El modelo m¨¢s extra?o de Europa
El feroz atentado de Bolonia, cuyas v¨ªctimas fueron 82, ha sacudido m¨¢s que nunca la opini¨®n p¨²blica mundial. Nunca como ahora el problema del misterioso terrorismo italiano est¨¢ siendo analizado con mayor inter¨¦s por la prensa internacional. Nunca Italia fue m¨¢s noticia. Europa, sobre todo, ha temblado reconociendo en la matanza de la estaci¨®n de Bolonia el despertar de una nueva edici¨®n "nazi", del terrorismo.
Hay quien asegura que Italia se va a dividir entre el antes y el despu¨¦s del atentado d¨¦ Bolonia, y que muchas cosas tendr¨¢n que cambiar. Se supone que no puede quedar sin consecuencias el gesto provocador de un pueblo que retira a sus muertos del funeral de Estado, es decir, el hecho espectacular de una buena parte de la clase pol¨ªtica humillada ante 300.000 personas representativas de toda Italia en los funerales oficiales y sobre todo la imagen de un jefe de Estado como Sandro Pertini, viejo l¨ªder de la resistencia que aplaude cuando el alcalde de Bolonia, con un nudo en la garganta, le dice que ser¨¢ el pueblo quien juzgar¨¢ desde hoy a sus gobernantes ?s¨®lo por sus hechos?, denunciando al mismo tiempo y por primera vez en p¨²blico en un momento tan solemne las complicidades con el terrorismo de una parte del poder.Pero incluso a los gobernantes animados por la mejor voluntad les ser¨¢ dif¨ªcil hoy, a pesar de la renovaci¨®n de los servicios secretos, poder desbaratar la complicada madeja de un terrorismo apellida do ?el m¨¢s ambiguo de Europa?. A pesar de que hoy hasta los jueces admiten sin pudor que el atentado de la estaci¨®n de Bolonia ha sido fascista, se sigue afirmando en Italia y en el extranjero que el terrorismo italiano, que tiene diez a?os de vida, es un terrorismo del todo particular, distinto, at¨ªpico. Quien resume mejor estas caracter¨ªsticas de ambig¨¹edad y misterio del terrorismo italiano es el hombre de la calle cuando afirma: ??Qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de los terroristas negros o colorados? ?Qui¨¦n les protege? ?Qu¨¦ es lo que pretenden realmente??
Los verdaderos responsables del activismo asesino de los diversos extremismos, no han sido a¨²n descubiertos, esta es la opini¨®n com¨²n de ciudadanos y pol¨ªticos.
Est¨¢ vigente la pol¨¦mica suscitada por Craxi cuando ha dicho en el Parlamento que hay que identificar y descubrir al ?Gran Viejo?, responsable del terrorismo. A¨²n no ha sido posible saber a qui¨¦n alud¨ªa el secretario socialista.
Actual tambi¨¦n la pol¨¦mica entre Berlinguer y el famoso escritor y diputado radical Sciascia sobre las responsabilidades de los servicios secretos de algunos pa¨ªses del Este en el secuestro y asesinato de Aldo Moro. Hay quienes mantienen la hip¨®tesis de un centro mundial del terrorismo que mueve y prepara los mayores delitos terroristas y quienes defienden a ultranza que el terrorismo italiano es s¨®lo italiano, aunque pueda recibir ayuda y apoyo en diversos pa¨ªses del extranjero.
El monstruo de mil cabezas
No se sabe si las caracter¨ªsticas de ambig¨¹edad de este terrorismo se deben a su naturaleza: un monstruo con mil cabezas; un mosaico de organizaciones que se encuentran y se separan o se multiplican como las setas, o bien de una precisa voluntad organizativa para confundir las aguas manteniendo siempre viva una ambig¨¹edad que de este modo puede ser aprovechada con mayor eficacia en todo tipo de instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica.
El que algunos cuerpos separados del Estado como el viejo SID, es decir, los ex servicios secretos de seguridad, estuvieron implicados en el grav¨ªsimo atentado fascista de Mil¨¢n de 1969, qued¨® claro en el importante proceso de Cattanzaro contra los ejecutores materiales del crimen, los cuales, condenados a cadena perpetua, lograron escapar al extranjero. ?Con la ayuda de qui¨¦n?
De esta manera se habla de los silencios culpables, las complicidades y el apoyo dado a estos hombres por los servicios secretos por parte de algunos hombres de la Democracia Cristiana, que estaban entonces en el Gobierno. Las sombras y las sospechas son a¨²n muchas y graves. Naci¨® entonces lo que se ha bautizado internacionalmente como ?estrategia de la tensi¨®n?, o bien ?chantaje del miedo?.
Pero si el terrorismo italiano naci¨® de manos fascistas y se intent¨® camuflarlo como terrorismo ?rojo? no cabe duda, sin embargo, que con el nacimiento de las Brigadas Rojas y de Primera L¨ªnea aparece en Italia un movimiento extremista armado de izquierda. Desde aquel momento el terrorismo de extrema derecha qued¨® relegado al silencio.Los hombres del poder act¨²an como si existiera un s¨®lo terrorismo, y desde 1976 la caza se organiza en una sola direcci¨®n: contra los revolucionarios rojos. Aqu¨ª las fuerzas del orden y la magistratura se han demostrado eficacia escubriendo cientos de centrales del terror, y metiendo en la c¨¢rcel a m¨¢s de 2.000 activistas.
Acusaciones al Ministerio del Interior
De las cabezas, nada. Seis a?os de operaciones enlentecieron la carrera de los terroristas de izquierda, pero fueron un tiempo precioso para los neofascistas, que pudieron reorganizarse.
Ha sido, nada menos, el l¨ªder Giacomo Mancini, una de las figuras m¨¢s prestigiosas del Partido Socialista, quien acaba de acusar al Ministerio del Interior de haber dado un carpetazo a las oficinas que se encargaba del antiterrorismo neofascista. Y el mismo Mario Tuti, el extremista derechista acusado de haber puesto la bomba en el tren Italicus, en 1974, ha escrito desde la c¨¢rcel en la revista Durex publicado por los detenidos fascistas: ?Nosotros debemos aprovechar esta tregua que nos ofrece el r¨¦gimen para organizarnos y emprender una lucha que esta vez deber¨¢ ir hasta el fondo?. Pero, precisamente una de las preguntas fundamentales que se han formulado despu¨¦s del atentado de Bolonia ha sido la siguiente: ?C¨®mo se explica que exista una especie de alternativa entre el terrorismo de derecha y el de izquierda? ?Por qu¨¦ cuando se callan las bombas fascistas se despiertan las metralletas brigadistas y al rev¨¦s?
Aqu¨ª se abre otra interrogante: ?Existen de verdad dos terrorismos completamente distintos o en realidad uno solo con dos ra¨ªces diversas? En una entrevista. que hace unos meses, el neofascista Affatigato, quien acaba de ser detenido en Niza sospechoso de haber sido el ejecutor del atentado de Bolonia, dijo a un periodista del diario de G¨¦nova Il Secolo XIX. ?Brigadas Rojas, NAR (N¨²cleos Armados Revolucionarios) de extrema derecha, act¨²an con una estrategia unitaria, con bases operativas comunes y con un acuerdo t¨¢ctico?.
Algunos observadores han empezado ya a alertar a la opini¨®n p¨²blica sobre la personalidad ambigua del neofascista. Podr¨ªa ser, afirman, la cabeza de turco del atentado para cubrir la impotencia de los servicios secretos, como el an¨¢rquico Valpreda, tambi¨¦n de personalidad compleja, sirvi¨® en 1969 como cabeza de turco para esconder el origen de extrema derecha del sangriento atentado de Piazza Fontana, de Mil¨¢n.
Los interrogantes aumentan cada d¨ªa y el an¨¢lisis se hace complejo y dif¨ªcil. Por eso hay quien piensa que lo m¨¢s importante es observar, despu¨¦s de cada ataque terrorista, que fuerzas pol¨ªticas recogen los mejores frutos. Es decir, a quienes sirven las bombas ya que muchas veces sirven s¨®lo para fortalecer a quienes las condenan con mayor fuerza.
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