Adonais
Por fin, despu¨¦s de tantos a?os, le han dado el Premio Adonais al propio Adonais. Ya era hora.Blanca Andr¨¦u Fern¨¢ndez-Albalat, premiada este a?o con la m¨¢xima loter¨ªa de la l¨ªrica joven, se me presentaba, hace como un par de a?os, venida de las provincias y los mares, de los mares y las mar¨ªas, con su carpeta azul de versos bellos, sombr¨ªos, distantes, diferentes, recorridos por una sustancia verde e improbable que quiz¨¢ sea la sustancia misma de lo po¨¦tico. Melena de Rimbaud, vaqueros con lujo de flecos desflecados, veintea?os y una belleza efeboandr¨®gina que hac¨ªa de ella algo as¨ª como el propio Adonis/ Adonais, divinidad en varias lenguas, planta, mito, cosa, m¨¢s el renuevo puro de provincias.
-T¨² escribes bien, t¨ªa.
-Esto es una mierda.
-Que t¨² te. lo haces, te lo prometo.
Todos los d¨ªas llega de provincias un muchacho, una muchacha anterior a los colores, con una carpeta mediocre de gomas ya flojas y desalentadas. M¨¢s que el consejo, la asesor¨ªa, la maestr¨ªa que uno no puede darles -y ellos lo saben-, porque uno no la tiene/quiere, buscan la f¨®rmula, el secreto del ¨¦xito, eso que se imaginan en m¨ª, truco fulm¨ªneo para conseguir la fama y poner de inoda una bufanda.
Es todo lo contrario. Contra la apariencia de fulguraci¨®n, lo de uno ha sido uno larga paciencia, como lo de Baudelaire, con ser Baud¨¦laire. Y es que no hay otra f¨®rmula que la paciencia, para los genios. y para los gilipollas. La paciencia, en arte, es toda la celeridad posible. Una cosa casi vertiginosa. Como todo viene por rachas, hasta las rachas, hoy habr¨ªa que hablar de Zamora Vicente, Andr¨¦s Amor¨®s, Mauro Armi?o y otros ingenios y amigos galardonados en la justiciera generosidad literaria prenavide?a. Aparte Onetti y Blanca Andr¨¦u.
Blanca creo recordar que ten¨ªa una peque?a gata, Coca¨ªna (ine vitablemente desintoxicada co mo Coquita), un Cocteau por Modigliani (o quiz¨¢ al rev¨¦s), una barbaridad de gregoriano en disco y algo de Patty Smith, la bisexual que canta orinando en el r¨ªo. Blanca creo recordar que era algo as¨ª como un Rimbaud vestido/desnudo de Adonais, por encima, /debajo de su profunda superficie femenina. Blanca creo recordar que se alimentaba de nesq¨¹ik, sopas Campbell. (devoci¨®n por Andy Warhol), Garcilaso, Rady Bradbwry, Guillermo el Conquistador, Asterix y tortillas de ajos tiernos (a ser posible, sur africanos). Una cosa as¨ª era Blanca. Viv¨ªa como en la antolog¨ªa de los mitos culturales/ contraculturales de la efeboacracia actual: el Renacimiento, Greta Garbo, Nifflusky, Mozart, las m¨®vidas/chocolate de Malasa?a y los lapiceros Alpino para dibujara Venus Afrodita, con un plis rubio platino a todo color. Por, sus versos, ya digo, corr¨ªa una sustancia de obsesi¨®n y verde, de nochemuerte, mecanografia,da con los dedos temblorosos del popper que snifan los bisex, mediante palabras: nuevas, valientes y violentas: ?Mira mi boca de vitriolo y mi garganta de cicutaj¨®nica?. Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto ha resumido muy l¨²cidamente, para la Prensa, esta poes¨ªa que nace. Paco Ord¨®?ez me escribe emplaz¨¢ndome para vernos en dos semanas yhablar de lo que pasa. Si los pol¨ªticos, Paco (t¨² eres poeta), supieran leer a los j¨®venes en sus versos, comprender¨ªan el rid¨ªculo de sus contralegalismos antidivorcistas y otros muermos.
Pienso que en un ptemio Adonais, en una voz raigal clamada de pronto en el clamor de Espa?a, puede leerse la verdad sociol¨®gicocultural de nuestra juventud mejor que en estad¨ªsticas o discursos. Ellos, los j¨®venes ad¨®nico/dionis¨ªacos, viven ya un futuro m¨¢s culto, m¨¢s escampado y m¨¢s musical que nuestro mediocre presente. Blanca, creo recordar, sal¨ªa de ¨¢ngel de Pasolini en las funciones de su pueblo.
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