El final de la guerra de Chad
LA OSCURA, vergonzante guerra civil de Chad ha terminado apenas Libia ha aumentado su intervenci¨®n y ha introducido sus propias tropas en el combate. Una presa f¨¢cil. S¨®lo le separaba de su captura final la inquietud de una intervenci¨®n francesa; apenas ha tenido la seguridad de que Francia no intervendr¨ªa, un peque?o empuj¨®n le ha bastado. Y Francia no ha intervenido directamente porque teme las acusaciones de colonialismo, una mala situaci¨®n con los pa¨ªses del Tercer Mundo y quiz¨¢ una campa?a internacional y de la izquierda interior acus¨¢ndola de hacer algo semejante a lo de la URSS en Afganist¨¢n; pero tambi¨¦n por miedo a entrar en un avispero militar y por falta de seguridad de que el bando al que apoyaba tuviera alguna voluntad firme de intervenir.La guerra de Chad es antigua,: un enfrentamiento de Norte -pobre- contra Sur -menos pobre-, de ¨¢rabes n¨®madas en el Norte frente a negros animistas, pero conducidos por el camino de cristianizaci¨®n por las misiones, los colonos y los militares franceses; hace casi veinte anos que hay enfrentamientos. Los franceses los sujetaron, con una ayuda econ¨®mica y una presencia militar, dentro de la pol¨ªtica semiimperial -imperio de prestigio vago, pero de gastos importantes en esa zona, aunque m¨¢s fruct¨ªfera en otras- de la francofon¨ªa que invent¨® De Gaulle para mantener una ¨²ltima imaginaci¨®n de gran deza exterior y de exportaci¨®n de la civilizaci¨®n francesa Hace poco menos d¨¦ un a?o se recrudecieron las hostili dades, hasta tomar forma de guerra civil entre unas fuerzas armadas del norte y un Gobierno de uni¨®n nacional de transici¨®n; una guerra civil donde la violencia verbal no se correspond¨ªa a la verdad de unos combates espor¨¢dicos, a una guerra de posiciones: en suma, a algunas escaramuzas. La coalici¨®n pidi¨® ayuda oficial a Libia, y la obtuvo. Quiz¨¢ m¨¢s all¨¢ de lo que deseaba. Con ella le ha sido f¨¢cil vencer a las tropas del Norte; no le va a ser tan f¨¢cil implantar el nacionalismo chadiano que propugnaba, y algunos sectores de esta alianza gubernamental prefieren ya separarse de ella antes que colaborar con la Libia de Gadafi, que consideran un aliado peligroso y m¨¢s bien ¨¢vido. Incluso tienen la fundada sospecha de que Libia va finalmente a implantarse en el Norte y en el centro, ¨¢rabes, y a dominar al Chad negro.
El pa¨ªs es pobre, feudal, con una de las rentas por cabeza m¨¢s bajas,del mundo, apenas sostenido por su monocultivo del algod¨®n, hoy poco cotizado en los mercados mundiales. Pero tiene fronteras, adem¨¢s de con Libia, con paises tan intranquilos como Sud¨¢n y Nigeria; las tiene con la Rep¨²blicia, Centroafricana, Camer¨²n, lo que le hace particularmente importante para cualquier intervenci¨®n o manipulaci¨®n en el Africa Central. Era el inter¨¦s de Francia: lo ha perdido. Y lo ha ganado Libia. Puede que algunos sucesos futuros, algunos cambios y algunas guerras dependan de este cambio en Chad. Pero puede tambi¨¦n que la cuesti¨®n no haya terminado todavia, como parece creer, desde su refugio en Camer¨²n, el primer ministro derrotado, Habr¨¦; pero no tanto por la fidelidad de sus seguidores como por posible creaci¨®n de nuevos descontentos y de nuevas v¨ªctimas, creados ahora por la victoria de Gukuni Uedei y por la configuraci¨®n que intente dar Libia al pa¨ªs, e incluso por la formaci¨®n de una resistencia contra los libios, que podr¨ªa ahora contar con una coalici¨®n distinta, en la que formaran parte algunos de los vencedores descontentos junto con los derrotados. Puede que Francia encamine en adelante su acci¨®n pof el aliento, m¨¢s o menos discreto, a esa nueva resistencia.
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