Rosa Chacel publica la biograf¨ªa del pintor Timoteo P¨¦rez Rubio
El hombre que salv¨® los fondos del Prado fue esposo de la escritora
Rosa Chacel ha sido muchas veces la musa de la pintura de Timoteo P¨¦rez Rubio. Ahora, como si fuera el cumplimiento de una deuda, Timoteo P¨¦rez Rubio, el pintor que fue su marido, es el objeto del ¨²ltimo libro de Rosa Chacel. Bajo el titulo Timoteo P¨¦rez Rubio y sus retratos del jard¨ªn, acaba de aparecer en la Editorial C¨¢tedra. Hoy se presenta en el instituto de Entrev¨ªas, despu¨¦s de que durante la ma?ana se haya puesto oficialmente la placa con el nombre del pintor a una calle madrile?a, la que hasta ahora fuera el camino de Hormigueras.
La biograf¨ªa de Timo est¨¢ tan terminada como su vida?, dice Rosa Chacel. ?No tengo m¨¢s que a?adir?. En la pared de la salita, en la que las flores vivas van dando marca de las estaciones -ahora se trata de rojizas y plateadas flores de eucalipto-, permanece el retrato bell¨ªsimo de Chacel. Justo enfrente, el de Rosa y su marido, pintado por el que fuera su compa?ero de estudios, Valverde, y titulado En el estudio. ?Y respecto al sentimiento?, dice, ?lo m¨¢s parecido a la verdad es el silencio.Siempre es Rosa Chacel parca en palabras, con una rara timidez que encuentra justificaci¨®n ¨²nicamente en su necesidad de claridad, de precisi¨®n en el lenguaje. ?No es mi autobiograf¨ªa, aunque s¨ª, son, en buena parte, mis recuerdos... Es su biografia, por m¨ª, que he vivido, hasta la ¨²ltima, muchas p¨¢ginas de su vida. En este libro se cuenta todo o casi todo lo referente a la vida de Timoteo P¨¦rez Rubio, m¨¢s que a su obra. Pero creo que su obra es incornprensible sin su vida. En este libro cuento c¨®mo era Timoteo P¨¦rez Rubio, el hombre que salv¨® los fondos del Museo del Prado. Cuento c¨®mo y por qu¨¦ y qu¨¦ pintaba. Y cuento los momentos malos y los buenos, las dificultades y las alegr¨ªas que vivimos juntos desde que nos conocimos, en 1915, cuando entramos los dos en la Escuela de Bellas Artes de Madrid?.
Los exilios
?Cuento nuestros exilios, el voluntario en Roma y el no tan voluntario en Am¨¦rica. Cuando recibi¨® la beca italiana y nos casamos, y nos fuimos. A las dificultades econ¨®micas se debe mucho de la pintura de Timoteo: de lo bueno y de lo no tan bueno, de lo que quiso hacer y de lo que no pudo dejar de hacer. Porque ¨¦l siempre vivi¨® y mantuvo a su familia con su pintura?. Respecto a su estilo ha dicho Rosa Chacel: ?Siempre guard¨® alguna forma de fidelidad al impresionismo y siempre ha tenido esa pasi¨®n por la naturaleza. Aunque intent¨® muchas maneras expresivas, conserv¨® siempre esto como suyo propio?.Rosa Chacel habla con cari?o de la calle y del barrio en que se va a dejar el nombre de su marido con cari?o. Dice que le gusta que el sitio, que no era el Madrid en que vivieron ellos, mire a la sierra y a la ciudad como una met¨¢fora de la emigraci¨®n. Le gusta, dice, el nombre que la calle casi desierta abandona. Y le gusta que la idea haya surgido de los extreme?os, los paisanos de su marido, y que haya recibido apoyo del Ayuntamiento de Madrid. ?En realidad, Timo vivi¨® de estudiante en una pensi¨®n de la calle de Larra. Yo ya he contado mi Madrid del barrio de Maravillas, y de vuelta de Roma vivimos en la plaza del Progreso... ?Pero, y as¨ª lo va a hacer notar en sus palabras de hoy, hay una especie de elecci¨®n, o as¨ª lo ha sentido, aunque sea a posteriori, por el futuro. Por los futuros pobladores de esta calle, apenas ocupada por los ni?os, que, dice, ?dentro de pocos a?os preguntar¨¢n tal vez a su maestro qui¨¦n es ese Timoteo P¨¦rez Rubio de la placa. El que, seg¨²n su mujer y bi¨®grafa, todo lo que supo lo aprendi¨® por su cuenta, por sus lecturas y con su vida?.
Babelia
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