?Sobran m¨¦dicos?
?Existen demasiados m¨¦dicos en nuestro pa¨ªs? Que se lo pregunten al ciudadano de a pie, que acude a recibir asistencia a un ambulatorio de la Seguridad Social. Con suerte, le tocar¨¢ el n¨²mero 23, adem¨¢s de una receta apresuradamente garrapateada en un papel.Sin embargo, se sigue procurando con insistencia difundir el mito de un exceso de m¨¦dicos. Y no sobran tantos, no. Lo que s¨ª existe es un importante n¨²mero de'ellos que acapara una multitud de puestos de trabajo.
Este falso enfoque del problema ha desembocado en una pol¨ªtica de restricci¨®n de los espa?oles a la formaci¨®n m¨¦dica. De hecho, hasta hace muy poco, reg¨ªa una ley de especialidades que contemplaba cuatro posibilidades para la obtenci¨®n del t¨ªtulo de m¨¦dico especialista: a) examen para m¨¦dicos internos residentes (MIR); b) asistencia a escuelas profesionales; c) asistencia a departamentos hospitalarios acreditados, y d) convalidaci¨®n de un t¨ªtulo extranjero.
Pues bien, el 30 de septiembre de 1980 se public¨® en el BOE una ?resoluci¨®n? que modificaba dicha ley, obligando a la realizaci¨®n de una ?prueba nacional preselectiva de formaci¨®n de m¨¦dicos especialistas?, como condici¨®n imprescindible para acceder a dicha formaci¨®n. Hemos de manifestar que esta resoluci¨®n es incorrecta por la forma y por el fondo.
Por la forma, porque fue publicada sin previo aviso y sin un plazo prudente de aplicaci¨®n. ?Qu¨¦ improvisaci¨®n es esta? ?Qu¨¦ ocurre con los m¨¦dicos que, confiados en la vigencia de la ley anterior, no consideraron la posibilidad de prepararse para el examen? De hecho, algunas escuelas de especialidad hab¨ªan realizado ya una selecci¨®n de alumnos para el presente curso, habiendo comenzado sus actividades. ?Qu¨¦ ocurre con estos admitidos? ?Acaso se piensa que pueden preparar un examen nacional en los veinte d¨ªas que se les da de plazo? ?O es que esto no le importa a nadie?
Por el fondo, porque se condiciona la elecci¨®n de una especialidad a la puntuaci¨®n obtenida en un examen general. Ante el d¨¦ficit de plazas, s¨®lo una minor¨ªa podr¨¢ elegir su especialidad con criterio vocacional. Los dem¨¢s habr¨¢n de conformarse con lo que quede. Con ello veremos a los ginec¨®logos de vocaci¨®n ejerciendo dermatolog¨ªa, o a los pediatras hacer estragos entre los pacientes psiqui¨¢tricos.
Se ha pretendido que la limitaci¨®n se realizaba de acuerdo con la capacidad docente de los centros. Nada menos cierto. Por ejemplo, se pretende limitar el n¨²mero de plazas en cada una de las escuelas profesiopales a un m¨¢ximo de cin
Pasa a p¨¢gina 12 Viene de p¨¢gina 11
co, cuando en cursos anteriores el n¨²mero hab¨ªa sido cinco veces mayor. Como broma podr¨ªa pasar pero como realidad resulta de mal gusto.
Porque no hay limitaci¨®n del acceso de. alumnos extranjeros, aunque sobrepasen con mucho la capacidad docente adjudicada. Dado que estos alumnos podr¨ªan en un futuro ejercer en Espa?a mediante un mero tr¨¢mite de convalidaci¨®n, s¨®lo cabe plantearnos una alternativa: ?es esto un caso de autodiscriminaci¨®n o de masoquismo puro y simple?/ y diez firmas m¨¢s, m¨¦dicos aspirantes a especialistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.