Kania trata de reforzar la credibilidad del PC polaco

Al d¨ªa siguiente de su visita a Gdarisk, el primer secretario del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP), Stanislaw Kania, se dirigi¨® ayer a Katowice para asistir a una reuni¨®n plenaria del comit¨¦ del partido en la cuenca minera e industrial de la Alta Silesia. Tambi¨¦n ayer, Radio Mosc¨² y la agencia Tass se hicieron eco del discurso de Kania en Gdansk, destacando las palabras del mandatario polaco en las que subrayaba la voluntad del partido ?de dar muestras de una determinaci¨®n incondicional con respecto a los actos contrarios a los intereses del Estado socialista y del pueblo?.Los observadores occidentales ven en el viaje a provincias del nuevo n¨²mero uno polaco un doble car¨¢cter pol¨ªtico. Se trata a la vez de asegurar directamente a los trabajadores la sinceridad de los compromisos adquiridos por las autoridades ante los huelguistas y de mantener la moral en el interior del partido, moral afectada por un sentimiento de derrota frente al mundo obrero.

Se trata de borrar la impresi¨®n de que el Gobierno ha hecho ?concesiones?. Si, como reconoci¨® el propio Kania, se ha producido una ruptura entre el partido y la clase obrera, hay que intentar que se unan los intereses de uno y otra para que los obreros puedan volver a considerar al partido como su partido. El PC debe dar muestras de su cohesi¨®n y de su capacidad de ?inspirar? la acci¨®n del Gobierno, al tiempo que controlar¨¢, dentro de los l¨ªmites que impone el r¨¦gimen, la emancipaci¨®n del mundo obrero.

Los renovados ataques de la Prensa contra los disidentes, acusados de aliarse con las ?fuerzas anticomunistas internacionales ?, forman parte de la misma preocupaci¨®n: la de distinguir claramente entre los obreros -que han conquistado los derechos de huelga y de fundar sindicatos independientes- y los disidentes, a los que no se puede permitir que pretendan disputar al partido su papel de ?inspirador? de la pol¨ªtica nacional.

En el plano econ¨®mico parece contarse, tanto entre los obreros como entre los dirigentes, con un nuevo clima en las relaciones laborales para que las p¨¦rdidas provocadas por las huelgas sean inmediatamente enjugadas por un diferente esp¨ªritu de trabajo.

Los mineros, que han obtenido una semana laboral de cinco d¨ªas, han asegurado a las autoridades que su productividad no se ver¨ªa afectada por los paros y que la nueva distribuci¨®n del trabajo les permitir¨¢ alcanzar, en mejores condiciones, los objetivos fijados.

A fin de cuentas, a excepci¨®n de la larga huelga del B¨¢ltico, los paros que se han producido de un extremo a otro del pa¨ªs desde el 1 de julio, y que a¨²n contin¨²an en peque?a escala, han tenido el car¨¢cter de huelgas rotatorias, lo que explicar¨ªa su baja incidencia sobre la econom¨ªa: un 1% de la producci¨®n industrial anual.