Crist¨®bal Halffter estrena hoy en el Real su "Officium defunctorum""
En enero de 1979 se estren¨® en Par¨ªs el Officium defunctorum, para coros y orquesta, de Crist¨®bal Halffter, escrito por encargo de Radio Francia. M¨¢s tarde conoci¨® Italia la partitura y esta tarde llega a Espa?a, concretamente al Teatro Real, de Madrid, en concierto de la Orquesta y Coro Nacionales, dirigidos por el propio Halffter.
Officium defunciorum resume la ¨²ltima etapa composicional de Crist¨®bal; es como su inmensa y alta c¨²pula. Por otra parte, enlaza con varias inquietudes y realidades del m¨²sico. Para empezar, con la realidad de una serie de obras anteriores presididas por el signo de lo religioso, desde la temprana Ant¨ªfona hasta Gadium et spes, pasando por In expectatione; pero si desde la Ant¨ªfona a la cantata, escrita para Cuenca, la motivaci¨®n es meramente religiosa, en obras como Gaudium el spes, sobre el problema de los objetores de conciencia, o el Officium, a la sincera intencionalidad religiosa ha de a?adirse un cierto compromiso con planteamientos ideol¨®gicos-¨¦ticos y sociales, m¨¢s que concretamente pol¨ªticos, que determinan un cierto modo expresivo en el que la meditaci¨®n (?el vuelo m¨ªstico?, como dir¨ªa un cr¨ªtico italiano) se combina con el grito; el solitario pensar, con la protesta.Para explicar Officium ha de pensarse en el antecedente human¨ªstico de Yes, speak out, la cantata sobre los derechos humanos.
La cr¨ªtica francesa se plante¨® el problema de la duraci¨®n en la obra que se estrena esta tarde: ?Las riquezas de la orquesta llegan a perderse a lo largo de una trama contemplativa infinita?, escribe Lonchampt en Le Monde; ?C. H. ha ca¨ªdo prisionero en la trampa del tiempo?, apunta Claude Samuel en Le Matin. Sin embargo, a m¨ª me parece que la longitud es en esta gran obra de Halffter algo constitutivo y esencial. Resumida no ser¨ªa la misma obra. Actitud en la que, indefectiblemente, asoma el entusiasmado mahlerismo de nuestro compositor.
Sin que tenga que ver -ni en la ideolog¨ªa ni en el lenguaje- con Mahler, Officium defunctorum ha de vivirse de an¨¢loga manera: intern¨¢ndose en el largo bosque de su ser; bosque en el que los ¨¢rboles se tornan columnas de gran templo, escenario ideal para la experiencia de unos pentagrarnas en los que la espacialidad m¨ªstica es fundamental, en tanto los grandes y avasalladores efectos se me antojan accesorios, por m¨¢s que llamen la atenci¨®n.
Officium defunctorum es una meditaci¨®n sobre la muerte, dedicada a cuantos dieron la vida por los dem¨¢s, ?a aquellos?, dice Crist¨®bal, ?que sin recurrir a la violencia han sido sus v¨ªctimas? Piensa el autor en Gandhi, en Lutero King, ?en tantos seres an¨®nimos de ayer y de hoy que han dado la extrema prueba de su amor por los otros, siguiendo el ejemplo de Cristo?.
?La muerte es para m¨ª?, dec¨ªa Halffter a Brigitte Massin, ?una de las grandes ideas po¨¦ticas intr¨ªnsecamente ligada a Espa?a, a su historia, a su geograf¨ªa, a su modo de vida... Nuestros paisajes, con los terribles contrastes de sombra y de luz, hacen pensar en la muerte?. Y Officium defunctorum parece enfrentar, en medio de la gama colorista, las tonalidades b¨¢sicas del negro y el blanco. Como dijo un comentarista franc¨¦s, sigue en esto el ejemplo de la pintura del Greco.
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