La pr¨®xima Administraci¨®n de Washington presionar¨¢ para que Espa?a entre en la OTAN
Si la administraci¨®n republicana que dirigir¨¢ el presidente Ronald Reagan es coherente con su programa de revitalizar la Alianza Atl¨¢ntica, es indudable que crecer¨¢n las ?presiones? norteamericanas sobre el Gobierno de Madrid para una integraci¨®n de Espa?a en la OTAN. Los expertos republica nos en materia de temas hispanos dicen y repiten que es ?un asunto de pol¨ªtica interior espa?ola?, que debe decidir el Gobierno.La posici¨®n, a primera vista, es id¨¦ntica que la mantenida en el pasado por la Administraci¨®n Carter. Lo ¨²nico que cambia, y que incidir¨¢ sobre el tema Espa?aOTAN, es el concepto de ?desequilibrio? que tienen los republicanos de la balanza militar entre EE UU y la URSS. Para reforzarla es posible que cuenten, tambi¨¦n, con la ampliaci¨®n del ¨¢rea geogr¨¢fica de actuaci¨®n de la OTAN y la entrada de nuevos miembros.
Ser¨¢ bajo la velada ¨®ptica de la OTAN, que a primeros de a?o se iniciar¨¢n entre Madrid y Washington las negociaciones para una revisi¨®n del tratado de amistad hispano-norteamericano, que caduca el 1 de enero de 1981.
No parece que haya cambios importantes en el equipo diplom¨¢tico norteamericano que dirige en Washington los temas espa?oles, pero s¨ª refuerzos a nivel de hombres de Reagan. Un Senado con mayor¨ªa republicana y cariz conservador influir¨¢, igualmente, en el momento de analizar, aprobar o rechazar las bases del nuevo tratado. La continuidad de las bases militares norteamericanas en territorio espa?ol -que adquieren particular inter¨¦s, sobre todo en caso de conflicto en el Oriente Pr¨®ximo el golfo P¨¦rsico -ser¨¢ el principal objetivo a lograr por parte de Washington. Las contrapartidas que puedan ofrecer, sobre todo en el sector de modernizaci¨®n de material para el Ej¨¦rcito espa?ol, figurar¨¢n en el orden del d¨ªa de las negociaciones.
Queda pendiente la compra de un escuadr¨®n de aviones de caza para el Ej¨¦rcito del Aire. No parece decidida la elecci¨®n entre los F-15 o los F-18 por parte de Madrid, pero Washington intentar¨¢, l¨®gicamente, que la opci¨®n no se vea interferida por otras ofertas, como los Mirage franceses, que el Gobierno espa?ol podr¨ªa tantear para resolver o allanar otros asuntos, como el cerrojo franc¨¦s para el ingres.o de Espa?a en el Mercado Com¨²n. Los especialistas republicanos en temas europeos, y espa?oles en particular, insisten siempre en destacar el deseo de consolidar la democracia espa?ola y la figura del rey Juan Carlos -que prepara una importante gira por Estados Unidos para primeros de 1981-. Dicen, tambi¨¦n, no entender muy bien el alcance de las autonom¨ªas, fen¨®meno que, sin duda, Interpretan en algunos casos como de posibles interferencias en los intereses norteamericanos en territorio espa?ol.
Seguir¨¢ el programa de visitas casi constantes de pol¨ªticos espa?oles a EE UU, con la obligada escala en Washington -el ¨²ltimo fue el de esta semana por parte del socialista catal¨¢n Joan Revent¨®s-, aunque se ignora, por el momento, si el l¨ªder socialista Felipe Gonz¨¢lez, que tienen anunciada una conferencia el 25 de noviembre, vendr¨¢ a Washington para contactos con miembros de la nueva Administraci¨®n republicana.
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