Ros Marb¨¢, Guillermo Gonz¨¢lezy Cervell¨® triunfan en el Real
Tres nombres espa?oles protagonizaron el m¨¢s reciente concierto de la Orquesta Nacional, primero despu¨¦s del silencio navide?o: el director Ros Marb¨¢, el compositor Jordi Cervell¨® y el pianista Guillermo Gonz¨¢lez. Verdaderamente la labor de los tres y la de la misma ONE mereci¨® mejor ambiente y m¨¢s c¨¢lida respuesta que la dispensada por el p¨²blico de los viernes.Las Secuencias sobre una mort, del barcelon¨¦s Jordi Cervell¨® (1935), es un ejemplo de m¨²sica bien hecha, de gran belleza sonora, hondo y refinado contenido human¨ªstico y natural actualidad. El fin de cuanto Cervell¨® compone no es, ciertamente, la novedad por la novedad, la pr¨¢ctica de tal cual procedimiento academicista (de ahora o de hace un siglo), sino, lisa y llanamente, la emoci¨®n. A ella se pliegan los procedimientos y el lenguaje si es que no vienen determinados por una caractericida actitud emocional que, en el caso de las Secuencias, parte de experiencias autobiogr¨¢ficas para llegar a una objetividad de alto nivel art¨ªstico.
Orquesta Nacional
Director: Ros Marb¨¢. Pianista: G. Gonz¨¢lez. Obras de Cervell¨®, Bartok y Brahms.9, 10 y 11 de enero. Teatro Real
La de Cervell¨®, tan cuidadosamente realizada a trav¨¦s de una textura transparente y de gran fascinaci¨®n colorista, nos descubre no s¨®lo la voluntad expresiva de un autor, sino, adem¨¢s, la profunda mediterraneidad que la impulsa y condiciona.
La versi¨®n dada por el tinerfe?o Guillermo Gonz¨¢lez (1945) -del tercer concierto de Bartok me pareci¨® sumamente interesante a m¨¢s de plenamente bella. Signific¨® la postura madura de un int¨¦rprete, todav¨ªa joven, ante una partitura no f¨¢cil de desentra?ar. Gonz¨¢lez valora estos pentagramas de los d¨ªas fin ales del compositor en cuanto tienen de remanso l¨ªrico, antes que como posibilidad virtuos¨ªstica. El tercer concierto cuenta entre lo m¨¢s efectivo escrito por Bartok, por las ideas y por la entera impostaci¨®n orquestal, tan clarificada que, en ocasiones, sugiere el mundo de la m¨²sica de c¨¢mara. El nacionalismo alcanza m¨¢xima esencialidad y ni siquiera puede decirse que el movimiento final presente esa fisonom¨ªa popularista practicada por Bartok en otros casos, tocada de matices violentos. Y el Adagio religioso resuelve en sencillez la dicotom¨ªa naturaleza-misterio tan agudamente estudiada por Massimo Mila. Guillermo Gonz¨¢lez, con sonido po¨¦tico y coloreado, con juego ¨¢gil y n¨ªtido, con alma serena, penetr¨® en la ¨²ltima verdad human¨ªstica, casi tr¨¦mula, de una obra resumidora del Bartok m¨¢s ¨ªntimo y efusivo. Camino dif¨ªcil, estrictamente musical, en el que Gonz¨¢lez se vio asistido por un Ros Marb¨¢ y una orquesta plenamente identicados.
Babelia
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