26 millones
Ya sabemos lo que cuesta Espa?a, lo que vale Espa?a, que est¨¢ en rebajas de febrero: 26 millones de p¨²as, veintis¨¦is kilos, que es, seg¨²n uno de los flecos informativos que me han llegado, la pastizara que cierto financiero madrile?o le hab¨ªa pasado a Tejero para montar un Valle-Incl¨¢n apresurado y malo en el teatro nacional del Congreso.Por veintis¨¦is millones quer¨ªan quedarse con Espa?a. Comprarla o venderla en veintis¨¦is millones de pesetas. Ya el historiador Garriga sac¨® a la luz de las linotipias, en su d¨ªa, los cheques a Franco. Pero, claro, por veintis¨¦is millones s¨®lo se compra un coronel que no tiene quien le escriba, ni quien le llame por tel¨¦fono, y se va quedando solo en su cap¨ªtulo de novela hispanoamericana. Ni por veintis¨¦is ni por todos los millones del mundo se compra al Ej¨¦rcito espa?ol. No se compra ni se vende la m¨ªstica militar y dandy, la ¨¦tica vertical de quien, como he escrito el otro d¨ªa, sabe ser dem¨®crata con una pistola en el bolsillo. Cuando todo sube en Espa?a, resulta que Espa?a est¨¢ muy barata. Por veintis¨¦is modestos millones -Y seguramente en c¨®modos plazos- puede quedarse usted, desocupado lector, con el Parlamento, con las Cortes, con la C¨¢mara, con el Gobierno y la oposici¨®n, con los diputados y los camareros, con el bote del bar -gracias- y con la paja de relleno de las sillas isabelinas e isabelonas. Cuando rajaron una silla isabelina y le sacaron la paja, era como si estuvieran cazando la cabellera de la propia Isabel II. Un regicidio. Pero ah¨ª estaba su nieto para mantenerles quietos parados, a los extras de coro del g¨¦nero chico del golpismo nacional. Por veintis¨¦is millones iban a quedarse con la Monarqu¨ªa y la democracia en un mismo lote. A lo mejor cre¨ªan que el golpismo desgrava.
Encarna S¨¢nchez, locutora en Barcelona de una emisora que paga el Estado, para una red que paga el Estado, y que mantiene el fuego sagrado del fascismo en la noche catalana y morandiana (de Paul Morand), como sacerdotisa esp¨²rea de los peores sacerdocios, hizo anoche sus estrofas s¨¢ficas contra el Estado, cantando la gallard¨ªa de Tejero. Si gallard¨ªa viene de gallo, que no lo s¨¦, debo recordar a Ram¨®n en aquello de que ?el sif¨®n es el gallo de las botellas?. Mientras Tejero galleaba como un sif¨®n de fuego, sus patriotas fatigaban botellas del bar constitucional. Este peri¨®dico y otros piden la investigaci¨®n exhaustiva de responsabilidades. ?Y c¨®mo se va a investigar a nadie si ni siquiera se investiga a Encarna S¨¢nchez, que arenga virilmente a las multitudes sin opini¨®n del no sabe / no contesta, para recaudar luego, telef¨®nicamente, el eco torpe y m¨²ltiple del mediocre mensa je que ella misma acaba de distribuir, como rancho ideol¨®gico para los que viven por sus manos en la noche de los tiempos y del se?or Hertz? Eduardo Sotillos y Garrigues-Walker, cada uno por su lado, han hablado estos d¨ªas de ?radio total?, en cuanto que la radio sigue siendo el periodismo cel¨¦rico y di recto por antonomasia. Lo de Encarna S¨¢nchez s¨ª que es radio total, pero totalmente funesta. Si Tejerose ha vendido por veintis¨¦is millones, ?en cu¨¢nto estar¨¢ hoy esa locutora locaza? A no ser que la S¨¢nchez no se compre ni se venda, como Manuela la de Jerez. Espa?a, que s¨ª es Manuela la de Jerez, no se compra ni se vende, y los hombres que la acrisolan, de uniforme o de paisano, lo han demostrado en la noche triste de ese Hern¨¢n Cort¨¦s de cine mudo que quem¨® sus naves al amanecer, o que, sin naves para quemar, iba a quemar una silla. A veintis¨¦is millones est¨¢ Espa?a en el mercado golpista. Es momento de comprar, El precio de una parcela en la sierra (esta ma?ana hab¨ªa inquietud incluso en el quietista Ministerio de Cultura). Tamames ech¨® una vez la cuenta y me parece que le sal¨ªa a una peseta la bala disparada en la guerra civil. Hoy, los espa?oles, peatonales o m¨ªlites, se lo han puesto caro a los agiotistas de patrias. Caro y dif¨ªcil. O sea.
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