China, aliada del Imperialismo norteamericano
Realmente era dif¨ªcil explicar de pronto a 2.500.000 albaneses que su mejor amigo hab¨ªa sido desde hac¨ªa tiempo un enemigo solapado. Ya ello tuvo que acudir el libro de Enver Hoxa Reflexiones sobre China, aparecido en 1979 el primer tomo, y en este a?o, el segundo, ambos en Tirana. El libro est¨¢ compuesto como un diario, en el que el l¨ªder alban¨¦s va anotando sus reacciones ante las noticias que recibe de aquel pa¨ªs, reacciones que va mostrando, poco a poco, el grado de desconfianza que se apodera de ¨¦l; ser¨ªa muy c¨®modo pensar que esto se ha escrito ahora para justificar, a posteriori, el fin del mito de la amistad albano-china; pero en sus p¨¢ginas hay las bastantes contradicciones -?Pek¨ªn se equivoca...; ahora parece estar de nuevo en el buen camino?- para hacer pensar que son genuinas, escritas al calor de los acontecimientos. Los comentarios ante los informes chinos son una curiosa mezcla de fanatismo pol¨ªtico -no hay m¨¢s que un- camino marxista-leninista: el suyo-, y de un cartesianismo que, evidentemente, Hoxa adquiri¨® durante su estancia en Par¨ªs. Cada vez que recibe una noticia el autor intenta explic¨¢rsela a la luz de la l¨®gica. ?Dicen que ha habido un compl¨®. Pero ?c¨®mo ha podido realizarse? ?Qui¨¦n estaba mezclado en ¨¦l? ?Qu¨¦ hac¨ªa el partido en ese momento??. Lo del compl¨® de Lin Biao le parece ?rocambolesco?. (1-586.) Los puntos de la divergencia creciente se escalonan as¨ª:Una blasfemia
Septiembre de 1964: ?Mao condena a Stalin, ante el que se vio humildemente en el papel de hijo, mientras con Jruschov se siente ante un hermano?. Al estalinista Hoxa esto le parece una blasfemia. Claro que Stalin era merecedor de respeto y cari?o por su obra personal. Pero no se impon¨ªa; al contrario. Hoxa recuerda detalles del dictador. ?A m¨ª me ha recibido en su propia casa, me ha tendido el plato con la comida (sin camareros), me ha tomado del brazo pa seando por el jard¨ªn..., sugiri¨¦ndome que me pusiera la gorra para que no me resfriara, llegando a mostrarme el cuarto de aseo por si ten¨ªa necesidad de utilizarlo?, y pregunta ret¨®ricamente: ?Podr¨ªa calificarse esa actitud de Stalin de un maestro para con sus alumnos??. (Hoxa, Reflexiones sobre China. Ed. espa?ola, I-90.)
Cuando la revoluci¨®n cultural china, Hoxa apoya en principio el intento de devolver al movimiento comunista a sus or¨ªgenes, pero se asombra que eso se haya confiado a estudiantes medio anarquistas en lugar de ser obra del partido con la ayuda de obreros y campesinos. ?Y sin precisar qui¨¦nes eran los traidores con nombres y apellidos? ?Y c¨®mo se hizo sin matar a nadie? ??Sin cortar las cabezas traidoras que lo merezcan, no hay revoluci¨®n!?.
Ante la campa?a china de rebajar a Stalin para elevar a Mao se indigna. ?Stalin ha sido y seguir¨¢ siendo en el curso de los siglos un gran hombre, un gran revolucionario... Los errores de Stalin, si los hay, son de poca monta... Pueden calificar a Mao de "grande", pero jam¨¢s podr¨¢ ser comparado con Stalin. Stalin s¨ª que fue grande, y Lenin, a¨²n m¨¢s. (Hoxa, Reflexiones... I-342.)
Le molesta incluso que China intente alterar las fronteras con la URSS. Unas fronteras que fij¨® Stalin. No cabe duda que Stalin es el gran admirado por Hoxa y su partido, y fuera de Georgia, Albania es el ¨²nico sitio del mundo donde quedan estatuas gigantescas de aquel pol¨ªtico. Con motivo del centenario de su nacimiento (1879) se realiz¨® una serie de actos conmemorativos en Albania a la que Hoxa contribuy¨® con su libro Con Stalin (Tirana, 1979), donde nos da una elogiosa imagen del dictador, que Hoxa ?no sabe? si muri¨® o fue asesinado. ?Era justo y honrado?, dice. Cuando Tito se rebel¨®, Stalin rechaz¨® los consejos belicistas que le daban asegurando que ?jam¨¢s invadir¨ªa un pa¨ªs comunista?. (Con Stalin, p¨¢gina 44.) Hoxa da la versi¨®n m¨¢s completa que yo haya le¨ªdo sobre la famosa frase de Stalin sobre el Papa. ?En Yalta, Churchill y Roosevelt le preguntaron: "?Porqu¨¦ atacas al Papa?". "No tengo nada contra ¨¦l", respondi¨® el jefe ruso. "Entonces, ?por qu¨¦ no le unimos a nosotros en la lucha contra el fascismo?". "La guerra, se?ores", contest¨® Stalin, "se hace con soldados, ametralladoras, tanques... Si el Papa dispone de ellos para combatir, que se convierta en nuestro aliado. No necesitamos aliados que s¨®lo tienen como armas las homil¨ªas y el incensario"?. (Hoxa, ob. cit., p¨¢gina 164.)
En su libro, como todos los defensores de Stalin, Hoxa pone el acento en la versi¨®n contraria al hombre rudo y sanguinario que presentaban sus enemigos. Por el contrario... Stalin ten¨ªa una risa franca, suave, ?una risa que sal¨ªa del coraz¨®n? (¨ªdem, p¨¢gina 126).
(Al parecer,esta era la impresi¨®n que sacaba a todos los comunistas de pro. Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo me cont¨® una vez que, durante la guerra civil esra?ola, se encontr¨® con sus amigos Alberti y Mar¨ªa Teresa Le¨®n de vuelta de la URSS: ??Hab¨¦is visto a Stalin? S¨ª, contestaron emocionados. ?Y c¨®mo es?, pregunt¨® Coss¨ªo. Y el poeta y su compa?era, al un¨ªsono: "Un pedazo de pan"?).
Los consejos de Stalin
Stalin ayud¨® a Hoxa en varias ocasiones. Por ejemplo, le aconsej¨® que cambiase el nombre de su partido, llam¨¢ndole Partido del Trabajo de Albania, lo que se hizo pr¨®ntamente; resolvi¨® las fricciones que hab¨ªa entre el PC griego y el alban¨¦s ?con autoridad y justicia?, y al terminar la reuni¨®n dijo: ?Besaos, camarada Hoxa y camarada Zanariadhis?. ?Nos besamos?, recueda Hoxa, que, al salir, coment¨® con su ex rival: ?Stalin no tiene parang¨®n. Se ha portado con nosotros como un padre. Ahora todo est¨¢ claro entre nosotros? (ob. cit., p¨¢gina 210).
El trato ignominioso dado a Stalin inspira a Hoxa sospechas sobre el desviacionismo chino, sospechas que se agudizan en octubre de 1972, cuando Mao se entrevista con ?ese criminal llamado Nixon, mientras los aviones norteamericanos bombardean Vietnam?. A hora con retraso y tarde?. (?Reflexiones?, 11- 112). En 1975 se van agravando las dificultades. En el mes de junio aseguran que conceder¨¢n s¨®lo el 25% de los cr¨¦ditos pedidos, el 50% de ello, con obras completas, y el otro 50%, con material de equipo. ?Somos pobres, se quejan?. Unidades industriales pedidas, veinte. Nos dan diez. ??Est¨¢ a punto de romperse la amistad existente??, se pregunta Hoxa (ob. cit., p¨¢gina 135).
Estaba a punto, aunque la inercia la mantuvo alg¨²n tiempo artificialmente. La Prensa habl¨® de que los obreros albaneses trataban mal a los especialistas chinos: ?Vete?, dec¨ªan, ?no os necesitamos?. Hoxa asegura que es una calumnia.
Revisionismo chino
La mecha la enciende el VII Congreso del Partido del Trabajo alban¨¦s, en diciembre de 1976. Los comunistas de Hoxa, que no se han privado nunca de lanzar las cr¨ªticas m¨¢s severas a los actos que creen revisionistas de China, sin importarles un comino lo que se jugaban, lo hacen ahora p¨²blica, aunque veladamente, contra la l¨ªnea del PC chino y las ideas estrat¨¦gicas de Mao. Irritaci¨®n en Pek¨ªn y, de resultas, m¨¢s irritaci¨®n en Tirana. ? El PTA es libre e independiente y puede criticar y ser criticado?.
Es evidente que en China se estaban hartando del peque?o alhan¨¦s, al que hab¨ªan defendido contra la URSS y dado ayuda t¨¦cnica y econ¨®mica y que, de forma tan desagradecida, exig¨ªa prisa en los regalos y se atrev¨ªa a recriminar su interpretaci¨®n marxista. ??C¨®mo pueden aliarse con EE UU??, preguntaban en Tirana. Y China: ?Porque el mayor enemigo ahora es la URSS?. ??Los dos son igualmente nocivos! ?, gritaban en Albania. En China se escribe que los albaneses detienen y torturan a los prochinos... En diciembre de 1977 informa que, dadas las condiciones adversas en el trabajo, dejar¨¢n de mandar especialistas (ob.,cit. II-749).
La ruptura es ya total. Y tras ella empezaron las recriminaciones con facturas presentadas por ambas partes. Parece que en ese terreno los dadores parten siempre con ventaja inicial. La ayuda ha sido grande y adem¨¢s se ve en todas partes -f¨¢bricas, diques...-; pero Hoxa va rebajando en su libro todos y cada uno del cap¨ªtulo de los cargos. ??Que nos dieron 1.800.000 toneladas de trigo? S¨®lo 436.000 fueron recibidas a cr¨¦dito, y el resto, pagado con clearing?, y Albania envi¨® como contrapartida 1.700.000 toneladas de petr¨®leo, adem¨¢s de bet¨²n y mineral de cromo. ?Y el retraso en enviar el material industrial, que alarg¨® hasta seis a?os lo que debla hacerse en uno? Al citar la ayuda militar, China, adem ¨¢s de exagerarla, revela a los enemigos de Albania nuestras posibilidades en ese sentido. ?Una traici¨®n a la causa socialista! ?.
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