Se agudiza el enfrentamiento entre comunistas y socialistas franceses

La campa?a electoral francesa por las presidenciales de la pr¨®xima primavera agudiza la ruptura entre los socialistas y comunistas. Estos ¨²ltimos acusan al Partido Socialista (PS) de pretender desestabilizar el Partido Comunista franc¨¦s (PCF). Paralelamente, la Confederaci¨®n General de los Trabajadores (CGT), la central sindical m¨¢s poderosa del pa¨ªs, de tendencia comunista, es denunciada por algunos de sus dirigentes, de servir ¨²nicamente los intereses del candidato del PCF, Georges Marchais.

De ?extremadamente grave?, de ?una verdadera agresi¨®n?, es calificada por los comunistas la supuesta intentona del PS, destinada a ?desmantelar el partido comunista?. El n¨²mero dos del partido, Charles Fiterman, al final de la reuni¨®n del Comit¨¦ Central, celebrada anteayer, emple¨® los t¨¦rminos m¨¢s severos para desacreditar al candidato socialista, Fran?ois Mitterrand. Seg¨²n ese portavoz del PCF, los socialistas, desde el exterior del PCF, pero enlazados con ?miembros del aparato?, tramar¨ªan el aniquilamiento del partido comunista. Fiterman se refiere a declaraciones recientes y poco amables del primer secretario del PS, Lionel Jospin, y al llamamiento firmado d¨ªas pasados por sesenta personalidades, comunistas algunas de ellas, en el que se pronunciaban a favor de Miterrand.Mientras el PCF hace del incidente un caso de guerra sin precedentes, la creencia general matiza la importancia del asunto al situarlo en el contexto de una campa?a a muerte entre comunistas y socialistas.

Los primeros vienen mostr¨¢ndose dispuestos a todo para alcanzar su objetivo el d¨ªa de la primera ronda del escrutinio, fijada para el 26 de abril; conservar el 20% del electorado que ha sostenido el PCF durante el ¨²ltimo cuarto de siglo y que le permitir¨ªa salvar la ?I¨ªnea Marchais?, considerada por toda la opini¨®n francesa como un retorno al ?sectarismo y al prosovietismo?.

Los socialistas, a su vez, necesitan todos los sufragios de los comunistas en la? segunda ronda, cuando Miterrand se quede s¨®lo, como, es previsible, frente al candidato mayoritario, Val¨¦ry Giscard d'Estaing. Para ello, el desprestigio de la estrategia comunista y la consiguiente p¨¦rdida de votos en la primera vuelta, abundar¨ªan en su favor.

Las declaraciones de Fiterman, por primera vez, dejan entender que en el interior del aparato comunista la unanimidad no es total en torno a la opci¨®n Marchais.

Paralelamente, en la CGT, sindicato integrado por militantes de todas las ideolog¨ªas, pero dominado por los comunistas, surgen discrepancias ?porque, una vez m¨¢s, la direcci¨®n utiliza a la central para hacer campa?a pro-Marchais?. As¨ª se expresaron. d¨ªas pasados cinco dirigentes de la CGT, de ideolog¨ªa socialista.

Miterrand, ante la nueva ofensiva comunista, no se inmuta. Su lema, ?Yo soy el verdadero candidato anti-Giscard?, pone de manifiesto un deseo prudente ante Marchais. Giscard, por su lado, hace otro tanto con el otro candidato m¨¢s representativo de la mayor¨ªa, el gaullista Jacques Chirac. Su enemigo declarado es Mitterrand, y al margen de la batalla de la denominada banda de los cuatro los peque?os se vuelven locos en busca de las quinientas firmas de notables, necesarias para ser candidato oficial. Ayer se supo que por ahora los ecologistas s¨®lo han conseguido 190.