La Iglesia italiana quiere desmarcarse de la Democracia Cristiana
El esc¨¢ndalo del petr¨®leo, que est¨¢ paralizando la actividad del Gobierno en Italia, alcanza ya cotas tales que ha provocado la intervenci¨®n de la Conferencia Episcopal en el tema con el fin, al parecer, de marcar distancias con la Democracia Cristiana, afectada por estos esc¨¢ndalos. Por su parte, el Partido Comunista italiano (PCI) ha conminado al ex jefe del Gobierno Giulio Andreotti a que confiese cuanto sabe sobre el caso, mientras informaciones de Prensa le acusan de estar implicado en el esc¨¢ndalo.
Durante el debate que se est¨¢ celebrando en el Parlamento italiano sobre el triple esc¨¢ndalo que sacude a este pa¨ªs -petr¨®leo, servicios secretos, ?caso Pecorelli?. el periodista asesinado cuando empez¨® a descubrir el caso-, los comunistas han planteado una petici¨®n que ha causado conmoci¨®n: ?Andreotti debe decir todo lo que sabe sobre el esc¨¢ndalo del petr¨®leo?. Esta toma de postura ha sido inmediatamente interpretada como el abandono pol¨ªtico de Andreotti por parte del Partido Comunista italiano, que hasta ahora lo han siempre defendido por tratarse, junto con Zaccagnini, de la personalidad democristiana m¨¢s favorable a una participaci¨®n del partido que dirige Enrico Berlinguer en el Gobierno.Por su parte, el grave problema de los esc¨¢ndalos se est¨¢ complicando hasta tal punto que los mismos obispos italianos acaban de publicar un documento sobre el tema.
Es la primera vez que la Conferencia Episcopal interviene de este modo ante un caso de corrupci¨®n. En el documento que acaban de publicar los obispos alertan para que los esc¨¢ndalos ?no puedan ser manejados como arma de afirmaci¨®n de poder o de desestabilizaci¨®n?.
Advierten que ?el modo y el momento en que han estallado ofrecen la sospecha de que no siempre se afronte el problema en nombre de una mayor justicia o de un futuro mejor del pa¨ªs?, y ponen en guardia a los hombres pol¨ªticos, recordando que ?cuanto se ve, se oye o se lee cada d¨ªa engendra desconfianza en las instituciones, escepticismo hacia los rectores de la vida p¨²blica e incertidumbre sobre el futuro democr¨¢tico del pa¨ªs, mientras alienta a la desestabilizaci¨®n?.
Esta inesperada salida de los obispos ha sido interpretada como un intento de tomar distancias con la Democracia Cristiana, llamada hoy ?partido de la corrupci¨®n?, y que durante treinta a?os ha sido considerada como el partido de los cat¨®licos. Los obispos no quieren, sobre todo en este momento, que se pueda confundir a la DC con la Iglesia. El problema no ser¨¢ f¨¢cil, si se piensa que durante tanto tiempo todo el aparato de la Iglesia estuvo masivamente a disposici¨®n del ?partido de los cat¨®licos? en las consultas electorales.
Nadie se salva
Otra cuesti¨®n que preocupa probablemente a los obispos es el hecho de que en esta oleada de esc¨¢ndalos de la que nadie parece salvarse, los ¨²nicos que escapan a ella son los comunistas. Precisamente por eso, el partido comunista est¨¢ dispuesto a empujar el acelerador a fondo y a desentenderse de sus antiguos aliados, ante el peligro de que ¨¦stos puedan tambi¨¦n estar metidos en el juego sucio.Todo este asunto parece un gran baile de luchas intestinas. Todos acusan a todos. Los democristianos llegan a acusarse entre ellos. As¨ª ha hecho el ministro de Industria, Antonio Bisaglia, que ha dado a entender que todas las acusaciones contra ¨¦l son un compl¨® de sus colegas democristianos. La izquierda democristianal por su parte, piensa que son los socialistas quienes est¨¢n interesados en que estalle este polvor¨ªn para provocar nuevas elecciones anticipadas, en las que esperan fortalecerse.
Mientras, hay quien asegura que son los comunistas quienes, viendo ya imposible una entrada inmediata en el Gobierno, dada la alianza de la derecha democristiana con los socialistas, se han decidido a destapar la olla de los esc¨¢ndalos, como diciendo ?s¨¢lvese quien pueda?.
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