Madrid tambi¨¦n es una ciudad del mundo
El documental sobre Madrid, que se emite esta noche por la primera cadena, cierra la serie Ciudades del mundo, que la televisi¨®n francesa realiz¨®, en calidad de participaci¨®n mayoritaria, con otras televisiones.El gui¨®n de este ¨²ltimo programa fue encargado al escritor Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, conocido novelista, premios Nadal, Fastenrath, de la Cr¨ªtica y Nacional de Literatura, dirigi¨® tambi¨¦n alrededor de trescientos documentales para el cine y la televisi¨®n. J. Fern¨¢ndez Santos obtuvo en 1961 el Premio de la Bienal de Venecia por un documental sobre El Greco y Toledo, y m¨¢s tarde, entre otros galardones internacionales, el primer Premio Alghero por Elogio y nostalgia de Toledo, certamen en el que Roberto Rossellini obtuvo el segundo premio por Actas de los ap¨®stoles. La ¨²ltima obra de Fern¨¢ndez Santos para Televisi¨®n Espa?ola, un documental sobre Goya, es actualmente uno de los programas de mayor venta a las televisiones europeas y americanas. La realizaci¨®n de Madrid, sin embargo, fue encargada al director valenciano Miguel Lluch. Fern¨¢ndez Santos manifest¨® a EL PAIS que desconoce el resultado final del programa, entre otras razones, porque Televisi¨®n Espa?ola, que ha suprimido todo visionado previo para los informadores y cr¨ªticos, ni siquiera ha tenido la cortes¨ªa de invitar al guionista y, por tanto, coautor del documental, a verlo.
Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, despu¨¦s de leer los guiones de las otras ciudades, escribi¨® un programa con la intenci¨®n de dar a conocer la historia de Madrid desde el momento en que Felipe II traslada la corte (1561) a la futura capital, hasta la actual revitalizaci¨®n de los barrios viejos. El desarrollo hist¨®rico, la evoluci¨®n urban¨ªstica y la vida de sus habitantes se expone a trav¨¦s de la obra de escritores y artistas.
Las primeras im¨¢genes de este documental, tomas a¨¦reas de la ciudad, son complementadas, al menos en el gui¨®n, por un comentario de P¨ªo Baroja sobre Madrid ?un pueblo extra?o al que estamos acostumbrados ?,que limita al norte con el Guadarrama y al sur con el desierto. A continuaci¨®n, una serie de poemas en contrapunto que vituperan o ensalzan a la ciudad. El Madrid de los Austrias, la ciudad y el Siglo de Oro, el reinado de Carlos III,?el mejor alcalde de Madrid?, la guerra de la Independencia, son algunas de las etapas que describe el argumento del programa junto con las sucesivas aportaciones urban¨ªsticas: desde el Palacio Real que sustituye al primitivo Alc¨¢zar, las ?puertas? y cementerios con Bonaparte, los mercado cubiertos y primeros teatros con Isabel II o la instalaci¨®n de la burgues¨ªa en el barrio del marqu¨¦s de Salamanca cuando aparecen los primeros tranv¨ªas y farolas.
Un comentario, obra de P¨¦rez Gald¨®s, explica las primeras participaciones del pueblo en las fiestas (1820-1823), mientras que P¨ªo Baroja afirma que la construcci¨®n de la Gran V¨ªa, entre plaza de Espa?a y Alcal¨¢, supone la principal transformaci¨®n de Madrid que, ya en el siglo XX ?supera su fama de pueblo manchego? y se convierte en gran ciudad europea. Canciones de los dos bandos durante la guerra civil subrayan, en el texto original, la importancia de Madrid hasta su postrera rendici¨®n y el retorno, como en tiempos de Goya, al hambre y la miseria, hasta que la ciudad anexiona las poblaciones perif¨¦ricas por los cuatro costados y la juventud recupera los viejos rincones de la ciudad.
Fue Machado, seg¨²n Fern¨¢ndez Santos, quien mejor ha descrito a Madrid. El gui¨®n incluye, mientras nuevas im¨¢genes a¨¦reas y planos breves resumen todo el reportaje, estas palabras del poeta: ?Tendemos a olvidar lo tr¨¢gico y lo heroico. Lo borra esa jovialidad de Madrid, no exenta de iron¨ªa, de apariencia fr¨ªvola y desconcertante, esa gracia madrile?a inasequible a los malos comedi¨®grafos que todo lo achavacanan, y que tan firmemente han captado los buenos, como Lope de Vega, Ram¨®n de la Cruz o Jacinto Benavente; esa gracia cuya degradaci¨®n es el chiste, y que supone esencialmente un anticipo del fracaso de lo solemne o, por decirlo de otro modo, el ant¨ªdoto de lo tr¨¢gico?.
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