Balance de las elecciones sindicales
LOS DATOS, todav¨ªa provisionales, de los resultados de las elecciones sindicales facilitados por el Instituto de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n (IMAC) no discrepan sustancialmente de los que hab¨ªan sido ya adelantados anteriormente por EL PA?S. Comisiones Obreras (30,75%) se mantiene a la cabeza de las centrales, pero pierde terreno; UGT (29,29%) realiza un espectacular avance que la sit¨²a a punto y medio de CC OO; Uni¨®n Sindical Obrera (9,08%) no supera el list¨®n del 10% que le dar¨ªa derecho a participar en la negociaci¨®n colectiva sectorial; ELA-STV se consolida como la primera central sindical en el Pa¨ªs Vasco, y la constelaci¨®n de ?no afiliados? (17,24%) casi dobla a USO y ocupa una sexta parte de la representaci¨®n total. No es probable que la resoluci¨®n sobre las impugnaciones y la correcci¨®n de los errores t¨¦cnicos alteren dr¨¢sticamente esos resultados provisionales. Puede ser, por consiguiente, el momento para esbozar algunas conclusiones sobre su significado.
En primer lugar, resulta evidente que las l¨ªneas de fuerza del mundo sindical se han consolidado m¨¢s tard¨ªamente que las del mapa pol¨ªtico y que, posiblemente, dependan m¨¢s de la experiencia inmediata de los trabajadores y del acierto de la gesti¨®n de sus representantes sindicales que de la identificaci¨®n con s¨ªmbolos, ideas o l¨ªderes a nivel nacional. El retroceso de CC OO, que se perfilaba a la salida del franquismo como la central abrumadoramente hegem¨®nica, gracias al prestigio duramente conseguido bajo la represi¨®n, se podr¨ªa explicar as¨ª por la voluntad de mantener contra viento y marea un modelo de conflictividad laboral cristalizado durante la dictadura, en la nueva situaci¨®n que la legitimidad democr¨¢tica de las instituciones hab¨ªa creado.
La voluntad de desbordamiento de los marcos de negociaci¨®n con la patronal, la insistencia en involucrar al Gobierno y a los partidos politicos -con la famosa petici¨®n de acuerdos ?a cuatro bandas?- en la contrataci¨®n colectiva, siguiendo el t¨ªpico patr¨®n de politizaci¨®n de los conflictos, que tan ¨²til se hab¨ªa revelado para la oposici¨®n en el anterior r¨¦gimen, y el esfuerzo por marcar las distancias con respecto a UGT han llevado a CC OO durante los ¨²ltimos dos a?os a una relativa p¨¦rdida de audiencia entre los trabajadores. Porque para un cierto sector de los asalariados no resuItaba en absoluto evidente la conexi¨®n entre ese voluntarista esfuerzo por politizar los conflictos y la defensa efectiva de sus intereses inmediatos. La violenta denuncia contra el Estatuto de los Trabajadores, campa?a en la que UGT desempe?aba el papel de chivo expiatorio y de blanco de las invectivas de CC OO, tampoco parece haber dado los resultados que sus promotores esperaban.
El retroceso de CC OO no explica enteramente, sin embargo, el avance de UGT, ya que los casi ocho puntos ganados por la central socialista casi duplican las p¨¦rdidas del sindicato comunista. Parte del voto de electores anteriormente favorables a candidatos independientes se ha dirigido, sin duda en esta ocasi¨®n, a UGT, que capitaliza de esta forma sus notables esfuerzos por despojarse de connotaciones estrechamente obreristas y por presentarse como una central abierta a todos los trabajadores, ampliando espec¨ªficamente su mensaje electoral hacia los cuadros. En este sentido, Manuel Zufiaur, castigado por el ?sector cr¨ªtico? en el ¨²ltimo congreso, de UGT, se apunta una victoria, pues la firma del acuerdo-marco interconfederal se revela como un importante factor del ascenso de UGT, en el que tambi¨¦n ha podido influir el pragmatismo con el que el PSOE enfoc¨® el debate parlamentario en torno al Estatuto de los Trabajadores.
Por esa raz¨®n, un fracaso en la renovaci¨®n del AMI podr¨ªa perjudicar seriamente el progreso del avance sindical de UGT, al igual que deteriorar¨ªa irreparablemente el clima laboral de nuestro pa¨ªs y erosionar¨ªa gravemente la credibilidad de la CEOE como organizaci¨®n patronal eficaz y responsable.
El hecho de que USO no haya conseguido rebasar el list¨®n del 10%, pese a las considerables ayudas y protecciones que le han sido dispensadas, deber¨ªa, sin duda, hacer reflexionar a UCD, pero tambi¨¦n a las centrales mayoritarias. De un lado, el Gobierno podr¨ªa percatarse de que su voluntad no basta para inventar nuevas provincias en el mapa sindical, y de que una pol¨ªtica realista de rentas tiene que descansar obligadamente sobre acuerdos con los sindicatos vinculados al PSOE y al PCE. De otro, CC OO y UGT tal vez deber¨ªan meditar sobre el escaso inter¨¦s que sus enfrentamientos dial¨¦cticos tienen para amplios sectores de trabajadores y acerca de los riesgos de que sus sectarias disputas permitan a USO en una pr¨®xima convocatoria alcanzar la tierra prometida de los dos d¨ªgitos.
La hegemon¨ªa de ELA-STV en el Pa¨ªs Vasco muestra que los sentimientos nacionalistas han permeado a amplios sectores de quienes trabajan en Euskadi. En cuanto al sorprendente peso de los candidatos no afiliados, representa un oportuno recordatorio para los dirigentes sindicales y pol¨ªticos que siguen empe?ados en convertir a las centrales en correas de transmisi¨®n de los partidos, ignorando la preocupante p¨¦rdida de imagen de las formaciones pol¨ªticas durante esta poco vistosa etapa de transici¨®n a la democracia.
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