censores, ilustres magistrados, militares, sacerdotes y religiosos, se organizaron en Televisi¨®n Espa?ola en las denominadas Comisiones Asesoras, organismo que decide lo que debe o no debe ser programado, y del que fue secretario Adolfo Su¨¢rez. Los censores se llamaban entonces asesores morales, asesores pol¨ªticos o asesores militares, si bien los censores religiosos se encargaban de todo, incluso de se?alar los defectos t¨¦cnicos de las cintas. Cobraban por ello unas 250 pesetas por hora de trabajo. Durante el tiempo en que el actual presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, fue primer jefe de programas y director de la primera cadena (1965-1969), y, despu¨¦s, director general de Radiodifusi¨®n y Televisi¨®n (1969-1973), apareci¨® una segunda estructura de censura, eufem¨ªsticamente denominada ?valoraci¨®n de contenidos?, que controlaba Francisco Ans¨®n Oliart, mucho antes de que su hermano Rafael Ans¨®n llegase a ser director general. A su lado estaba el magistrado del Tribunal de Orden P¨²blico Jos¨¦ Francisco Mat¨¦u; el jefe de los servicios de informaci¨®n del Movimiento, Mariano Palacios; el dominico Antonio S¨¢nchez V¨¢zquez, ayudados por Mariano del Pozo, autores, entre otros, de las fichas de censura.
La mente del censor
La lectura de estas fichas -casi todas coinciden con la ¨¦poca en que Adolfo Su¨¢rez ocup¨® los m¨¢ximos cargos en RTVE- esclarecen los criterios por los que se rigen los censores, los mismos que prestan sus servicios en la actualidad.
Un primer conjunto de fichas de los censores refleja la mentalidad de fondo del censor, sus obsesiones, la labor de un oficio clandestino, que dicta sentencia al modo inquisitorial, con audacia, dogmatismo y seguridad. El censor se pone en lugar de los jefes y les evita correr riesgos. Se pone en lugar del espectador porque es consciente de que su sacrificio personal, al exponerse a malos pensamientos, evitar¨¢, todos los d¨ªas, ocasiones de ?pecado colectivo?. Unas veces proh¨ªbe, otras rechaza o califica para mayores de dieciocho o de catorce a?os, seg¨²n su libre e incondicionada opini¨®n,
Una ficha de censura.
Reproducci¨®n del modelo de ficha utilizada por los ?asesores morales?, firmada en este caso por Antonio S¨¢nchez V¨¢zquez, censor que presta actualmente sus servicios para la subdirecci¨®n de programas de producci¨®n ajena. En la ficha, que se refiere al largometraje D¨ªas sin huella, se puede leer: ? 1) Beso en el momento de despedirse. 2) Cuando roba el bolso de una se?orita, eliminar los planos en que ¨¦sta y su acompa?ante se comportan con excesiva afectuosidad (dos o tres veces). Al menos, aligerarlo en esos planos. 3) Beso y di¨¢logo abrazados. Aligerar el beso. 4) Despu¨¦s de las ?buenas noches? del enfermero, ya de noche en la sala, uno de los enfermos sufre de delirium tremens. Dejar que se inicie y cortar r¨¢pidamente, y unir cuando una vez entrados los m¨¦dicos, se escapa con el abrigo del m¨¦dico?. Estos cortes se produc¨ªan en 1969, en el mismo a?o en que el hombre alcanzaba la Luna.
El largometraje Nacha Regules es prohibido por Antonio S¨¢nchez V¨¢zquez, con esta explicaci¨®n: ?Historia de un hombre, hijo natural, que lucha contra una aristocracia corrompida. Su vida transcurre en el af¨¢n de liberar a Nacha Regules de su vida de prostituci¨®n. Este es el tema, que, aunque limpio de imagen, resulta s¨®rdido, demag¨®gico y folletinesco. No lo creo apto para Televisi¨®n Espa?ola, aunque no puede calificarse de inmoral? (diciembre de 1967).
El censor considera que su trabajo consiste en aligerar escenas escabrosas, en ?hacer unos arreglos? similares a los de Mogambo, en que los amantes se convierten en hermanos y el amor en incesto. A veces hablan de tesis y sugieren adaptaciones grotescas. As¨ª, la excelente D¨ªas sin huella, de Billy Wilder, que podr¨ªa ser interpretada tambi¨¦n como un alegato contra el alcoholismo, quedar¨ªa as¨ª a su paso por el censor (febrero de 1966): ?Quitar beso en el momento de despedirse. Cuando roba el bolso de una se?orita, eliminar los planos en que ¨¦ste y su acompa?ante se comportan con excesiva afectuosidad (dos o tres veces); al menos, aligerarlo en esos planos. Beso y di¨¢logo abrazados. Despu¨¦s de las buenas noches del enfermero, ya de noche en la sala, uno de los enfermos sufre el delirium tremens. Dejar que se inicie y cortar r¨¢pidamente, para unir cuando, una vez entrados los m¨¦dicos, se escapa con el abrigo del m¨¦dico. Delirium tremens del protagonista: rat¨®n en la pared, murci¨¦lago que le ataca y come la sangre. Dejar s¨®lo que se inicie la secuencia, sin verse esto, que resulta muy asqueroso, y abrir cuando aparece el plano en que la portera escucha los gritos. Plano de despedida para suicidarse. Raz¨®n: es c¨ªnico, diciendo que le recomienda flores y chistes. El resto, dejarlo?. Lista para mayores de dieciocho a?os.
El censor aconseja que La cartuja de Parma, basada en la obra de Stendhal, se ?enmarque en su ¨¦poca rom¨¢ntica?, y a?ade: ?Es propia para audiencia reducida, y conviene pase a censura pol¨ªtica?. Previamente debe suprimirse el Subt¨ªtulo ?C¨®mo el amor puede ser pecado? (octubre de 1970).
A veces, todo se estropea por culpa de un final que no es del agrado del censor, como le sucedi¨® a La condesa descalza, de Mankievickz, interpretada por Ava Gardner, y que obtuvo el calificativo de prohibida (abril de 1970): ?Todo transcurre pasablemente bien, hasta la ¨²ltima parte, melodram¨¢tica y con un desenlace excesivamente escabroso, que no puede cortarse sin desgraciar la pel¨ªcula ni dejar que salga en antena, pues resultar¨ªa desagradable en el c¨ªrculo del hogar?. En el caso de Los primos, de Chabrol, ya no era cuesti¨®n del final: ?Toda la pel¨ªcula refleja el ambiente libre y amoral de un sector de la juventud, hundida en un hedonismo animal y casi desesperado ? (febrero de 1971).
Prevenci¨®n de los espectadores
Este otro juicio sobre La moral de la se?ora Pulska pone en evidencia otra de las virtudes del censor: ?Tema fuerte; cr¨ªtica de la hipocres¨ªa. Advierto levantar¨¢ polvareda?. En ocasiones se aconseja una justificaci¨®n de la casa cara al p¨²blico, como sucede con Retrato en negro, de Michael Gordon, interpretada por Lana Turner y Anthony Quinn: ?El argumento (un conyugicidio) cae dentro de las situaciones no presentables en la peque?a pantalla. S¨®lo puede atenuar una calificaci¨®n prohibitiva la situaci¨®n de angustia y remordimiento en que vive la pareja culpable y la tragedia con que culmina. Recomendar¨ªa, con todo, que el presentador de la pel¨ªcula sugiriera el sesgo moral del argumento, para prevenci¨®n de los espectadores?.
El censor no respeta siquiera la naturaleza propia del g¨¦nero: ?En todo caso, debe suprimirse la secuencia completa del ballet, en una taberna de Hong-Kong, de tipo apache?, dice del musical que interpretan Fred Astaire y Leslie Caron, en Pap¨¢ piernas largas, de Jean Negulesco (1955). Y tambi¨¦n de Maxime, del franc¨¦s Henri Ver nuil, interpretada por Charles Boyer: ?Plano de entrada de las vedettes en que se ve un primer plano de las piernas y un poco m¨¢s adelante el azote que dan a una de ellas; pueden aprovecharse estos cortes para aligerar lo m¨¢s llamativo? (marzo de 1970).
El censor, sin embargo, gusta de hacerse pasar por buen cin¨¦filo, se permite valoraciones cr¨ªticas sobre la calidad de una obra e incluso sabe que existe el cine de autor. As¨ª juzga Una lecci¨®n de amor, de Ingmar Bergman: ?La pel¨ªcula ofrece serios reparos para presentarla en televisi¨®n: escenas crudas (que podr¨ªan aligerarse) y la tem¨¢tica. Con todo, el tono de comedia y humor, y el final moral de un problema conyugal, junto con la calidad excepcional del filme, hacen posible su emisi¨®n para mayores? (marzo de 1968). Dos a?os m¨¢s tarde (enero de 1970) se encuentra con otro filme de Bergman, Noche de circo, y se comporta m¨¢s duramente: ? Secuencia de la playa: suprimir la salida del agua y. aligerar lo siguiente. En el cuarto del artista: suprimir todo el final, cortar en el pulso o cuando dice que le va a ense?ar a pintarse donde mejor convenga. Aligerar secuencia pelea y amago de suicidio?.
El italiano Antonioni le presenta, sin embargo, mayores problemas: ordena que se aligere en La noche ?el besuqueo?, y, no satisfecho, a?ade en letra roja una misiva para el jefe del departamento: ?La pel¨ªcula es dif¨ªcil de pasar y como parece va junto con las otras dos de la trilog¨ªa (La aventura y El eclipse), espero a su proyecci¨®n para formar juicio global de las tres?. Esto le suced¨ªa el 22 de enero de 1971. Al d¨ªa siguiente, todav¨ªa no lo ve claro y enjuicia as¨ª La aventura: ?Cortar desde que ella empieza a desnudarse, dejando plano general desde la calle en que se ve correrse la cortina, hasta la secuencia del coche. Suprimir plano de espaldas de la muchacha mientras se desviste. Cortar cuando pone la mano en el pecho de la mujer. Cortar toda la escena en la hierba hasta que pase el tren. Visionada en el original italiano, convendr¨ªa volverse a ver si se llegara a doblar?.
Contra el verismo y contra los ingleses
La cultura de nuestro censor no va muy all¨¢. Hay casos en que los patinazos son muy graves. La pel¨ªcula muda Avaricia, de Eric von Stroheim, considerada obra maestra del cine, le merece este juicio: ?Por lo que se entiende por la imagen, es un follet¨®n algo crudo en algunas escenas, pero que podr¨ªa pasar con la calificaci¨®n dada? (mayores de dieciocho a?os) (noviembre de 1969). La pel¨ªcula Comida sobre la hierba, de otro cl¨¢sico, Renoir, no tiene la misma suerte y es rechazada: ?Aunque el tema, presentado humor¨ªsticamente, puede encerrar una lecci¨®n moral (la superaci¨®n por la vida de los prejuicios cient¨ªficos), su naturaleza (concepci¨®n artificial humana) y el desenfado de ciertas escenas y di¨¢logos no la recomiendan para su exhibici¨®n en televisi¨®n?. M¨¢s sangrante, si cabe, es el caso del documental Moana, rodado en Polinesia por Flaherty, el indiscutido cineasta del g¨¦nero: ?A pesar de su car¨¢cter meramente cultural, es tal la persistencia en pantalla de mujeres con el busto desnudo, que no podr¨ªa cortarse tanto sin afectar notablemente a la duraci¨®n y curso de la pel¨ªcula. No se trata de escenas inmorales, sino inconvenientes para ser exhibidas en la peque?a pantalla? (enero de 1970).
Al largometraje franc¨¦s Les maitres fous le sucede lo mismo: ?Advertencia. Muy importante. No me atrevo a conceder autorizaci¨®n a este documental sin advertir que puede provocar protestas. Su imagen resulta asquerosa en los ritos de iniciaci¨®n en una secta religiosa-pagana. Puede herir los sentimientos de la raza negra. La acci¨®n, ver¨ªdica, se desarrolla en ?frica. No deja de ser una acusaci¨®n a la civilizaci¨®n europea que llevamos -en este caso Francia- al ?frica?. En este caso, por una vez, el jefe a?adi¨® detr¨¢s de la ficha: ?Enterado. Se emita? (junio de 1968). El verismo de las acciones reales segu¨ªa sorprendiendo al censor. El largometraje Jaguar pasar¨¢ como apto para todos, despu¨¦s de los siguientes cortes: ?En la tribu de los songa, que van desnudos, cortar cuando comienza ¨¦l baile; se ve a un hombre que muestra su miembro viril al bailar. Frase: "los polis roban m¨¢s que los trabajadores". Frase: "los ingleses enredan a los africanos", refiri¨¦ndose a que se llevan su oro?. El censor, sin embargo, corrigi¨® su decisi¨®n y tach¨® la ¨²ltima frase, d¨¢ndola por buena (septiembre de 1969), probablemente porque las relaciones con Gran Breta?a no eran nada esperanzadoras.
De hecho, fray Antonio no necesit¨® ver la pel¨ªcula, ley¨® el gui¨®n y calific¨® como prohibida las ingenuas aventuras de Errol Flynn, una especie de Robin Hood del mar en el largometraje El halc¨®n de los mares: ?Apolog¨ªa de los piratas ingleses en su lucha contra los galeones espa?oles, a los que siempre vencen, justificando sus pirater¨ªas con la tesis de que obran bien al despojar de su carga de oro a los espa?oles, porque estos lo han robado a los indios con guerras y enga?os. Aparece la reina de Inglaterra apoyando secretamente estas pirater¨ªas. Y el rey Felipe, como un ambicioso, que se presenta como paciente y comprensivo, mientras prepara su escuadra y as¨ª dominar a Inglaterra y con ella al mundo. No tiene arreglo posible. Es toda la pel¨ªcula? (junio de 1972).
Esa papeleta, otras veces, era mucho m¨¢s dificil de resolver, como en El manantial o Uno contra todos, de King Vidor, con Gary Cooper y Patricia Neal: ?Poco antes del final se suicida uno de los protagonistas. Forma parte del argumento. ?Qu¨¦ puede hacerse? La pel¨ªcula es conocida? (junio de 1969). Al censor le gusta tanto su oficio que no puede reprimir sus instintos. El padre Mariano ordena que al largometraje Hay que vivir la vida se le corten los siguientes planos: ?Fotograf¨ªa de piernas en el peri¨®dico. Besos cuando los ni?os est¨¢n delante. Beso aunque sea ligero (¨¦l es casado)?. Cruza una raya roja y a?ade al pie de la ficha la siguiente nota: ?La encuentro tan sin valores, que gustosamente la prohibir¨ªa? (octubre de 1966).
El navegar de la Iglesia
No est¨¢ claro por qu¨¦ fray Antonio mand¨® ?eliminar la alusi¨®n de que pertenece a la Iglesia anglicana? (¨²nica nota de la ficha) el obispo que en Dr?le de Drame, de Marcel Carn¨¦, se propone acabar con un novelista, a menos que quisiera asignar al episcopado cat¨®lico este cometido. Ni tampoco por qu¨¦ otro colega suyo, despu¨¦s de desde?ar El m¨¢rtir del Calvario, de Miguel Morayta, espa?ol, que la rod¨® en M¨¦xico, como ?deplorable?, ?engolada?, ?dif¨ªcilmente soportable para el hombre creyente de hoy? (febrero de 1968), afirme acto seguido: ?Utilizable s¨®lo en Televisi¨®n Espa?ola escolar?.
Hasta en la vida de los santos hay algo que censurar. A Rosa de Lima, del espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Elorrieta, se le aplica el siguiente arreglo: ?Aligerar el final de la mujer en el bar, suprimiendo cuando un hombre la sienta encima; puede hacerse uniendo al plano del indio araucano en la puerta?. Los pretextados valores religiosos hacen que se prohiba La bella del Pac¨ªfico, de Curtis Bernhardt, con Rita Hayworth y Jos¨¦ Ferrer: ?Tesis inaceptable. Un hombre que aparece como el celador de la religi¨®n y la moral, no es m¨¢s que un acomplejado sexual que persigue a una mujer p¨²blica, porque en el fondo la desea, no parando hasta que la consigue, suicid¨¢ndose despu¨¦s. Muy confusa en todas sus afirmaciones morales? (agosto de 1969). Sucede lo mismo a la excelente La noche del cazador, de Charles Laughton, que interpretan Robert Mitchum y Lilian Gish: ?Pel¨ªcula en la que los personajes est¨¢n inbuidos de un falso misticismo religioso, de tipo neur¨®tico y repelente, que esconde en alguno (como el protagonista) instintos y conducta criminales, por lo que lo religioso queda ridiculizado?.
Mariano del Pozo opina que tampoco debe de verse El milagro de Malaqu¨ªas, de Bernard Wicki: ? Ni el tema ni su tratamiento hacen recomendable el filme para su programaci¨®n en la primera cadena. El tema de los milagros, la presentaci¨®n de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, la necedad del protagonista, las consecuencias finales negativas y numerosos defectos ambientales son inconvenientes serios? (marzo de 1971).
El filme que m¨¢s llama la atenci¨®n de los censores religiosos es El cardenal, de Otto Preminger, calificado para mayores de dieciocho a?os despu¨¦s de los siguientes cortes: ?Suprimir los dos bailes anteriores (4? bobina) a la pareja final, cuando ya est¨¢n los hermanos de Mona (la protagonista) en el teatro y dicen: "Esta no es Mona". No son necesarios para su entendimiento y resultan un tanto er¨®ticos. Nota: la copia vista tiene algunos saltos y es posible que falte algo importante?. Fray Antonio a?ade a continuaci¨®n un largo informe con disquisiciones teol¨®gicas y pastorales: ?Pel¨ªcula realizada con gran objetividad y respeto, pero que se?ala honestamente el navegar de la Iglesia, sujeta y mediatizada, a veces, por las distintas corrientes humanas y a los errores de los mismos hombres que la gobiernan en sus diferentes planos institucionales. Nada hay en ella, a pesar de todos los problemas que se apuntan, que menoscabe la dignidad y santidad de nuestra Iglesia Cat¨®lica Apost¨®lica y ROMANA (en may¨²sculas en el original). Est¨¢ realizada con un gran equilibrio y mesura. Entiendo, por tanto, que debe darse entera, para que cobre su pleno sentido, aunque algunas frases y hechos pudieran parecer extra?os. A continuaci¨®n, se?alamos los problemas m¨¢s importantes abordados para su consideraci¨®n; algunos ya superados por la misma Iglesia?.
El padre censor enumera a continuaci¨®n los problemas: ?Las relaciones entre una muchacha cat¨®lica y un jud¨ªo?. ( ... ) ?El sacerdote protagonista vive una gran crisis vocacional?. (...) ?Ante el problema racial se se?ala una actitud excesivamente prudente, a lo humano, de una jerarqu¨ªa vaticana?. ( ... ) ?Se ve a la jerarqu¨ªa austriaca mediatizada y mentalizada por el nazismo, que ve en Hitler un salvador. La raz¨®n de este entusiasmo por Hitler es, sin embargo, por su apoyo a las clases m¨¢s d¨¦biles?. ( ... ) ?En el sentido pol¨ªtico, se se?ala una gran critica formal al nazismo. (en las tres ¨²ltimas bobinas), presentando su verdadera cara y sobre todo su fanatismo?.
El censor protege a Hitler
Los programas cinematogr¨¢ficos de esta ¨¦poca de Televisi¨®n eran muy considerados con Hitler y los nazis. Diez a?os despu¨¦s, Holocausto tardar¨ªa en emitirse porque el responsable de su programaci¨®n no estaba seguro de que existiesen campos de exterminio.
Todav¨ªa es reciente censura e un episodio completo de la serie El mundo en guerra sobre los campos de concentraci¨®n. Los guiones del doblaje castellano, corregidos por los responsables de la subdirecci¨®n de programas, tachaban ?horrores nazis? y escrib¨ªan ?pormenores nazis?. Siendo subdirector de programas de producci¨®n ajena Eduardo Autr¨¢n Arias-Salgado (mayo 1979), primo del actual director general, tambi¨¦n se censuraron ¨ªntegramente dos episodios de la serie de dibujos animados Erase una vez el hombre, porque la historia no favorec¨ªa la imagen de Espa?a en determinadas ¨¦pocas.
El largometraje Nacida ayer, de George Cukor, interpretado por Judy Holiday, solamente recibe UNLOS tres cortes: ?P¨¢rrafo del periodista, que termina diciendo: "Eso se llama fascismo". Frase de la muchacha: "Eres un fascista". Frase del hombre: "Cree que: soy un fascista" (mayo de 1969)?. Entre los numerosos cortes que se ordena aplicar a La novia era ¨¦l, de Howard Hawks, en un caso se manda suprimir la ? alusi¨®n a obras de arterobadas por los nazis en el Museo (le Lille?. El resto se refiere a algunas situaciones ?picarescas?. Como: ?Y mi muslo; quiz¨¢ suene mejor, y mi pierna?; ?alusi¨®n a que la pierna de la chica no est¨¢ mal?; ?di¨¢logo sobre la forma de montar en moto?; ?secuencia en un pajar, ,adonde han ido a parar en su accidentado viaje en la moto, en que hacen filosof¨ªa pr¨¢ctica (subrayado en el original) sobre el beso, probando Ni diciendo que se r¨ªa mejor con una. francesa. Esto quiz¨¢ haya que suprimirlo?; ?di¨¢logo sobre la noche de bodas (en realidad no debe suceder nada)?.
La censura aplicada a Fugitivos en la noche, pel¨ªcula de Rossellini, es todav¨ªa m¨¢s significativa: ?Di¨¢logo entre los fugitivos y un m¨¦dico romano sobre los fascistas; que, cuando las cosas iban bien, lo eran todos, y ahora, nadie. Alusi¨®n a Hitler, que mand¨® matar a alg¨²n italiano; y dicen: "Se est¨¢n matando entre ellos". Otras alusiones al fascismo y fascistas?. As¨ª, tambi¨¦n puede autorizarse Cena de acusados, ?suprimiendo la frase los cerdos de la Gestapo (subrayado en el original), que est¨¢ en la ¨²ltima bobina?. Doce hacia luna queda apta para todos suprimiendo la frase ?bestia nazi en el primer rollo?.
Aunque la pel¨ªcula sea ?de risa?, el censor se lo toma muy en serio, caso de Babette se va a la guerra: ?llamo la atenci¨®n sobre el contenido pol¨ªtico. Aunque la finalidad sea humor¨ªstica, la Gestapo y su jefe en Par¨ªs son ridiculizados en su actuaci¨®n y en sus alusiones al f¨¹hrer. El ?efe aparece como una especie de retrasado mental y un tanto raro?. De todas las fichas analizadas s¨®lo en un caso se permite un ?atentado? contra Hitler, pero eliminando su imagen y haciendo un peculiar montaje: ?Puede autorizarse suprimiendo los planos finales en que aparece Hitler, ligando la explosi¨®n del coche con la fiesta en la embajada de la URSS?, se escribe de Contraespionaje en Teher¨¢n.
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