Golpe en Turqu¨ªa
EL EJ?RCITO turco recupera oficialmente un poder que nunca ha dejado de ejercer en la sombra; lo hace cumpliendo las palabras rituales del golpe de Estado: para restablecer el orden, evitar la guerra civil y restaurar la democracia. Todo, efectivamente, estaba maltrecho, en un pa¨ªs que no levanta cabeza. El terrorismo de la derecha y de la izquierda -con un balance de acciones muy claramente superior por parte de la derecha- y los disturbios frecuentes son simult¨¢neos a una pol¨ªtica equ¨ªvoca y contradictoria de la coalici¨®n gubernamental que presid¨ªa hasta ahora Demirel. La rudeza de la pol¨ªtica turca se explica f¨¢cilmente recordando que en un solo proceso, en 19791 el fiscal requiri¨® 330 penas de muerte (por los disturbios de Maras, en diciembre de 1978). El Ej¨¦rcito ha intervenido en varias ocasiones directamente, antes del golpe: lo hizo en la proclamaci¨®n de estado de sitio de trece de las 67 provincias y en el toque de queda de Estambul.La pregunta que puede hacerse es por qu¨¦ el Ej¨¦rcito ocupa ahora el poder y precisamente ahora, cuando no lo ha hecho en otros momentos del pasado en que los pretextos eran tanto o m¨¢s abundantes. Una respuesta es la de que trata de cortar una tendencia muy fuerte en el pa¨ªs a la alineaci¨®n con los pa¨ªses ¨¢rabes y abandonar el occidentalismo. No puede dejar de relacionarse este golpe militar con la expulsi¨®n del Gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, Erkment, sucedida hace unos d¨ªas (el 5 de septiembre), despu¨¦s de ser derrotado por una moci¨®n de censura en la Asamblea. Erkinent era occidentalista convencido, y se hab¨ªa negado a romper relaciones con Israel despu¨¦s de la declaraci¨®n de capitalidad de Jerusal¨¦n, a pesar de las presiones de los partidos de la oposici¨®n y de alguno que forma parte de la coalici¨®n gubernamental, el de Salvaci¨®n Nacional, de Erbakan. Aunque el propio Demirel comparte la pol¨ªtica occidentalista, que es la de los militares y la que hab¨ªa llevado al Gobierno anterior a la nueva entrega de cuatro bases a
Estados Unidos, clausuradas en 1975, el miedo a que prevaleciese la pol¨ªtica de neutralismo, la influencia creciente del jomeinismo, la que pueda ejercer la nueva fusi¨®n de Libia y Siria, pueden haber decidido la movilizaci¨®n de los militares, que son claramente occidentalistas y proamericanos, y que no tienen ninguna vacilaci¨®n en cuanto a su adhesi¨®n a la OTAN (precisamente, el golpe de Estado se ha producido durante unas maniobras de ¨¦sta, como sucedi¨® en Grecia cuando el movimiento de los ?coroneles?. ?Para que luego se diga que la pertenencia a la Alianza, en el caso de una potencia media como es Espa?a, resulta una vacuna contra los golpes militares!). Un hecho que tampoco se debe pasar por alto es el de que el lunes pr¨®ximo comienzan las conversaciones con Grecia sobre el mar Egeo: Turqu¨ªa tiene pretensiones importantes sobre los yacimientos subacu¨¢ticos de petr¨®leo, y se opone al mando griego del Egeo dentro de la OTAN. Los militares turcos estaban preocupados con que el Gobier no Demirel se mostrase d¨¦bil o inepto en estas negociaciones.
El cambio pol¨ªtico de Turqu¨ªa tiene una gran importancia en la crisis mundial. Turqu¨ªa fue ya una pieza importante en las negociaciones originales de la coexistencia entre Jruschov y Kennedy, durante la ?crisis del Caribe?, y se lleg¨® al trueque de la retirada de los cohetes sovi¨¦ticos de Cuba por la de los americanos en la base turca de Adana. A partir de entonces, se produjo una moderada neutralizaci¨®n de Turqu¨ªa, que, poco a poco, fue olvid¨¢ndose, hasta llegar, como queda dicho, a la recuperaci¨®n de las bases cerradas, aunque se sospecha qu¨¦ no se han vuelto a repetir desde su territorio acciones como la del vuelo de espionaje del avi¨®n U-2, que tantos disgustos cost¨® a Eisenhower en los ¨²ltimos tiempos de su presidencia. La URSS no dejar¨¢ de percibir la importancia de ese cambio en su frontera, ni en Ir¨¢n ni Siria, y acusar¨¢n a Estados Unidos de haber fomentado ese golpe para evitar otra libre disposici¨®n de su destino y de su actualidad pol¨ªtica por parte del pueblo turco. Tampoco el tema ser¨¢ grato para Grecia, que trata, en estos momentos, de volver a la Alianza Atl¨¢ntica. Y repercutir¨¢ en la Conferencia de Madrid, a la que Turqu¨ªa pertenece en tanto que naci¨®n europea y donde, con toda raz¨®n, se ver¨¢ ahora acusada de no respetar los principios del Acta de Helsinki.
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