El "r¨¦cord" mundial de velocidad sobre agua, una peligrosa aventura
El pasado mi¨¦rcoles, el norteamericano Lee Taylor, de 45 a?os, muri¨® al desintegrarse su motonave Discovery II, propulsada por cohetes a reacci¨®n, cuando intentaba recuperar el r¨¦cord mundial de velocidad sobre el agua, en el lago Tahoe, cerca de Reno (Estados Unidos). Taylor desaparec¨ªa as¨ª de la misma forma que el famoso ingl¨¦s Donald Campbell, a causa de la ?fiebre de la rapidez?. Se deslizaba a casi 580 kil¨®metros por hora en el momento de producirse el accidente. Sobre tierra, sin que la peligrosidad alcance tan altos niveles, la plusmarca actual supera los mil kil¨®metros por hora.
El inter¨¦s del hombre por ir m¨¢s r¨¢pidamente en todo no cesa. Es un ejemplo m¨¢s de sus intentos por superar las marcas m¨¢s ins¨®litas. En la velocidad con ingenios mec¨¢nicos sobre tierra y agua las posibilidades han ido en aumento seg¨²n aparec¨ªan nuevas formas de propulsi¨®n. En el primer caso, los registros doblan pr¨¢cticamente a los segundos. El rozamiento es mucho menor al sufrirlo s¨®lo las cuatro ruedas y el peligro, l¨®gicamente, tambi¨¦n disminuye. Lee Taylor se hab¨ªa convertido en un gran sucesor de Donald Campbell, al lograr el r¨¦cord mundial de velocidad sobre agua en el lago Guntersville, Alabama, con una marca de 458,953 kil¨®metros por hora. A primeros de este a?o, sin embargo, el australiano Ken Warby, de 39 a?os, le arrebataba, por dos veces, la plusmarca al obtener durante un kil¨®metro las velocidades de 463,685 y 510,452 kil¨®metros por hora. Warby cumpl¨ªa asi en el Blowering Dam, situado en plenos Alpes australianos, su sue?o de ni?o. Admirador del mismo Donald Campbell, legendaria figura de la especialidad, tanto sobre agua como sobre tierra, hab¨ªa empezado por construir un modelo id¨¦ntico al P¨¢jaro Azul, famosa motonave que pilotaba el brit¨¢nico. Su barco del r¨¦cord, el Esp¨ªritu de Australia, iba equipado con un propulsor Westinghouse J 34, y aunque para la medici¨®n oficial de la plusmarca se requer¨ªa un doble recorrido de ida y vuelta, s¨®lo en la ida lleg¨® a conseguir los 530 kil¨®metros por hora.
Intentos fatales
Taylor, pues, intentaba recuperar el r¨¦cord, pero el lago Tahoe, situado entre los Estados de California y Nevada, a unos cincuenta kil¨®metros de Reno, la conocida ciudad de las bodas y divorcios, iba a ser su tumba. El Discovery II, de doce metros de largo, que hab¨ªa costado casi 190 millones de pesetas, se desintegr¨® cuando al parece hab¨ªa alcanzado una velocidad m¨¢xima de 579,348 kil¨®metros por hora y el r¨¦cord pod¨ªa superarlo ampliamente. Seg¨²n el sheriff de la zona, Douglas County, no apareci¨® ni rastro del cuerpo del piloto californiano.Se repet¨ªa la historia ocurrida a Donald Campbell, el 4 de enero de 1967, cuando ten¨ªa 46 a?os. El piloto brit¨¢nico fue el ¨²ltimo poseedor del r¨¦cord sobre tierra con un veh¨ªculo ?cl¨¢sico?, no a reacci¨®n al conseguir 648,728 kil¨®metros por hora, el 27 de julio de 1964. El 31 de diciembre de ese mismo a?o obten¨ªa 444,615 sobre agua. Aunque quer¨ªa, sobre todo, alcanzar en tierra la barrera del sonido, estaba convencido de poder ir m¨¢s deprisa en agua. Tres a?os m¨¢s tarde, luego de realizar dentro de los planes previstos un primer recorrido a 477,962 kil¨®metros por hora, su P¨¢jaro Azul levant¨® la parte delantera, dio la vuelta y estall¨® al golpear en el agua. En la investigaci¨®n de las causas del accidente se argument¨® una mala posici¨®n de la motonave en el deslizamiento. Ahora, en el caso de Taylor, a¨²n no se han especificado los motivos de la tragedia. Las altas velocidades, l¨®gicamente, ante cualquier peque?o fallo, aunque las pruebas se realicen en lagos apropiados y en d¨ªas de aguas tranquilas, son las principales desencadenantes. Malcom Campbell, padre de Donald, pionero de la modalidad, hab¨ªa llevado los r¨¦crods en tierra desde ?s¨®lo? 253,18 kil¨®metros por hora en 1924 a 484,40 en 1935. Sobre agua hab¨ªa logrado 238,32 en 1939.
Si en la moton¨¢utica ?cl¨¢sica? los r¨¦cords de velocidad no llegan actualmente a los doscientos kil¨®metros por hora, menos de la mitad, pues, que a reacci¨®n, en automovilismo sucede lo mismo. La m¨¢xima marca admitida oficialmente por la Federaci¨®n Internacional del Deporte del Autom¨®vil (FISA), es ahora de 1.014,294 kil¨®metros por hora. Fue conseguida por el norteamericano Gary Gabelich en las salinas de Bonneville, Estado de Utah (Estados Unidos), el 23 de octubre de 1970. La medici¨®n se hizo seg¨²n la media de dos recorridos en sentido contrario hechos por un veh¨ªculo llamado La Llama Azul. Dicho b¨®lido, propulsado por un gas l¨ªquido, per¨®xido de hidr¨®geno, como el de Warby, estaba te¨®ricamente capacitado para alcanzar una velocidad de 1,448 kil¨®metros por hora.
El 18 de diciembre del a?o pasado, sin embargo, Stan Barrett, otro norteamericano, extra de cine, acr¨®bata, cruz¨® en tierra la barrera del sonido, que anlielaba Donald Campbell. Aunque su proeza no fue homologadaal no reunir los necesarios requisitos oficiales, la Fuerza A¨¦rea de Estados Unidos lleg¨® a medir por el radar de la base Edwards una velocidad en su b¨®lido, Budweiser, de m¨¢s de 1.344 kil¨®metros por hora, l¨ªmite s¨®nico. El Budweiser iba provisto de un motor de 48.000 caballos y un cohete de unos 3.000 kilos de peso. Barret, el 10 de septiembre, tambi¨¦n hab¨ªa superado la marca de Gabelich, con 1.027 kil¨®metros por hora, pero igualmente a t¨ªtulo oficioso.
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