Media hora de t¨®picos y un adi¨®s
No era un buen presagio la m¨²sica bailable con la que Adolfo Su¨¢rez subi¨® al estrado para pronunciar su discurso. ??D¨®nde vas sin amor, d¨®nde vas sin calor, d¨®nde vas perdido hermano m¨ªo??, cantaba por el servicio de megafon¨ªa el secretario general de finanzas de UCD, Antonio Gracia, con m¨²sica de Manuel Alejandro y letra de Pilar Rico y Carlos Fern¨¢ndez Conde, de la secretar¨ªa de informaci¨®n.Tener la respuesta precisa, para el problema preciso y en el preciso momento es el canon de este dif¨ªcil arte de la pol¨ªtica, seg¨²n Adolfo Su¨¢rez. Su intervenci¨®n ante la asamblea de compromisarios vino a demostrar la verdad de este aserto. Adolfo Su¨¢rez, en su ¨²ltimo discurso como presidente de UCD, no tuvo respuesta para los problemas de su partido, ni siquiera para aquellos planteados directamente por ¨¦l en fechas recientes.
Durante la mayor parte de los 42 minutos que dur¨® su intervenci¨®n, interrumpida en dieciocho ocasiones con aplausos -casi siempre cortos en intensidad y duraci¨®n-, Adolfo Su¨¢rez se recre¨® en el t¨®pico, prodig¨® la ambig¨¹edad, a pesar de aludir constantemente a la necesidad de clarificaci¨®n, y reparti¨® unas dos docenas de buenos prop¨®sitos.
F¨¦rreamente agarrado al atril que sustentaba los 44 folios, con la cabeza ligeramente escorada hacia la izquierda, lo que le llevaba mec¨¢nicamente a mirar siempre a un lugar indefinido situado a su derecha, cada vez que despegaba la vista del texto del discurso, cubierto a sus espaldas por una guardia femenina compuesta por azafatas de UCD, que aplaud¨ªan todo lo que los dem¨¢s aplaud¨ªan, Adolfo Su¨¢rez ley¨® con tono monocorde y pegaminoso un discurso en el que m¨¢s de uno ha visto la mano de Josep Meli¨¢, junto a la de Rafael Arias Salgado. El ex presidente del Gobierno y de UCD s¨®lo se despeg¨® de la monoton¨ªa verbal para reivindicar su dimisi¨®n, no s¨®lo como un deber, sino tambi¨¦n como un derecho.
Si los ficus que adornaban el estrado desde el que Adolfo Su¨¢rez hizo uso de la palabra tuvieran el mismo descaro y sinceridad que los ficus que Carmen Rico-Godoy presenta en sus art¨ªculos en atrevido di¨¢logo con el presidente en la Moncloa, le hubieran podido decir, al menos tantas veces como le aplaudieron los compromisarios: ?Adolfo, que te repites?.
?Si UCD no existiera, todos nosotros tendr¨ªamos el deber inexorable de contribuir a crearla?, ?Nos hemos de mantener en una serena actitud de servicio a Espa?a?, ?Cuando llega la hora de la verdad sabemos unirnos como un solo hombre?, fueron algunos de los recursos de Adolfo Su¨¢rez a su propio florilegio.
En varias ocasiones aludi¨® a la necesidad de ser claros y a la de asumir responsabilidades por los fracasos, pero luego nunca entr¨® en un reconocimiento expl¨ªcito de cu¨¢les eran los errores concretos, y procur¨® a punto y seguido socializar las responsabilidades: ?Nadie puede monopolizar en exclusiva todo lo bueno, y otros, todo lo malo?.
Algunos pensaban que Su¨¢rez no hac¨ªa autocr¨ªtica porque ¨¦sta se efectuar¨ªa en el informe del secretario general de UCD, pero tampoco aqu¨ª hubo lugar para ello: fueron ochenta folios que simplemente trataban de demostrar que UCD cumple.
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