Marruecos insiste en la inminencia de una soluci¨®n para el Sahara
Aunque ning¨²n hecho nuevo vino a sugerir que el conflicto del Sahara podr¨ªa ser solucionado este a?o de 1980, como hab¨ªa prometido el rey Hass¨¢n II, resulta significativo que oficialmente en Marruecos se siga insistiendo en que esto es posible.En una reciente entrevista a la revista ¨¢rabe El Watan al Arabi, el primer ministro marroqu¨ª, Maati Buabid, record¨® que el rey, prometi¨® que el contencioso del Sahara ?encontrar¨ªa soluci¨®n antes de fines de 1980 o inicios de 1981?.
Como no es posible imaginar que el jefe del Gobierno marroqu¨ª pueda hacer una declaraci¨®n parecida sin haberla pensado y consultado previamente, se vuelve a insistir en Rabat sobre la posibilidad de que Marruecos y Argelia lleguen efectivamente a alg¨²n acuerdo.
Para muchos observadores en la capital marroqu¨ª, las frecuentes alusiones e indiscreciones de altos funcionarios marroqu¨ªes sobre supuestos contactos secretos argelino-marroqu¨ªes, las continuas referencias a una supuesta modificaci¨®n de la actitud argelina -que al menos en la forma es constatable-, aparecen hoy como una preparaci¨®n sicol¨®gica de la opini¨®n p¨²blica marroqu¨ª hacia una posible soluci¨®n negociada.
No en vano, y quiz¨¢ temiendo esta eventualidad de un acuerdo concluido por las m¨¢s altas instancias de los dos pa¨ªses, que, en definitiva, pondr¨ªa en entredicho la actual configuraci¨®n pol¨ªtica y alianzas que existen en Marruecos, logradas todas a partir de 1975, y sobre la base de la unanimidad en favor de la causa nacional, el Sahara, todos los partidos pol¨ªticos marroqu¨ªes, atraviesa hoy serias crisis que parecen ser anticipadores de grandes cambios.
El partido vencedor de las elecciones de 1976, la Agrupaci¨®n Nacional de los Independientes, est¨¢ pr¨¢cticamente dividido y algunos atribuyen la oposici¨®n del actual presidente, el ex primer ministro Ahmed Osman, a un cierto pacifismo de ¨¦ste, en apoyo de una intenci¨®n tambi¨¦n pacifista, que se le atribuye al soberano.
El segundo partido en influencia en el Gobierno, el Istiqlal, del que es secretario Mohamed Bucetta, ministro de Exteriores, ha visto en su seno serias confrontaciones por el liderazgo, detr¨¢s de las cuales se esconde, aunque no sea lo determinante, una postura dura que se atribuye a Bucetta con respecto al Sahara.
Los socialistas, de los que tan pronto se dice que podr¨ªan participar en el pr¨®ximo Gobierno, como algunos de ellos mismos sugieren, que en el fondo el rey Hass¨¢n II tiene prisa por llegar a una soluci¨®n pol¨ªtica del problema del Sahara para poder hacer frente mejor a la creciente influencia de la USFP, est¨¢n bastante divididos en cuanto a la posibilidad de colaborar o no con el poder?.
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