Las salidas de la crisis
LAS CONSULTAS del Rey con los portavoces de los grupos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria marchan a buen ritmo y hacen presumible que el presidente del Congreso pueda recibir en pocos d¨ªas la propuesta real de candidato a presidente del Gobierno.Tal y como establece el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n, ese candidato presentado a la C¨¢mara Baja por el jefe del Estado tendr¨¢ dos oportunidades para obtener la investidura: la primera, si logra la mayor¨ªa absoluta -176 diputados- en el Congreso, y la segunda, 48 horas despu¨¦s del eventual fracaso de ese intento, si consigue mayor¨ªa simple en dicha C¨¢mara. No parece probable, sin embargo, que un candidato revolcado en la primera vuelta insistiera en presentarse al segundo examen. La investidura de un presidente por mayor¨ªa relativa colocar¨ªa a su Gobierno en una posici¨®n demasiado inestable y precaria para llevar a cabo una eficaz gesti¨®n ejecutiva y para desarrollar con ¨¦xito un programa legislativo.
As¨ª, pues, la salida a la crisis no cuenta s¨®lo con varias posibilidades te¨®ricas, sino que, adem¨¢s, ¨¦stas podr¨ªan desplegarse pr¨¢cticamente en el tiempo a medida que sucesivas candidaturas fueran fracasando en el Congreso. Por esa raz¨®n, y por elevadas que pudieran ser las probabilidades de Leopoldo Calvo Sotelo de ser el primer candidato propuesto por el Rey, parece inexcusable examinar algunas de las otras soluciones que se barajan. Sin olvidar, entre ellas, que el Rey se ver¨ªa obligado, por mandato constitucional, a disolver las Cortes y convocar elecciones generales en el caso de que ning¨²n candidato obtuviera la confianza del Congreso en el plazo de dos meses iniciado con la primera votaci¨®n de investidura.
Con independencia de la dimisi¨®n de Adolfo Su¨¢rez y de las luchas intestinas en el seno del partido, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico contin¨²a siendo, a notable distancia, el grupo parlamentario m¨¢s numerosos. Resulta, pues, l¨®gico que la persona designada anteayer por el Comit¨¦ Ejecutivo centrista figure, en lugar preferente, entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno.
A este respecto, no deja de ser ins¨®lito, aunque congruente con esta especie de mundo al rev¨¦s en que se ha convertido la pol¨ªtica espa?ola desde la tarde del pasado jueves, que UCD no haya esperado a su II Congreso, convocado a la vuelta de la esquina, para elegir a su aspirante a la jefatura del Ejecutivo. Porque realmente constituir¨ªa la apoteosis del teatro del absurdo que, designado ya oficialmente candidato Leopoldo Calvo Sotelo, los delegados centristas rechazar¨¢n en Mallorca su nombre dentro de unos d¨ªas, ?o tendr¨¢ que aguardar el Rey a conocer el desenlace de una convenci¨®n partidista para ejercer las funciones que la Constituci¨®n le otorga?
De la candidatura de Leopoldo Calvo Sotelo s¨®lo sabemos, a ciencia cierta, que ha sido preparada por el propio equipo de Adolfo Su¨¢rez. Su biograf¨ªa pol¨ªtica es tan ambigua y se halla tal nutrida de proyectos contrapuestos o contradictorios que no permite predecir el futuro desde su pasado. Procurador en las Cortes org¨¢nicas del anterior r¨¦gimen, amigo pol¨ªtico de Fraga durante un per¨ªodo, ministro con Carlos Arias y con el primer Gobierno Su¨¢rez, proc¨®nsul de ¨¦ste para el desembarco oficialista en el Centro Eemocr¨¢tico en v¨ªsperas de las elecciones de 1977, autoritario elaborador de las listas de UCD para esos comicios, portavoz del grupo centrista durante algunos meses de la anterior legislatura, ministro de las Relaciones con Europa y vicepresidente de Asuntos Econ¨®micos en los ¨²ltimos Gabinetes, Leopoldo Calvo Sotelo lo inismo podr¨ªa proseguir la orientaci¨®n pol¨ªtica del Gobierno reci¨¦n cesado que forzar un pronunciado giro a la derecha.
La guerra sucia de rumores e intoxicaciones de las ¨²ltimas 48 horas ha producido tal poluci¨®n informativa que no resulta f¨¢cil distinguir, en ese contaminado ambiente, las apariencias de las realidades.
El candidato centrista no s¨®lo tendr¨¢ que hacer encajes de bolillos para conseguir los votos de todos los diputados de UCD, tarea nada f¨¢cil dado el actual clima de crispaci¨®n y de enemistad profunda que reina en ese partido. Adem¨¢s, necesitar¨¢ el apoyo de otras formaciones pol¨ªticas para lograr la mayor¨ªa absoluta en la votaci¨®n de investidura.
El acuerdo con Alianza Popular cristalizar¨ªa parlamentariamente a la gran derecha, pero seguramente llevar¨ªa a la abstenci¨®n o a la oposici¨®n a la minor¨ªa catalana, sin contar con la posibilidad de que Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y sus hombres hicieran honor a su promesa de abandonar UCD si tal alianza se cumpliera a nivel gubemamental. De otro lado, la renovaci¨®n del pacto con la Minor¨ªa Catalana podr¨ªa ser saboteada desde dentro de UCD. Y tanto en un caso como en otro, el candidato necesitar¨ªa el concurso de algunos diputados del Grupo Mixto para superar el list¨®n de los 176 votos o el apoyo, m¨¢s bien improbable, del PNV.
Leopoldo Calvo Sotelo puede triunfar o fracasar en el empe?o. En el caso de que, tras sondeos previos, renunciara de antemano a intentar la investidura, el Rey no tendr¨ªa mayores problemas para proponer, como primer candidato, a otro l¨ªder centrista. Pero si Leopoldo Calvo Sotelo fuera derrotado despu¨¦s de someterse a la investidura, el Jefe del Estado podr¨ªa encargar la formaci¨®n de Gobierno a Felipe Gonz¨¢lez o a un candidato previamente concertado para presidir un Gabinete de coalici¨®n.
Digamos, a este respecto, que la figura del dirigente socialista no hace, sino ganar imagen p¨²blica, respetabilidad pol¨ªtica y consistencia ideol¨®gica desde el 28? Congreso. Ahora bien, Felipe Gonz¨¢lez s¨®lo podr¨ªa llegar, sin elecciones, a presidente de Gobierno con el apoyo de un nutrido grupo de diputados de UCD que rompieran no s¨®lo la disciplina de voto, sino su propio partido, eventualidad, adem¨¢s de improbable, poco respetuosa con la voluntad expresada en las urnas por los ciudadanos en marzo de 1979. Que Felipe Gonz¨¢lez puede ser un buen presidente de Gobierno y que merecer¨ªa la pena que el cuerpo electoral le brindara tal oportunidad es una opini¨®n mantenida en estos momentos incluso por gentes que no le votaron hace dos a?os. Sin embargo, ir¨ªa contra la aritm¨¦tica de los esca?os, en el Congreso, contra la desahogada mayor¨ªa centrista en el Senado, contra los usos parlamentarios e incluso contra la credibilidad pol¨ªtica del PSOE que un l¨ªder con tanto futuro pol¨ªtico como Felipe Gonz¨¢lez se lanzara a esa empresa sin pasar antes por las urnas.
Pero, si sus conflictos internos y sus dif¨ªciles opciones en la pol¨ªtica de alianzas con Alianza Popular y las minor¨ªas nacionalistas le impidieran a UCD formar Gobierno monocolor o con participaci¨®n catalana o fraguista, y si Felipe Gonz¨¢lez carece de cartas para ganar ese envite, ?qu¨¦ soluciones quedan para la crisis? Un Gobierno de coalici¨®n UCD-PSOE, presidido por un centrista bien visto por los socialistas, con un programa m¨ªnimo, por un plazo de tiempo limitado y con fechas seguras para la convocatoria cuanto antes de elecciones generales. Esas elecciones generales que nadie quiere, con buenas y s¨®lidas razones, pero que pueden convertirse en la salida menos mala y, probablemente, inevitable, aun si el propio Calvo Sotelo lograse su empe?o. Nos abocamos a un Gobierno de transici¨®n y a la ruptura casi cierta de UCD, desgarrada por las ambiciones de unos dirigentes para quienes la pol¨ªtica es sin¨®nimo de cargos y sueldos, y herida de ala por la implacable ofensiva desencadenada por esa constelaci¨®n de instituciones y fuerzas conservadoras que desea empalmar la Monarqu¨ªa parlamentaria con el franquismo.
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