Odysseas Elytis: "La literatura espa?ola y la griega coinciden en el predominio de la poes¨ªa"
?La tradici¨®n condiciona a los griegos a escribir poes¨ªa?, dijo Odisseas Elytis en la entrevista que mantuvo ayer con EL PAIS. ?Y uno de los paralelos que se pueden encontrar entre la literatura griega y la espa?ola?, sigui¨® diciendo, ?est¨¢ precisamente en la preponderancia de la poes¨ªa sobre los otros g¨¦neros?. ?En veintisiete siglos?, dice el premio Nobel, ?no ha habido uno solo en que se haya dejado de escribir poes¨ªa en Grecia, y, aunque la lengua ha evolucionado poderosamente, las palabras esenciales siguen siendo las mismas?. ?Esta larga tradici¨®n ininterrumpida explica que, pese a ser un peque?o pa¨ªs, escriben multitud de poetas?.
Haciendo un poco de historia, el poeta explica: ?En 1830 tuvimos la suerte de tener un poeta de la tall¨¢ de Solomos. Si Europa conoce a Grecia, es gracias a ¨¦l, que fue el fundador de la moderna poes¨ªa griega?. ?En el per¨ªodo de entreguerras?, dice, ?las letras griegas sufren una especie de revoluci¨®n contra la expresi¨®n tradicional?. ?Naturalmente?, dir¨¢ despu¨¦s, ?dejada atr¨¢s la forma antigua de versificaci¨®n, en que los versos se miden de distinta manera, la literatura griega funciona como todas las meridionales, con las f¨®rmulas italianas posrenacentistas?. ?Pues bien, en los a?os treinta, Seferis y yo, que era muy joven entonces, estuvimos en esa revoluci¨®n. Seferis fue, de hecho, el primer poeta contempor¨¢neo griego?.?La opini¨®n p¨²blica estaba, naturalmente, en contra. Dec¨ªan que est¨¢bamos locos, pero, en poco m¨¢s de diez a?os, todos los poetas. importantes eran los que segu¨ªan este tipo de tendencia... Los j¨®venes, particularmente, estaban fascinados, y hoy la cantidad de poetas es seguramente desproporcionada para un pa¨ªs tan peque?o, de poco m¨¢s de nueve millones de habitantes?. ?Yo creo que, adem¨¢s de la tradici¨®n, interviene la constituci¨®n del propio pueblo, la mentalidad, la manera de comprender el mundo?.
La ¨¦poca de renovaci¨®n est¨¦tica de entreguerras culmina, efectivamente, con el surrealismo. ?El surrealismo, que a m¨ª me ha influido personalmente mucho, tiene un inter¨¦s principal: es el primer movimiento po¨¦tico que ha atentado contra el racionalismo occidental?. ?Pero yo?, dice, ?he intentado verter en una forma esencial todos aquellos elementos que pod¨ªan tener el peligro de llevarme al caos. Creo que encontr¨¦, de alg¨²n modo, la manera de encerrar esos datos ca¨®ticos en una forma, y que esa manera es el gran poema. El poema largo me permit¨ªa construir una secreta arquitectura?.
?Naturalmente?, puntualiza, ?este es mi caso personal, y no quiere decir que todos los poetas hayan encontrado la misma soluci¨®n. En la poes¨ªa griega contempor¨¢nea sigue existiendo un sector de la poes¨ªa social, que me parece perfectamente l¨ªcita si sigue siendo poes¨ªa. Hay, tambi¨¦n, en otros sectores, influencias de la tradici¨®n anglosajona, de la tradici¨®n latina y, en fin, de las m¨¢s importantes corrientes culturales contempor¨¢neas, pero, seguramente, se puede decir que siempre el elemento griego predomina?.
Le comento que Kavafis es, seguramente, el poeta griego m¨¢s le¨ªdo, que es incluso m¨¢s le¨ªdo que muchos espa?oles, y que ha funcionado, particularmente en los ¨²ltimos a?os, como puente entre la literatura espa?ola m¨¢s joven y la tradici¨®n griega, o una tradici¨®n griega. Le comento tambi¨¦n que en Espa?a se conoci¨® a Kavaf¨ªs por los poemas con que Lawrence Durrel cerraba Justine, la primera novela de su Cuarteto de Alejandr¨ªa. Odysseas Elytis no trata de ocultar su escasa simpat¨ªa por el alejandrino; habla de ¨¦l como ?el m¨¢s le¨ªdo?, ?esas grandes tiradas?, ?tambi¨¦n se lee mucho a Ritzos?, y, as¨ª, casi balbuceante por primera vez. ?Ritzos es f¨¢cilmente traducible. Kavafis es f¨¢cil y dif¨ªcil a un tiempo. Yo soy dificil?, dir¨¢ como explicando. Pero, luego, ya sobre Durrel, se ilumina y dice: ?Le conoc¨ª en Corf¨², yo era soldado all¨ª antes de la guerra. Poco despu¨¦s, Durrell dejar¨ªa la isla, pero, mientras, los domingos consegu¨ªamos permiso para salir de la fortaleza en la que est¨¢bamos acuartelados, y unos amigos y yo, todos interesados en la literatura, le visit¨¢bamos en la hermos¨ªsima casa en que viv¨ªa... El y yo mantenemos una amistad desde entonces, la misma que nos une con Seferis y que existi¨® con Miller?.
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