Washington recibi¨® a los ex rehenes como h¨¦roes de guerra
?Nunca m¨¢s?, declar¨® el presidente Ronald Reagan, al recibir ayer a los 52 ex rehenes, en un acto oficial en la Casa Blanca. Nunca m¨¢s Estados Unidos permitir¨¢ otro caso de detenci¨®n de rehenes en un pa¨ªs extranjero, fue la base del discurso pronunciado por Reagan ante unas 6.000 personas congregadas en los jardines de la Casa Blanca para festejar la liberaci¨®n de los ex cautivos, que pasaron 444 d¨ªas detenidos en Ir¨¢n.Los norteamericanos recibieron como h¨¦roes de guerra a los liberados desde su llegada el pasado domingo a West Point (Nueva York). Pero la apoteosis tuvo lugar ayer durante la llegada de los ex rehenes a la base a¨¦rea de Andrews.
Cuatro aviones de las fuerzas a¨¦reas estadounidenses aterrizaron sucesivamente en Andrews, a las seis de la tarde (hora de Madrid), en medio de una nube de banderas nacionales y cintas amarillas, s¨ªmbolo de la esperanza y la libertad. George Bush, vicepresidente de Estados Unidos; Alexander Haig, secretario de Estado, y Caspar Weinberger, secretario d¨¦ Defensa, abrazaron a cada uno delos ex cautivos. Pasa a p¨¢gina 2
Exaltaci¨®n patri¨®tica en el multitudinario recibimiento a los ex rehenes en la capital federal
Viene de primera p¨¢gina
Los veinte kil¨®metros que separan la base ¨¢rea de Andrews de la Casa Blanca, en el centro de Washington, fueron recorridos lentamente por una comitiva de autobuses con los colores blancos, azules y rojos, s¨ªmbolos nacionales, mientras autom¨®viles de la polic¨ªa hac¨ªan sonar ininterrumpidamente sus sirenas. Unas 200.000 personas congregadas a lo largo del recorrido saludaron con banderas y pancartas a los liberados, en medio de un clima de entusiasmo nacional con aplausos, gritos y canciones.
El tramo de la avenida Pensilvania, que separa el Capitolio de la Casa Blanca, fue el m¨¢s concurrido por los miles de personas que participaron en el caluroso recibimiento. ?Am¨¦rica es fuerte?, ?Am¨¦rica es libre?, ?Am¨¦rica es grande?, ?USA, 52; Ir¨¢n, 0?, eran algunos de los lemas de bienvenida, junto a banderas y cintas amarillas en las solapas, en las antenas de los autom¨®viles, ventanas de las casas, ¨¢rboles y farolas a lo largo del victorioso itinerario para 52 personas consideradas como h¨¦roes de guerra..
La recepci¨®n en la Casa Blanca fue el momento culminante, con un discurso patri¨®tico del presidente Ronald Reagan, no exento de advertencias para futuras acciones terroristas contra ciudadanos norteamericanos. Los miembros del Gabinete Reagan, el Congreso, cuerpo diplom¨¢tico de los pa¨ªses que representaron un papel importante en el proceso de liberaci¨®n (Argelia, Alemania Occidental, Canad¨¢, Reino Unido), mandos militares, familiares de los ex rehenes, desfile de cadetes militares al son de marchas patri¨®ticas, fue el escenario en el recinto de la Casa Blanca.
Media hora de ceremonia, en el jard¨ªn de la fachada oeste de la Casa Blanca, cerr¨® la jornada de apote¨®sico recibimiento -en Washington de los ex rehenes norteamericanos, Gobierno, Congreso, cuerpo diplom¨¢tico, Ej¨¦rcito y familiares vivieron el hist¨®rico momento en que el presidente Ronald Reagan, acompa?ado de los liberados, subi¨® a la tribuna para pronunciar un discurso de est¨ªmulo para los ex cautivos, en el que abundaban las advertencias para futuros actos terroristas: ?No hay l¨ªmite a nuestro poder, pero s¨ª a nuestra paciencia ?,dijo Reagan.
Hablando en espa?ol, Reagan record¨® el eslogan pintado en el mismo idioma por el sargento James L¨®pez en la pared de la habitaci¨®n donde estuvo secuestrado: ?Viva el rojo, blanco y azul?, colores de la bandera nacional de EE UU.
?Somos conscientes de las condiciones de encarcelamiento. Sabemos lo que ocurri¨®?, a?adi¨® el presidente. Ofreci¨® apoyo en la recuperaci¨®n del trauma, anunciando que los liberados tendr¨¢n poco tiempo para el reposo, ? porque el pa¨ªs os necesita?.
Recordando los principios de la libertad, rindiendo homenaje a las familias de los ocho soldados muertos en un intento de rescate a los rehenes, Ronald Reagan termin¨® con un welcome (bienvenidos).
Los ex cautivos se retiraron con sus familias al hotel Crystal Marriot, de Virginia, donde descansar¨¢n antes de volver a sus respectivos hogares. Comenzar¨¢ entonces la delicada adaptaci¨®n a la libertad.
Gracias a Espa?a
En conferencia de Prensa en West Point, tres horas antes de regresar a Washington, 41 de los 52 ex rehenes recordaron algunos de los momentos m¨¢s duros de su detenci¨®n.
Bruce Laingen, encargado de negocios en la Embajada estadounidense en Teher¨¢n, habl¨® durante trece minutos en nombre de todos los ex rehenes.
Rindi¨® homenaje p¨®stumo, en primer lugar, a los ocho marines norteamericanos, que perdieron la vida al chocar un avi¨®n de transporte y un helic¨®ptero en el desierto iran¨ª, en la fallida ?operaci¨®n de rescate militar? ordenada a finales de abril ¨²ltimo por el entonces presidente, Jimmy Carter.
?Es impresionante el recibimiento de toda Am¨¦rica. Am¨¦rica es fuerte?, dijo Laingen, manifestando el respeto de los ex rehenes por el presidente Ronald Reagan. Para ilustrar el ambiente del cautiverio, el diplom¨¢tico norteamericano aludi¨® tambi¨¦n a las palabras del embajador de Espa?a en Teher¨¢n pronunciadas en el curso de una de las visitas a los rehenes, durante los primeros meses de la detenci¨®n. ?La paciencia es un trago amargo que s¨®lo los fuertes pueden beber?, declar¨® Laingen, recordando las palabras del embajador espa?ol, incluyendo as¨ª a Espa?a entre los pa¨ªses a quienes agradeci¨® la mediaci¨®n.
Paciencia, coraje, solidaridad y confianza fueron los elementos principales que ayudaron a los rehenes a soportar su largo aislamiento, acompa?ado de torturas ps¨ªquicas y algunas veces f¨ªsicas, seg¨²n testimonio de los ex rehenes.
?Est¨¢bamos como animales en un zool¨®gico?, dijo por su parte, Charles Jones, el ¨²nico reh¨¦n de raza negra que no fue liberado por los iran¨ªes al cabo de unas semanas del asalto a la embajada, cuando las mujeres -excepto dos- y los hombres de raza negra fueron liberados.
Esta conferencia de Prensa no estuvo desprovista de un incidente, cuando una mujer llamada Virginia Wahl, que se defini¨® periodista independiente, llam¨® a Laingen hip¨®crita y agente de la CIA, tal y como lo hicieron los estudiantes isl¨¢micos.
En entrevista con la cadena de televisi¨®n ABC, Moorhead Kennedy, marido de Louisa Kennedy, que dirigi¨® el comit¨¦ de familias en el Departamento de Estado durante los catorce meses y medio del drama de los rehenes, manifest¨® que las necesidades habituales fueron las primeras en ser notadas durante el cautiverio. Posibilidad de cambiarse la ropa, contar con un cepillo de dientes o tener que pedir permiso para ir al lavabo constituyeron el inicio del calvario.
Kennedy habl¨® del sentimiento de abandono que tuvieron los rehenes en muchos momentos y de las operaciones de terror practicadas por los revolucionarios isl¨¢micos.
John McKeen, sargento de los marines encargados de velar por la seguridad de la embajada, preguntado en la conferencia de Prensa por la recuperaci¨®n de sus posibles problemas ps¨ªquicos, dijo que esperaba no tener dificultades. ?Todo ir¨¢ bien en cuanto pueda comenzar otra vez a perseguir a las mujeres?.
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