El arrendamiento de Las Ventas, a un paso de la soluci¨®n final
De la reuni¨®n que celebrar¨¢n el lunes pr¨®ximo los socios de Taurina Hispalense y el Consejo de Asuntos Taurinos de la Diputaci¨®n madrile?a, depende la soluci¨®n final del actual arrendamiento de Las Ventas y el inmediato paso a una nueva f¨®rmula de explotaci¨®n que conjugue adecuadamente los intereses del p¨²blico de Madrid y los asistenciales de la Corporaci¨®n.Es decir, que la soluci¨®n final -rescisi¨®n de contrato- est¨¢ a un paso. Y, a su vez, enlaza con el posible cese de actividades o disoluci¨®n de Taurina Hispalense, entre cuyos miembros las diferencias de criterio son muy fuertes, y donde se da la paradoja de que hay entablada una lucha por el poder, al tiempo que las cuantiosas p¨¦rdidas que se han producido en las dos ¨²ltimas temporadas, unidas a unas previsiones de futuro poco claras, retraen a los asociados a la hora de, hacer frente a futuros compromisos econ¨®micos.
El consejero delegado de Taurina Hispalense, Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Berrocal, ofrece alternativas que a¨²n no han sido aceptadas por los socios. Una de ellas es pagar al contado el segundo plazo de arrendamiento del presente a?o -81 millones-, y trasladar el correspondiente aval para cubrir la primera parte del canon de 1982, que son, naturalmente, otros 81 millones. Para dulcificar este amargo trago, Berrocal ha hecho a sus compa?eros la promesa de que si en la pr¨®xima temporada hay beneficios, se repartir¨¢n a med¨ªas, y si p¨¦rdidas, correr¨¢ ¨¦l con todas. Al parecer, los socios no est¨¢n dispuestos a entrar en este juego, ni aun con la oferta de Berrocal.
El grupo de socios albacetenses apoya a Berrocal en su gesti¨®n, mientras tiene en contra a los sevillanos, que capitanea Canorea. Aqu¨¦llos han propuesto a ¨¦stos la compra de sus acciones, al precio de su valor nominal -es decir, un mill¨®n-, pero los sevillanos piden tres millones y medio, y, hasta el momento, no hay trato. Las negociaciones, de todas formas, han quedado suspendidas, a la espera de los resultados de la reuni¨®n en la Diputaci¨®n, anunciada para el lunes, donde se espera que la Corporaci¨®n dar¨¢ a conocer a los socios su decisi¨®n de rescindir el contrato de arrendamiento, por incumplimiento del mismo.
Mientras tanto, un grupo de aficionados, casi todos ellos abonados en distintas localidades de la plaza de Las Ventas, van a presentar una querella contra Taurina Hispalense, por la ilegal subida del precio de las localidades durante 1981, y otras presuntas acciones (o quiz¨¢ omisiones) de la empresa, que habr¨ªan lesionado sus derechos como espectadores. Lo cual crea un nuevo componente descalificador para la sociedad, donde los mismos socios (o, por lo menos, la mayor parte de ellos) a estas alturas a¨²n no saben qu¨¦ ha pasado, en realidad, a lo largo de la temporada. El balance definitivo, que se supone determinar¨¢ p¨¦rdidas cifradas en varias decenas de millones, es, hasta la fecha, un misterio.
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