El largo viaje

EL LARGO viaje de los Reyes, iniciado en Kuwait y proseguido en Jap¨®n, contin¨²a ahora en Indonesia, animado siempre por el prop¨®sito de ampliar y profundizar las relaciones de la Espa?a democr¨¢tica con todos aquellos pa¨ªses a los que nos hallamos vinculados por recuerdos del pasado o por proyectos para el futuro. Sobre este nuevo periplo, fuera de hacer el balance de, nuestras relaciones diplom¨¢ticas, culturales y comerciales con las naciones visitadas, desde las necesidades de crudo, que pueden ser parcialmente cubiertas por las exportaciones de Kuwait, hasta las ilimitadas perspectivas de intercambio con la gran potencia asi¨¢tica, s¨®lo cabe repetir las observaciones expresadas a prop¨®sito de otros viajes anteriores de don Juan Carlos.El Rey ha asumido cor singular celo y sobresaliente eficacia esa ?m¨¢s alta representaci¨®n del Estado espa?ol en las relaciones internacionales? que el art¨ªculo 56 de la Constituci¨®n le reconoce y conf¨ªa. La experiencia de los cinco a?os de su reinado ha demostrado sobradamente que la nueva democracia espa?ola tiene en don Juan Carlos su mejor embajador, capaz de suplir en muchos casos las omisiones, negligencias o torpezas de los sectores rutinarios, inimaginativos y anquilosados de nuestro servicio exterior y deseoso de abrir nuevos rumbos y perspectivas para Espa?a en el turbulento mundo de las relaciones internacionales.

Tambi¨¦n en esta ocasi¨®n parece necesario advertir contra los riesgos de desperdicio y desaprovechamiento por la Administraci¨®n de las oportunidades creadas por el viaje del Rey para una mayor presencia de la cultura espa?ola en los pa¨ªses visitado; y un incremento de los intercambios comerciales y tecnol¨®gicos correspondientes. Nuestro Estado se halla tan dominado por la inercia y tan trabado por la burocracia que suele mostrarse incapaz de transitar por las amplias avenidas abiertas por las visitas de don Juan Carlos y de aplicar la considerable fuerza de los aparatos administrativos para fomentar la difusi¨®n de nuestras creaciones art¨ªsticas e intelectuales para intercambi ar experiencias y logros en el campo de la educaci¨®n, de la formaci¨®n profesional y de la investigaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica, para facilitar a nuestros empresarios la entrada en otros mercados como inversores, como vendedores o como compradores y para encauzar el comercio de Estado en beneficio de la econom¨ªa espa?ola. Es dudoso, por ejemplo, que el saldo final de los logros conseguidos por nuestras autoridades en Latinoam¨¦rica est¨¦ a la altura de las razonables expectativas suscitadas por los viajes de don Juan Carlos a lo largo del Nuevo Continente en los a?os: pasados. En ese sentido, resulta simplemente desconcertante que ni el vicepresidente econ¨®mico del Gobierno ni el ministro de Econom¨ªa y Comercio, que son los dos pesos pesados del nuevo equipo ministerial en cuestiones relacionadas con la pol¨ªtica econ¨®mica, hayan acompa?ado al Rey en un viaje que ten¨ªa a Kuwait y a Jap¨®n como etapas. Confiemos en que, al menos, sepan recoger los frutos sembrados, aunque la cosecha nos cueste una duplicaci¨®n de desplazamientos.