"Si las autoridades no cumplen lo pactado, habr¨¢ una nueva explosi¨®n social"
El pasado 22 de agosto, un abogado de 52 a?os Tadeusz Mazowiecki, cat¨®lico practicante, se convirti¨®, por decisi¨®n del presidium del comit¨¦ de huelga del B¨¢ltico (MKS), que dirig¨ªa Lech Walesa, en el presidente del grupo de ocho ?expertos? que aconsejaron a los obreros en sus conversaciones con el Gobierno. Director y fundador de la revista cat¨®lica progresista Wiez, Mazowiecki fue diputado en el Parlamento (Sejm) por el grupo cat¨®lico Znak, de 1961 a 1971. Vicepresidente del Club de Inteligencia Cat¨®lica (KIK) y miembro de la Universidad Volante (TKN), ligada a grupos de oposici¨®n, como el Comit¨¦ de Autodefensa Obrera (KOR). Desde hace cuatro a?os se le niega el pasaporte, impidi¨¦ndosele asistir a la toma de posesi¨®n de Juan Pablo II en Roma y tiene pendiente una invitaci¨®n del Departamento de Estado norteamericano. Tadeusz Mazowiecki convers¨® con el enviado especial de EL PAIS en Polonia.Pregunta. ?En qu¨¦ momento decidieron los huelguistas tener junto a ellos un grupo de expertos intelectuales?
Respuesta. El 20 de agosto, un grupo de intelectuales escribi¨® a las autoridades sobre la necesidad de negociar con los obreros, para quienes solicitaba la solidaridad nacional. La negociaci¨®n deb¨ªa ser con el MKS, y no con los comit¨¦s de cada f¨¢brica, como pretend¨ªan las autoridades. Al primer manifiesto firmado por 64 personas se unieron, poco despu¨¦s, un total de doscientos, decidi¨¦ndose que un grupo representativo de las mismas acudiese a Gdansk en nombre de la base social solidaria con los huelguistas.
P. ?Hubo momentos en la negociaci¨®n en que no se percib¨ªa salida alguna a la crisis?
R. S¨ª; hubo varios. En realidad este l¨ªmite para la ruptura lo establecieron tres demandas de los obreros que no eran negociables en absoluto. El restablecimiento de comunicaciones telef¨®nicas entre Gdansk y el resto del pa¨ªs, la aceptaci¨®n de los primeros puntos del acuerdo sobre la creaci¨®n de sindicatos independientes y el derecho a la huelga y la liberaci¨®n de los detenidos pol¨ªticos. El resto de los puntos pod¨ªan discutirse.
P. ?Qu¨¦ tipo de sindicato libre se establecer¨¢?
R. La cuesti¨®n fundamental es que se ha logrado un sindicato independiente, que ser¨¢ respetado a todos los niveles y podr¨¢ expresar su opini¨®n sobre la divisi¨®n de dividendos, las modalidades de abastecimiento, consumo o regulaci¨®n de la sanidad y, sobre todo, la situaci¨®n de los obreros. No se puede hablar ahora de un sindicalismo ?a la yugoslava?. El futuro estar¨¢ marcado por la propia situaci¨®n pol¨ªtica interna; si se lleva a cabo la reforma econ¨®mica y de gesti¨®n, entonces; el papel de los nuevos sindicatos puede ser diverso y ejercer el control social.
P. ?Confian en que las autoridades cumplan todo lo pactado?
R. Si no se cumplen los pactos habr¨¢ una nueva explosi¨®n social y por tal motivo creo que se respetar¨¢ lo firmado. Otra cosa son las dificultades que encuentran los nuevos sindicatos. Concretamente en Gdarisk, el sindicato oficial amenaza a los obreros que deciden inscribirse en las nuevas organizaciones con la p¨¦rdida de sus derechos adquiridos, lo que supone una primera violaci¨®n de los acuerdos, pues seg¨²n qued¨® establecido no habr¨ªa discriminaci¨®n entre los sindicatos.
P. ?C¨®mo interpreta el papel moderador de la Iglesia?
R. Su direcci¨®n ha sido prudente y de solidaridad con el movimiento obrero. Se ha convertido en una fuerza social capaz de influenciar a las autoridades para que respeten la independencia de los nuevos sindicatos.
P. ?Piensa que los ¨²ltimos acontecimientos son el.principio del fin del r¨¦gimen comunista?
R. La clase obrera y la sociedad ha elegido un cambio libremente, lo que resulta muy importante, pero debe quedar claro que no se trata de la toma del poder, sino que la sociedad recupera una parcela del propio control social. Por otra parte, la situaci¨®n geogr¨¢fica de nuestro pa¨ªs impide cualquier cambio tan fundamental como al que alude en su pregunta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.