20.000 polic¨ªas antidisturbios se enfrentaron a 50.000 manifestantes antinucleares en la Rep¨²blica Federal de Alemania
M¨¢s de treinta polic¨ªas heridos, cuatro de ellos muy graves, otros tantos manifestantes hospitalizados y un periodista con conmoci¨®n cerebral es el balance de la gigantesca manifestaci¨®n antinuclear que ayer se realiz¨® en torno a los terrenos en los que se prev¨¦ la construcci¨®n de la central de Brokdorf. Pese a todo, la concentraci¨®n fue mucho m¨¢s pac¨ªfica de lo que hab¨ªan aventurado las autoridades.
Los 50.000 manifestantes que se dieron cita en esta peque?a localidad del norte de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), casi en la frontera con Holanda, a pesar de las prohibiciones expresas de las autoridades gubernativas y judiciales, no emplearon la violencia m¨¢s que en casos aislados. Alrededor de 20.000 polic¨ªas antidisturbios ten¨ªan tomado desde el d¨ªa anterior el escenario de la manifestaci¨®n.Poco despu¨¦s del mediod¨ªa, a instancias del Tribunal Supremo, los agentes decidieron autorizar a parte de los manifestantes para que entraran en los terrenos de la futura central, a condici¨®n de que lo hicieran desarmados, sin cascos, y de que se sometieran antes a un riguroso control. Tras las dudas iniciales, los antinucleares aceptaron pasar uno a uno por una estrella calle de Brokdorf, donde alrededor de las cinco de la tarde estaban ya congregadas unas 30.000 personas. Los manifestantes hab¨ªan ido llegando desde primeras horas de la ma?ana en autocares y coches particulares.
Seg¨²n los c¨¢lculos de las organizaciones ecologistas, las previsiones cifraban el n¨²mero de participantes en 100.000, pero muchos no pudieron llegar a la cita, debido a los m¨²ltiples controles policiales que pretend¨ªan evitarlo.
Los simpatizantes holandeses que pretendieron apoyar a sus colegas alemanes fueron devueltos a su pa¨ªs en la madrugada del s¨¢bado por la polic¨ªa de fronteras.
Entre los que atravesaron el cord¨®n policial se encontraban unos 3.000 duros, seg¨²n los calific¨® un portavoz de los antidisturbios, dispuestos a emplear la fuerza para permanecer junto a la central nuclear.
Desalojados violentamente y con enormes medios
A decir de algunos periodistas presentes, la polic¨ªa emple¨® incluso la brutalidad para disolver la manifestaci¨®n, especialmente ya entrada la noche. Con helic¨®pteros a baja altura, mangueras, gases lacrim¨®genos y porras, las fuerzas del orden desalojaron en pocos minutos el terreno de la futura central at¨®mica y, simult¨¢neamente, aumentaba la ocupaci¨®n de camas en los hospitales cercanos.
Manifestantes armados
Algunos manifestantes iban armados con barras de hierro, bolas de acero, cadenas, c¨®cteles molotov piedras, que lanzaron contra los polic¨ªas.La manifestaci¨®n hab¨ªa sido prohibida por cuatro tribunales: primero por el municipal (que la extendi¨® a todo su ¨¢mbito territorial), luego por el del Estado federado (que la limit¨® a cinco kil¨®metros alrededor de la futura central); en tercer lugar, por el de apelaci¨®n, que la ampli¨® nuevamente a su extensi¨®n inicial y, finalmente, por el constitucional.
Prohibiciones
Tanto en Bonn como en Kiel, capital de la regi¨®n en que se encuentra enclavada la futura central, se hab¨ªa prohibido la celebraci¨®n de este acto de protesta porque, seg¨²n los respectivos gobiernos, exist¨ªan indicios de que la j ornada pod¨ªa terminar en violentos enfrentamientos con la polic¨ªa. La tajante intervenci¨®n del poder ejecutivo suscit¨® en los ¨²ltimos d¨ªas amplios recelos: con el pretexto de que las manifestaciones pod¨ªan degenerar en violencia, quedaba suspendido un derecho funda mental, amparado por la Constituci¨®n.Los titubeos de los tribunales han contribuido a politizar a¨²n m¨¢s un problema que, en principio, nadie quer¨ªa ampliar. Jusos (Juventudes Socialistas del SPD) y judos (Juventudes Liberales) se han visto entre la espada y la pared: o ambas organizaciones aceptaban las directrices de su partidos -con lo que perd¨ªan presencia entre la juventud contestararia-, o no las segu¨ªan, exponi¨¦ndose a medidas disciplinar¨ªas.
Antinucleares y disidentes pol¨ªticos
El problema suscitado ayer en Brockdorf trascend¨ªa el hecho de la resistencia contra la construcci¨®n de una central nuclear de ochocientos megavatios y un coste de 1.300 millones de marcos. Al margen de los grupos dispuestos a provocar enfrentamientos f¨ªsicos con la polic¨ªa, la gran masa de antinucleares est¨¢ constituida por ciudadanos que no s¨®lo disienten del Gobierno en lo referente al programa de promoci¨®n nuclear de la coalici¨®n socialdem¨®crata-liberal.La izquierda, el SPD, est¨¢ en el poder en Alemania del Oeste, y con ella s¨®lo limita ya la opci¨®n extraparlamentaria. Pero, poco a poco, en las filas socialdem¨®cratas se est¨¢ articulando una tendencia no s¨®lo ecologista, sino abiertamente antinuelear.
La batalla de Brockdorf, como se conoci¨® a los violentos enfrentamientos de noviembre de 1976, en el recinto de la futura central, dio paso a un per¨ªodo de resistencia pac¨ªfica que ahora se somete a prueba.
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