El Gobierno apoya a Sa Carneiro frente a las acusaciones de la oposici¨®n

A las puertas de una campa?a electoral prematuramente enconada, el primer ministro de Portugal, Francisco Sa Carneiro, dio la impresi¨®n, la noche del jueves, de haber ca¨ªdo en una trampa tendida por socialistas y comunistas.El propio Sa Carneiro se encarg¨® de facilitar a sus oponentes lo que hab¨ªan intentado sin aparente ¨¦xito: que la gran masa del electorado tuviera noticias de su supuesta deuda personal con la banca nacionalizada. Hasta que el primer ministro apareci¨® en televisi¨®n rodeado de todos los miembros de su Gabinete, casi el ¨²nico veh¨ªculo por el que hab¨ªa llegado a los portugueses la acusaci¨®n eran dos peri¨®dicos de circulaci¨®n limitada.

En Lisboa caus¨® sorpresa la aparici¨®n del primer ministro, acompa?ado de todo su Gabinete, sobre todo si se tiene en cuenta que los democristianos han observado hasta la fecha la mayor reserva sobre el asunto.

Como hab¨ªa hecho en ocasiones anteriores, a trav¨¦s de portavoces, Sa Carneiro insisti¨® en persona, arropado por todos sus ministros, en la falsedad de la acusaci¨®n de socialistas y comunistas.

Una frase de la declaraci¨®n le¨ªda por Sa Carneiro, en nombre del Consejo de Ministros, suscita tambi¨¦n interrogaciones. En ella, el Ejecutivo anuncia que utilizar¨¢ ?todos los medios pol¨ªticos y judiciales de que dispone? Para responder a la campa?a desencadenada contra ¨¦l, y que considera ofensiva ?para las instituciones, la democracia y la dignidad del Estado ?.

Momentos despu¨¦s de la intervenci¨®n televisiva del primer ministro, el presidente del Parlamento portugu¨¦s, el socialdem¨®crata. Rivero de Almeida, convoc¨® una reuni¨®n ordinaria de la comisi¨®n parlamentaria permanente para examinar la petici¨®n, comunista de convocatoria de la C¨¢mara legislativa durante las vacaciones parlamentarias.

La iniciativa de solicitar una investigaci¨®n parlamentarla fue tomada, en primer lugar, por el Partido Socialista, pero Rivero de Almeida rechaz¨® como improcedente la petici¨®n de los socialistas, aceptando otra del Partido Comunista sobre la misma materia.

Con esta actitud, la mayor¨ªa parlamentaria hace suya la tesis del Gobierno, expuesta por Sa Carneiro en televisi¨®n: los comunistas son los verdaderos responsables de la ?campa?a de difamaci¨®n? contra el primer ministro, y los socialistas, ?desesperados por la perspectiva de una nueva derrota electoral, se dejan llevar en esta maniobra leninista y antidemocr¨¢tica?.