A prop¨®sito de la ¨²ltima obra de Colomo y del cine espa?ol
Hoy se estrena en Madrid la ¨²ltima producci¨®n de Fernando Colomo, La mano negra, con gui¨®n del realizador y Fernando Trueba, lo que nos permite hacer algunas reflexiones sobre el cine espa?ol. El pr¨®ximo s¨¢bado, en el suplemento de Las Artes, el lector podr¨¢ leer una amplia entrevista con Colomo. En esta ocasi¨®n, lo que se pretende es apuntar algunos hechos y problemas que aquejan al cine nacional, aprovechando el estreno de una producci¨®n. independiente, que es la tercera de su director.El a?o 1980, todo parece indicarlo, es bueno para el cine espa?ol, y , lo es no tanto por la bondad de la legislaci¨®n vigente, o el apoyo de distribuidores y exhibidores al cine lugare?o como por el hecho incuestionable de que guionistas, realizadores y productores -la mayor¨ªa de estos ¨²ltimos, ?independientes?- han conseguido rodar. El a?o 1980 supone nuevas pel¨ªculas de Saura, Berlanga, Borau, Bigas Luna, Zulueta, Colomo, Guti¨¦rrez Arag¨®n, Mart¨ªnez L¨¢zaro, Herralde, Gonzalo, Sinde, Chavarri, Pilar Mir¨® y ¨®peras primas de Trueba, Salgot y Macua, por citar tan s¨®lo a unos pocos. Los amantes de las estad¨ªsticas matizar¨¢n que la producci¨®n anual habr¨¢ disminuido considerablemente con respecto a a?os anteriores. Es cierto, pero tambi¨¦n lo es que quienes han conseguido realizar sus filmes son, salvo contadas excepciones, lo m¨¢s interesante de la profesi¨®n, y todo ello en unas condiciones industriales dif¨ªciles, cuando no imposibles. Con unos exhibidores que desprecian -en la mayor¨ªa de los casos- no s¨®lo el cine nacional, sino simplemente el cine; unos distribuidores que hace tiempo aceptaron gustosos el rol de siervos del imperio norteamericano y unos productores m¨¢s habituados a la picaresca, que genera una legislaci¨®n proteccionista, que a producir pel¨ªculas de inter¨¦s.
La mano negra es la tercera pel¨ªcula de un realizador que ha tenido que producirse sus dos filmes anteriores, Tigres de papel y ?Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como ¨¦ste? Eso significa dos cosas: que no existen productores capaces de apreciar la sensibilidad, al menos no demasiados, y que est¨¢ surgiendo un nuevo tipo de realizador, aquel que a su sensibilidad art¨ªstica une, paulatinamente y obligado por las condiciones del sector, una cierta capacidad econ¨®mica. Son directores que comienzan a conocer los entresijos de la producci¨®n, que tienen que pelear despu¨¦s para conseguir distribuci¨®n a sus pel¨ªculas, que conocen en carne propia las ventajas o desventajas de un buen lanzamiento publicitario, profesionales del cine, en suma, con una formaci¨®n mucho m¨¢s completa del tinglado industrial que la que podr¨ªan encontrar en una escuela de cine.
Lo dif¨ªcil es sobrevivir, conseguir una continuidad en la obra, pero si logran sacar adelante sus pel¨ªculas (y ya hay casos que lo demuestran, como el del propio Colomo, o Bigas, o el de los t¨¢ndem Sinde-Garci y Guti¨¦rrez Arag¨®n-Megino), el cine espa?ol contar¨¢ con unos profesionales mucho m¨¢s curtidos y cualificados que sus predecesores. Es un proceso largo y fatigoso, pero el resultado es esperanzador.
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