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La Divisi¨®n Acorazada Brunete conoc¨ªa los detalles del golpe de Estado una hora antes

Algo m¨¢s de una hora dur¨® el informe del ministro ole Defensa, Alberto Oliart, al Congreso de los Diputados, en torno a los sucesos que culminaron en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. Por acuerdo de la Junta de Portavoces esta C¨¢mara, adoptado horas antes -con el voto en contra de los grupos Socialista y Comunista-, la sesi¨®n plenaria se efectu¨® a puerta cerrada y con prohibici¨®n de acceso a los periodistas al edificio principal del Congreso. EL PAIS presenta en estas p¨¢ginas el contenido del informe del ministro, al que ha tenido acceso a trav¨¦s de grabaciones y transcripciones.

?Comparezco ante ustedes para darles la versi¨®n del Gobierno de los hechos ocurridos los d¨ªas 23 y 24 de febrero. Me anima el firme prop¨®sito cie decirles cuanto sabemos hasta el momento, pero he de hacer constar que parto para mi exposici¨®n de una doble limitaci¨®n. Por una parte, est¨¢n en marcha una serie de investigaciones sobre hechos, personas y conductas que no han concluida todav¨ªa o est¨¢n inclin¨¢ndose. Estas investigaciones se est¨¢n realizando por las autoridades militares competentes y por el Ministerio del Interior. Los resultados, que todav¨ªa. no tenemos y que no forman parte de mi exposici¨®n, se pondr¨¢n a disposici¨®n del juez militar especial.Por otra, las actuaciones del juez militar de la I Regi¨®n Militar, general D¨ªaz, de Aguilar, encaminadas a funclamentar las razones de los autos de procesamiento ya dictados o a inquirir la existencia de otras responsabilidades, est¨¢n bajo el secreto legal del sumarlo, al que s¨®lo el juez y, en su caso, el fiscal, mientras dure la etapa de instrucci¨®n, tienen acceso. Tienen tambi¨¦n acceso los particulares que les conciernan y sus defensores.

Aun contando con estas dos limitaciones, el Gobierno ha considerado necesario no demorar m¨¢s esta comunicaci¨®n, aunque de las investigaciones en curso y de la instrucci¨®n de los suniarios pudiera derivarse en el futuro el conocimiento el otros hechos y de otras responsabilidades de las que hasta ahora se han puesto de manifiesto a trav¨¦s de los procesamientos que todos ustedes ya conocen.

Los hechos que a continuaci¨®n voy a relatar son los qiie constan en las informaciones realizadas por las distintas capitan¨ªas generales, por la direcci¨®n de la Guardia Civil y el Gobierno de la naci¨®n. Todas ellas no stimariales. Antes de entrar en mi exposici¨®n, les dir¨¦ que por lo que hasta ahora sabemos se puede decir que el golpe militar del 23 de febrero sufri¨® un adelanto importante en la fecha de su ejecuci¨®n. Que sus principales autores antepusieron la seguridad a la eficacia y buscaron para esa seguridad la participaci¨®n como autores principales de inuy pocas personas, hasta el misrne, d¨ªa del golpe. Lo que explicar¨ªa que no se detectara por los servicios de informaci¨®n con que cuenta el Gobierno no obstante, hab¨ªa un seguimiento desde hac¨ªa alg¨²n tiempo de determinados indicios de una conspiraci¨®n.

Partieron de la convicci¨®n gratuita de que se producir¨ªa una reacci¨®n en cadena de las Fuerzas Armadas y tambi¨¦n de las de seguridad del Estado. No cont¨® con la en¨¦rgica de inequ¨ªvoca actitud del Rey, que destruy¨® el efecto causado en el primer momento por la utilizaci¨®n del nombre de Su Majestad de forma dolosa; y provoc¨® en la pr¨¢ctica totalidad de los mandos de las Fuerzas Armadas la reacci¨®n de disciplina y lealtad que mostraron. El grupo autor del golpe pretendi¨®, utilizando el nombre del Rey y realizado con audacia y sorpresa, arrastrar a otros mandos superiores e intermedios a decisiones y actitudes que una vez adoptadas fueran irrevocables. Quiero repetir que exist¨ªan y se hab¨ªan detectado con anterioridad indicios evidentes de que se estaba creando el clima propicio para crear un movimiento que podr¨ªa desembocar en un golpe de Estado. Pero quiero decirles que no se ten¨ªa la sospecha de que se estuviera preparando un golpe en el momento y en la forma que lo hemos padecido. Tambi¨¦n, a mijuicio, est¨¢ claro que la presencia de todo el Gobierno y la inmensa mayor¨ªa de los diputados en este Congreso para la votaci¨®n de investidura y el hecho de que al frente del Gobierno hubiera un presidente ya dimitido y todav¨ªa no hubiera sido investido el que hab¨ªa de sucederle fueron otras dos circunstancias que influyeron decisivamente en la decisi¨®n de los golpistas.

Cuanto he dicho sobre los posibles motivos que impidieron que los servicios de informaci¨®n del Ministerio de Defensa, Interior y Guardia Civil detectaran la preparaci¨®n del golpe de Estado del 23 de febrero, no quisiera que lo juzgaran sus se?or¨ªas como un intento de disculpa. Constituye un decidido prop¨®sito de este Gobierno continuar la reorganizaci¨®n de los servicios y profundizar su perfeccionamiento para evitar que en el futuro puedan repetirse tales sucesos. Los hechos qiae voy a exponerles de acuerdo con un esquema horario se centran en las decisiones, movimientos y acciones que tuvieron lugar en cuatro escenarios diferentes: la Divisi¨®n Acorazada Brunete n¨²mero 1 de Madrid, parte de la guarnici¨®n de la III Regi¨®n Militar, el golpe de mano sobre el Congreso de los Diputados y los ¨®rganos que estuvieron actuando en aquellas horas hasta el desenlace de los dram¨¢ticos episodios que vivi¨® esta C¨¢mara: el Gobierno en funciones y la Jurita de Jefes de Estado Mayor y Jefes de Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Tierra. Todo ello siempre mezclido con el nombre del general Armada en conversaciones y actitudes propias y en otras personas implicadas con el intento de golpe de Estado.

Movimientos en la Brunete n¨²mero 1

El general de divisi¨®n Torres Rojas, gobernador militar de La Coru?a y ex jefe de la Acorazada, se traslad¨® a Madrid en las primeras horas del d¨ªa 23 por v¨ªa a¨¦rea, debidamente autorizado por el capit¨¢n general de la VIII Regi¨®n para solventar asuntos particulares.

A las cuatro cle la tarde del mismo d¨ªa, aproximadamente, el citado general Torres Rojas se present¨® en el cuartel general de la divisi¨®n acorazada, sita en El Pardo, y una vez all¨ª solicit¨® reunirse con los jefes del cuarto de la divisi¨®n y el Estado Mayor de la misma sin dejiar traslucir para nada lo que pudiera ser su prop¨®sito final, alegando tan s¨®lo el deseo de saludarlos en su calidad de ex jefe de la divisi¨®n. Tal convocatoria se hizo con arreglo a los deseos del general Torres Rojas, y en la hora siguiente, entre las 16.15 y las 17 horas van llegado efectivamente todos los jefes, oficiales, mandos de las brigadas acorazadas 12 y mecanizada 11, jefes de artiller¨ªa divisionaria, jefes de regimiento y jefes de grupo antia¨¦reo ligero del n¨²cleo de tropas divisionarlas.

El jefe de la Divisi¨®n, general Juste Fern¨¢ndez, hab¨ªa emprendido en compa?¨ªa de su jefe de Estado Mayor, coronel San Mart¨ªn L¨®pez, viaje a Zaragoza hacia las diez de la ma?ana del mismo d¨ªa 23. All¨ª deb¨ªa realizar una visita de inspecci¨®n al campo de maniobras de Sari Gregorio, donde los tres batallones de carros de combate de la divisi¨®n y un grupo de artiller¨ªa autopropulsada de la misma hab¨ªan de realizar el ejercicio Beta, de acuerdo con los planes previstos de instrucci¨®n. Camino de la capital aralgonesa, el general Juste se detuvo en el acuartelamiento de la brigada paracaidista del Ej¨¦rcito de Tierra, con objeto de asistir a los actos que ten¨ªan lugar como conmemoraci¨®n del 27? aniversario de la creicl¨®n de la primera unidad paracaidista.

Hacia el mediod¨ªa, una hora despu¨¦s de haber llegado a Alcal¨¢, el gerieral Juste con sus acompa?arites abandon¨® el acuartelamiento del BRIPAC, que es la brigada de paracaidistas, y continu¨® su viaje a Zaragoza, deteni¨¦ndose a almorzar en el parador nacional de Santa Mar¨ªa de la Huerta. A la llegada, el coronel San Mart¨ªn llam¨® a la divisi¨®n para indicar que se encontraba en el lugar citado, recibiendo entonces la comunicaci¨®n de que el general deb¨ªa entonces regresar inmediatamente al cuartel general de la divisi¨®n de El Pardo, porque algo grave ocurr¨ªa, sin concretar m¨¢s detalles.

El general Juste y sus acompa?antes iniciaron efectivamente el regreso a Madrid a las 14.30 horas, llegando al cuartel general de El Pardo aproximadamente a las cinco de la tarde. Al llegar se encuentra all¨ª reunidos a todos los jefes y mandos de la divisi¨®n antes citados, con el general Torres Rojas; en este escenario es cuando el coronel San Mart¨ªn, jefe de Estado Mayor de la Divisi¨®n, anuncia que hay un asunto muy importante que tratar y solicita permiso para que lo exponga el comandante Pardo Zancada, jefe de la segunda secci¨®n del Estado Mayor de la citada divisi¨®n.

El comandante Pardo Zancada expone lo siguiente: ?El d¨ªa anterior, domingo, d¨ªa 22, se ha entrevistado en Valencia con el capit¨¢n general de la III Regi¨®n Militar, general Milans del Bosch, y ¨¦ste le ha manifestado que el lunes d¨ªa 23 iba a producirse un hecho de extraordinaria gravedad en Madrid ante el cual no hab¨ªa m¨¢s remedio que actuar para garantizar el orden y la seguridad de la I Regi¨®n, y que la III Regi¨®n ya estaba preparada. Que declarar¨ªa el estado de excepci¨®n en el territorio de su jurisdicci¨®n y que la divisi¨®n acorazada deber¨ªa estar preparada por si era necesario. Agreg¨® el comandante Pardo Zancada que la se?al desencadenante ser¨ªa un hecho sonado del que se tendr¨ªa noticia por RTVE y que se producir¨ªa a p artir de las seis de la tarde. Por ultimo, y para la seguridad de la acci¨®n, afirm¨® reiteradamente que todo se desarrollar¨ªa con la conformidad y a las ¨®rdenes del Rey. Garantiza Pardo estas afirmaciones, asegurando que el general Armada se encontrar¨ªa en el palacio de la Zarzuela a partir de las seis de la tarde.

A partir de ese momento, las reacciones son las siguientes: confirmaci¨®n de parte del general Torres Rojas de cuanto ha dicho el comandante Pardo y afirmaci¨®n de que no se trata de un movimiento. Los mandos de la divisi¨®n all¨ª reunidos hacen constar que ya es muy tarde y que a las 17.30 horas debido al toque de marcha y paseo de tropa no podr¨ªan atender a lo que se les ped¨ªa. Se les responde por el Estado Mayor de la divisi¨®n que todas las unidades han sido ya avisadas con anterioridad.

Los presentes solicitan mayores detalles, y se les responde en el sentido de que no pod¨ªa precisarse m¨¢s. Y que todos hab¨ªan de tener la seguridad de que todo estaba anunciado y dispuesto.

El general Juste, jefe de la divisi¨®n, expone las mismas objeciones que sus subordinados, y afirma la necesidad de informar al capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar general Quintana Lacaci. Se le resporide, y todas estas respuestas corren siempre a cargo del mismo grupo de Estado Mayor, que de eso se encarga el general Milans del Bosch.

Ante lo an¨®malo de la situaci¨®n, y la exigencia del general Torres Rojas, el general Juste comprende que es preciso ganar tiempo. El coronel San Mart¨ªn propone que el Estado Mayor proceda a la preparaci¨®n de las ¨®rdenes necesarias para poner en marcha la operaci¨®n Diana. Tal notificaci¨®n consist¨ªa, en s¨ªntesis, en hacer acto de presencia en la televisi¨®n, en emisoras de radio y en algunos puntos de Madrid. El general Juste accede. Entrega a curso las ¨®rdenes correspondientes y, partir de las seis de la tarde, van abandonando el cuartel general los mandos de la divisi¨®n, quienes al llegar a sus acuartelamientos confirman y ordenan su cumplimentaci¨®n.

A las 18.25 horas, tres minutos despu¨¦s del asalto al Congreso, se recibe en las unidades la consigna lunes, previamente acordada para poner en marcha la operaci¨®n Diana, rectificada para poner en marcha esta operaci¨®n: Diana rectificada. El general Juste, al conocer el asalto al Congreso, decide comprobar la presencia del general Armada en la Zarzuela. A las 18.45 horas cons¨ªgue conectar con el general Sabino Fern¨¢ndez Campos, quien le aclara que se encuentra en la sala de espera Armada.

Es la primera se?al de alarma de la posible implicaci¨®n del general Armada en la rebeli¨®n. El general. Juste llama a continuaci¨®n al ca pit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar, Lacaci, y le da cuenta de la situaci¨®n y de las medidas que ha tomado. Quintana Lacaci le ordena que mantenga todas las unida des en sus acuartelamientos. La orden se da personalmente por el general Juste y por el capit¨¢n general a todos y cada uno de los jefes de la divisi¨®n. Puedo decirles que a partir de este momento ha queda do frustrada la intervenci¨®n de la Divisi¨®n Acorazada Brunete. Antes de transmitir la orden del ca pit¨¢n gen¨¦ral para mantener a to das las unidades en sus acuartela mientos, orden que se cumple sin ninguna vacilaci¨®n, no se ha podido evitar que hayan salido ya unos destacamentos del Regimiento de Caballer¨ªa Villaviciosa 14, con direcci¨®n a Radiotelevisi¨®n Espa?ola, y otros del Regimiento Mixto de Ingenieros de la divisi¨®n tanibi¨¦n hacia RTVE.

La actuaci¨®n del capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar, en contacto permanente con losjefes de Estado Mayor y con el general Juste, tambi¨¦n ha sido en los primeros momentos de la evoluci¨®n del golpe en Madrid.

Advertido por sus ayudantes de los sucesos del Congreso, el general Quintana establece inmediatamente comunicaci¨®n con el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, quien le ordena, entre otras medidas, localizar al general Juste, y a las 18.45 horas, como ya se dijo, tiene conocimiento de lo ocurrido en la divisi¨®n acorazada a trav¨¦s del general Juste.

Como consecuencia de ambas comunicaciones, el general Quintana ordena la alerta del grupo de operaciones especiales del Ej¨¦rcito DOT, el mantenimiento en sus acuartelamientos de la divisi¨®n acorazada y la alerta a trav¨¦s de su jefe de Estado Mayor de todas las restantes unidades de la I Regi¨®n, entre tanto se reciba mayor informaci¨®n sobre la situaci¨®n.

Como consecuencia de las ¨®rdenes anteriores, el destacamento ocupante de Radio Popular se retira inmediatamente, y el que ocupa Radiotelevisi¨®n Espa?ola lo hace a las nueve de la noche.

El capit¨¢n general, a las 18.45 horas, tambi¨¦n transmiti¨® al general Torres Rojas la orden del capil¨¢n general de la VIII Regi¨®n de que se incorporara inmediatamente a su destino, en La Coru?a. El general Torres Rojas cumpli¨® la orden.

En el ¨¢mbito de jurisdicci¨®n de mando del capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar no se produce ning¨²n nuevo incidente, salvo la escapada de la unidad de la Polic¨ªa Militar de la divisi¨®n acorazada, en torno a la una, que, bajo el mando deI comandante Pardo Zancada, se presenta en el palacio del Congreso y se une a los ocupantes del mismo.

El comandante Pardo y los oficiales que le acompa?an entran en el recinto del Congreso para soli darizarse con el teniente coronel Tejero, jefe de los asaltantes. El capit¨¢n, general envi¨®, en el transcurso de la noche, dos comisiones para intentar que el coman dante Pardo depusiera su actitud, ambas con resultado negativo.

Los sucesos de la III Regi¨®n

A las ocho de la ma?ana del d¨ªa 23 de febrero, en virtud de ¨®rdenes del capit¨¢n general anteriores a esta fecha, se re¨²nen el coronel segundo jefe de Estado Mayor, de Capitan¨ªa General, con el coronel jefe de Estado Mayor de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3, y con el teniente coronel jefe de la secci¨®n de operaciones del Estado Mayor de la misma divisi¨®n.

La reuni¨®n tiene por objeto tra tar sobre diversos ejercicios de alerta, previstos para la ¨²ltima se mana de febrero de 1981. En la reuni¨®n se contrastan los diversos tipos de alerta, tal y como el capit¨¢n general hab¨ªa ordenado. La alerta roja o alerta 3 de la operaci¨®n Diana queda decidida para el mismo d¨ªa como estaba previsto de antemano por el capit¨¢n general. En dicha reuni¨®n se discute y concreta la composici¨®n de los distintos grupos t¨¢citos y los lugares o zonas a los que han de acudir.

En las horas inmediatas se pro ducen movimientos entre jefes de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3 para adecuar la previsi¨®n de alerta roja a las unidades a sumando. A las 9.35 horas, el, capit¨¢n general Milans del Bosch llama a su despa cho al coronel segundo jefe de Estado Mayor y le informa de su preocupaci¨®n por las informaciones recibidas ¨²ltimamente sobre la situaci¨®n, y terrnina por encargarle la redacci¨®n de un comunicado o manifiesto, que luego ser¨¢ la declaraci¨®n de estado de excepci¨®n, concret¨¢ndole los puntos esenciales y apartados de dicho documento. Comenta igualmente el capit¨¢n general la posibilidad de acuartelar las tropas. A ¨¦ste responde el coronel que en Castell¨®n y Valencia no ser¨¢ preciso, puesto que est¨¢ previsto un ejercicio de alerta para ese mismo d¨ªa. De tal ejercicio ha tenido conocimiento ya el general jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3, general Le¨®n Pizarro, a trav¨¦s de su jefe de Estado Mayor.

A las 10.20 horas, el cap¨ªt¨¢n general llama a su despacho al general jefe de su Estado Mayor, coronel segundo jefe y los cuatro jefes de secci¨®n del mismo Estado Mayor. El Primero y los cuatro ¨²ltimos ignoraban completamente para qu¨¦ se les llamaba. Tom¨® la palabra el general Milans del Bosch, quien manifest¨® lo siguiente: que convo caba a dichos generales y jefes para darles cuenta de una decisi¨®n que hab¨ªa de tomar, cuya responsabilidad no compart¨ªa, acerca de la que deseaba conocer sus opiniones. Que la situaci¨®n de Espa?a era muy grave, que pod¨ªa producirse en Madrid un hecho grave, por su puesto incruento, al que era preciso estar atentos. Que a ¨¦l le hab¨ªa manifestado el general Armada, de cuya fidelidad a la Corona no ten¨ªa dudas, que el Rey estaba al corriente de todo. Orden¨® al coronel segundo jefe de Estado Mayor la lectura del manifiesto que le hab¨ªa ordenado una hora antes redactar para asegurar la paz y el orden ciudadanos en una situaci¨®n de vac¨ªo de poder si llegaba a producirse. Hizo hincapi¨¦ en que tal documento no implicaba la declaraci¨®n de estado de sito o excepci¨®n, y que su prop¨®sito era mantenerse dentro de la Constituci¨®n, que ¨¦l no era part¨ªdario en estos momentos de tal decisi¨®n, pero que los acontecimientos se hab¨ªan precipitado, no hab¨ªa posibilidad de detenerlos y la ¨²nica soluci¨®n era la de intentar reconducirlos, y, sobre todo, evitar el derramamiento de sangre.

Por ¨²ltimo anunci¨®, como lo hizo despu¨¦s el comandante Pardo en la divisi¨®n acorazada, la llegada del general Armada a la Zarzuela una vez producido el incidente, y que desde all¨ª dar¨ªa instrucciones concretas, siempre en nombre de Su Majestad.

Durante toda la ma?ana tienen lugar dive¨ªsos movimientos y curso de ¨®rdenes para la realizaci¨®n del ejercicio de alerta previsto, y por parte de jefes de Estado Mayor para la distribuci¨®n del manifiesto que en su momento redact¨® el capit¨¢n general a las emisoras de radio y medios de comunicaci¨®n social. Se le env¨ªan ¨®rdenes detalladas, selladas y lacradas al general jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3 por medio de un capit¨¢n de Estado Mayor de Capitan¨ªa General.

A las 15.30 horas, el general jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo, general Le¨®n Pizarro, se traslada de Marines a Betera para asegurar las comunicaciones de radio en funci¨®n del despliegue de los grupos t¨¢cticos constituidos para actuar.

A las 16.30 horas se convoca a los generales con mando de la plaza de Valencia para que est¨¦n en Capitan¨ªa General a las 17.30 horas. A las 17.30 horas tiene lugar la citada reuni¨®n, con presencia del general jefe del Estado Mayor de la III Regi¨®n Militar, el general gobernador militar de la plaza y provincia de Valencia, general jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3 y los generales jefes e ingenieros.

En esta reuni¨®n, el general Milans del Bosch manifiesta lo siguiente: que se va a producir en Madrid un acto de fuerza que no puede indicar en qu¨¦ consistir¨¢, del que tiene conocimiento Su Majestad el Rey, y que a partir de ese hecho publicar¨¢ un manifiesto para asegurar el orden y la seguridad ciudadana. Procedi¨® a la lectura del manifiesto, haciendo hincapi¨¦ en que s¨®lo estar¨ªa en vigor por el tiempo indispensable para asegurar el orden una vez que el general Armada estuviera en la Zarzuela. Se prohibir¨ªa la actuaci¨®n de todos los partidos pol¨ªticos, porque no se trata de un movimiento de derechas, sino de constituir un Gobierno presidido por Armada y con participaci¨®n de todos los partidos.

Al pregunt¨¢rsele por los presentes que por qu¨¦ habla de un vac¨ªo de poder, responde el teniente general Milans del Bosch que como es inmediato ya puede anunciar que se trata del asalto al Parlamento y que el Gobierno en pleno se encuentra all¨ª. Casi simult¨¢neamente entra el coronel segundo jefe del Estado Mayor para comunicar que ya se est¨¢ produciendo el asalto al Parlamento.

Inmediatamente, aprovechando la perplejidad de los presentes, ordena Milans a Caruana que se dirija al Gobierno Civil para hacerse cargo del mismo y pide comunicaci¨®n con los jefes del sector a¨¦reo y comandante de Marina para informarles. El general Caruana le pide que se lo anticipe al gobernador civil el propio general Milans del Bosch. A las 18.30 horas se env¨ªa el manifiesto a las emisoras de radio Se Valencia para su retransmisi¨®n, y se da al jefe del Estado Mayor la palabra clave: miguelete, para poner en acci¨®n el dispositivo previsto.

A las siete de la tarde, el teniente general Milans del Bosch ha recibido la llamada del teniente general jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, que en este momento no conoce a¨²n la verdadera actitud del general Milans del Bosch. El teniente general Gabeiras le informa que, a la vista de las circunstancias, ordena la alerta dos de la operaci¨®n Diana, orden que posteriormente se le confirmar¨¢ por t¨¦lex. Y le pregunta si lian salido unidades militares a la calle.

A esta llamada responde el general Milans del Bosch diciendo que no han salido unidades militares a la calle y que se procure que no le suceda nada al teniente coronel Tejero y a sus guardias, y pregunta d¨®nde est¨¢ el general Armada, a lo que responde el jefe de Estado Mayor del Ej¨¦rcito que se encuentra con ¨¦l. El general Gabeiras no est¨¢ a¨²n en condiciones de valorar esta alusi¨®n.

A las 19.30 horas, las emisoras de radio civiles comienzan a emitir el manifiesto. A las 19.30 horas se ha producido tambi¨¦n el primer contacto telef¨®nico del teniente coronel.Tejero desde el Congreso, muy excitado, con el coronel segundo jefe del Estado Mayor. El di¨¢logo es tenso y dif¨ªcil, y en el mismo tercia el coronel de la Polic¨ªa Nacional que cerca el Congreso, y se recomienda desde Valencia que, sobre todo, no haya derramamiento de sangre.

A las 19.45 horas, con la misma clave Miguelete, facilitada por el general jefe de Estado Mayor, el general jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3 procede a abrir los sobres de sus ¨®rdenes, que se le han entregado a las 15.30 horas.

A la misma hora van llegando a Capitan¨ªa General las autoridades militares y las de las fuerzas de seguridad, quienes en ambiente de absoluta perplejidad se van poniendo a las ¨®rdenes del general Milans del Bosch.

A las 19.45 horas, el general Gabeiras volver¨¢ a llamar al general Milans. Ya ha salido el manifiesto, anunci¨¢ndole que le retira el mando de tropas y que est¨¢ tomando las niedidas para destituirle. Comienza a estar muy clara la ¨ªntervenci¨®n del general Milans del Bosch en la intentona golpista. El general Milans del Bosch responde que s¨®lo hablar¨¢ con el general Armada.

A las 19.47 horas, tras h¨¢ber comunicado el teniente general Gabeiras lo anterior a su majestad el Rey, y rogarle que ratifique sus ¨®rdenes al general Milans del Bosch, el propio jefe de Estado Mayor escucha c¨®mo Su Majestad ratifica con dureza dichas ¨®rdenes.

A las 19.50 horas comienza a desempacarse la munici¨®n en las unidades. A las nueve de la noche, salen las unidades previstas a las calles de Valencia, llegando a sus puntos de destino entre las 22.25 y las 22.30 horas.

Entre las 22.30 horas y las once de la noche intenta el general Gabeiras conectar con el general Le¨®n Pizarro, jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo n¨²mero 3, sin conseguirlo.

A las 22.50 horas se ordena por el general jefe de Estado Mayor de la Capitan¨ªa que no sigan las emisoras de radio transmitiendo el manifiesto, que simplemente se les anuncie que sigue en vigor y que ya recibir¨¢n instrucciones complementarias.

A las 23.30 horas se recibe el t¨¦lex de su majestad el Rey, dirigido a todos los capitanes generales de las once regiones militares, zonas mar¨ªtimas y regiones a¨¦reas, que dice textualmente as¨ª:

?Ante situaci¨®n creada por sucesos desarrollados en el palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusi¨®n, confirmo que he ordenado autoridades civiles y Junta de Jefes de Estado Mayor tomen todas las medidas necesarias para mantener orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Cualquier medida de car¨¢cter militar qjie en su caso hubiera de tomarse deber¨¢ contar con la aprobaci¨®n de la JUJEM -que es la Junta de Jefes de Estado Mayor-. Ruego me confirmen que retransmiten a todas las autoridades del Ej¨¦rcito?.

Milans escribe de su pu?o y letra el t¨¦lex que confirmar¨¢ la recepci¨®n del mismo directamente a Su Majestad. No comunicar¨ªa su texto a los jefes y oficiales a su mando.

A las 0.30 horas, aproximadamente, eljefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, general Gabeiras, estableci¨® contacto telef¨®nico con los gobernadores militares de Alicante y Castell¨®n, orden¨¢ndoles se desplazaran a Valencia y procedieran a arrestar al general Milans del Bosch. Ambos acatan las ¨®rdenes, tras informarles de la situac¨ª¨®n. Lo mismo le ordena Gabeiras al gobernador militar de Valencia, general Caruana, que se desplaza inmediatamente a Capitan¨ªa General.

A las 0.45 horas del d¨ªa 24 tiene lugar una conversaci¨®n telef¨®nica del teniente coronel Tejero con el general Milans del Bosch. Tejero anuncia al general Milans que el general Armada est¨¢ con ¨¦l, y que ¨¦ste le ha propuesto le deje entrar en el hemiciclo para dirigirse a los diputados y ofrecerles lo siguiente: la creaci¨®n de un Gobierno presidido por el general Armada. Tejero manifiesta su oposici¨®n a esta propuesta, y afirma que s¨®lo quiere y admite la constituci¨®n de una Junta Militar presidida por el propio general Milans del Bosch. El general Milans responde que no quer¨ªa ser protagonista de nada, le indica a Tejero que obedezca al general Armada. Tejero no obedece la indicaci¨®n y rechaza la propuesta del general Armada.

Tras la negativa de Tejero se pone al tel¨¦fono el coronel segundo jefe de Estado Mayor de la III Regi¨®n Militar, para intentar convencer a Tejero, sin conseguirlo.

A la I.30 horas, su majestad el Rey habla telef¨®nicamente con el general Milans del Bosch, d¨¢ndole la orden de retirar las tropas, lo que inmediatamente ordena el general Milans. Estaba presente en la conversaci¨®n el general Caruana, quien en cumplimiento de las ¨®rdenes del general Gabeiras, intenta destituir y arrestar al general Milans por desobediencia. El intento del general Caruana queda frustrado por la actitud del general Milans; el general Caruana solicita permiso para comunicar con el general Gabeiras y as¨ª lo hizo, haciendo saber la negativa del general Milans a dejarse arrestar y la decisi¨®n de ¨¦ste de retirar las tropas de las calles.

A la I.23 horas tiene lugar el mensaje televisado de Su Majestad el Rey, de dos minutos de duraci¨®n, que ha sido grabado entre las 23.30 horas y las 0.26 horas. El golpe est¨¢ ya pr¨¢cticamente sofocado y reducido a la ocupaci¨®n del Congreso.

Hacia la 11.30 horas son informados el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor y el general Gabeiras de la conversaci¨®n del Rey con el general Milans del Bosch y de la decisi¨®n de ¨¦ste de retirar las tropas. A esta misma hora,, su majestad el Rey habla de nuevo con el general Milans orden¨¢ndole la retirada del manifiesto y de la situaci¨®n excepcional en Valencia y la III Regi¨®n Militar.

A las 2.30 horas se recibe en la Capitan¨ªa de Valencia un nuevo t¨¦lex de su majestad el Rey ratificando la ¨²ltima conversaci¨®n telef¨®nica, que dec¨ªa as¨ª: ?Confirmando conversaci¨®n telef¨®nica acabamos de tener, te hago saber con toda claridad lo siguiente:

?I. Afirmo mi rotunda decisi¨®n de mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente; despu¨¦s de este mensaje ya no puedo volverme atr¨¢s?.

?2. Cualquier golpe de Estado no podr¨¢ escudarse con el Rey, es contra el Rey?.

?3. Hoy m¨¢s que nunca estoy dispuesto a cumplir el juramento de la bandera; muy conscientemente, perisando ¨²nicamente en Espa?a, te ordeno que retires todas las unidades que hayas movido?.

?4. Te ordeno que digas a Tejero, que deponga su actitud ?.

?5. Juro que ni abdicar¨¦ la Corona ni abandonar¨¦ Espa?a; quien se subleve est¨¢ dispuesto a provocar una guerra civil y ser¨¢ responsable de ella?.

?6. No dudo del amor a Espa?a de mis generales; por Espa?a, primero, y por la Corona, despu¨¦s, te ordeno que cumplas cuanto te he dicho?.

A las 3.45 horas, el general Milans del Bosch solicita. opini¨®n de sus colaboradores m¨¢s inmediatos, que le aconsejan un¨¢nimemente la retirada del manifiesto.

A las 4.34 horas, el general Armada, por orden del general Gabeiras, le pide al general Milans tambi¨¦n la retirada del manifiesto.

A las 4.45 horas, el general Milans se decide a dar un comunicado retirando el manifiesto. Tal extremo es anticipado telef¨®nicamente al gobernador civil de Y alencia y comunicado pocos minutos m¨¢s tarde al secretario de su majestad el Rey, general Sabino Fern¨¢ndez Campos.

A las 5. 10 horas se confirma por t¨¦lex la conversaci¨®n telef¨®nica anterior.

Ahora, sin precisar exactamente, tuvo lugar una conversaci¨®n muy tensa, entre el general Milans del Bosch y el director de la Seguridad del Estado, La¨ªna, en la que este ¨²ltimo debi¨® anunciar al general Milans la responsabilidad en que pod¨ªa incidir si no disuad¨ªa a Tejero de su actitud rebelde y se produc¨ªa un asalto al Congreso por los GEO. La¨ªna facilit¨® los n¨²meros de tel¨¦fono probablemente para que el general Milans pudiera conectar con el teniente coronel Tejero.

A las siete de la ma?ana, el general Milans del Bosch se retir¨® a sus habitaciones, no sin recomendar a sus colaboradores que si se produc¨ªa alg¨²n contacto m¨¢s con Tejero se le persuadiese para que depusiera definitivamente su actitud sin violencia alguna.

A las 10.40 horas, Tej ero intent¨® por ¨²ltima vez hablar con el general Milans del Bosch. Quien en habla con ¨¦l es el coronel segundo jefe de Estado Mayor, que informa a Tejero de la ausencia del general Milans del Bosch y del jefe de Estado Mayor y de que debe ponerse en contacto con el general Armada para solucionar el problema del Congreso, pues en Valencia se siguen firme y exactamente las ¨®rdenes del Rey. Tejero insiste en hablar con el general Milans. El segundo jefe de Estado Mayor de Valencia insiste a su vez en que Tejero debe hablar con el general Armada y que el general Milans s¨®lo ir¨¢ a Madrid si se lo ordena su maj?estad el Rey. Tras cierta insistencia de Tejero, ¨¦ste admite, por fin, que se le comunique al general Armada que hablar¨¢ con ¨¦l. A continuaci¨®n, el coronel de Estado Mayor de Valencia habla con Madrid comunicando con el general P¨¦rez I?igo, al que dice que Tejero ha decidido hablar con el general Armada para finalizar la ocupaci¨®n del Congreso. Se duda en el Cuartel General del Ej¨¦rcito de la posibilidad de la negociaci¨®n Armada-Tejero, recordando la actitud del teniente coronel Tejero frente al general Armada en la madrugada. Responde al fin el general Armada que pedir¨¢ permiso al general Gabeiras para entrevistarse de nuevo con Tejero. De Valencia ya no se sabe nada m¨¢s ni se tiene ning¨²n contacto m¨¢s con Madrid. Se conoce el final de los incidentes por la radio.

Asalto al Congreso de los Diputados

La acci¨®n de asalto al Congreso, en cuanto es protagonizada en exclusiva por miembros de la Guardia Civil, tiene unos antecedentes, desde la ma?ana del d¨ªa 23, que se centran en cuatro unidades y dependencias del cuerpo de donde proced¨ªa el personal empleado en la acci¨®n: I Comandancia M¨®vil, Parque de Automovilismo, Agrupaci¨®n de Tr¨¢fico y Academia de Tr¨¢fico.

Primera Comandancia M¨®vil. En Valdemoro, a la una de la tarde, el teniente Alonso Arn¨¢iz, tras estudiar previamente las fichas del personal de su escuadr¨®n y consultar con tres suboficiales implicados, orden¨® la inserci¨®n en el tabl¨®n de anuncios de la relaci¨®n de personal que ha cle estar formado a las cuatro ele la tarde para monta e instrucci¨®n. A dicha hora, el capit¨¢n Mu?ecas ikguilar orden¨® entregar a cada urio,de los reunidos un subfusil Z-70 y se emprende, con todo el grupo, a las cinco de la tarde, el traslado enun microb¨²s a la sede de la Corriaridancia M¨®vil, de la calle Batalla del Salado, de Madrid. Al comprobar los componentes del grupo que el microb¨²s no se dirig¨ªa al destino previsto advirtieron de ello al conductor. Entonces el capit¨¢n Mu?ecas manifest¨®: ?Hay una contraorden. La investidura de Calvo Sotelo se ha adelantado y se terne que pase lo que en Guernica. Hay que salvar al Rey, vamos al ParIamento?. Postenormente, este grupo lleg¨® al Congreso cuando ya hab¨ªan sucedido los primeros hechos; y fue encargado de la vigilancia de puertas y acompa?amiento de diputados a los servicios.

Parque de Aultomovilismo. Durante la ma?ani, se observ¨® la presencia, no ins¨®lita en esta dependencia, del teniente coronel Tejero, que m¨¢s tarde hab¨ªa de conducir la expedici¨®n. El coronel Manchado, jefe, del Parque, orden¨® una revista de armas no prevista para la Segunda Compa?¨ªa Talleres, para las cuatro de la tarde. A las dos de la tarde el coronel Manchado orden¨® al cabo primero Jos¨¦ Garc¨ªa de la Torre que con los conductores neces,arios se trasladase a una nave industrial en Fuenlabrada y condujese al Parque seis autocares all¨ª estacionados. A las cuatro de la tarde se pas¨® la mencionada revista de armas en la Segunda Compa?¨ªa, y se pidieron vollintarios para intervenir en una acci¨®n antiterrorista. El coronel Manchado diria aproximadamente que encontr¨¢ndose Espa?a en unos momentos dif¨ªciles, hab¨ªa llegado la hora de salir la Guardia Civil a la calle para dar la cara. Definitivamente, hacia las 17.15 salian nueve autocares -cuatro particulares y cinco oficiales- con el grueso de la tropa que hab¨ªa de participar en la acci¨®n, procedente de la Segunda Compa?¨ªa del Parque de Automovilismo de la Agrupac¨ª¨®n de Tr¨¢fico, de la Academia de Tr¨¢fico. La fuerza correspondieiite a la Segunda Compa?¨ªa fue encargada, al llegar al Congreso, de la vigilancia de las calles pr¨®ximas al palacio, misi¨®n en la que permaneci¨® hasta las 19.30 horas, en que el director general Aramburu Topete les dar¨ªa orden de embarcar en los autocares y retirarse. Inmediatamente, un capit¨¢n y un teniente revocaron dicha orden, obligando a los componentes de esta Compa?¨ªa a entrar en el recinto del Congreso.

Agrupaci¨®n de Tr¨¢fico. La fuerza participante de esta unidad fue reclutada entre los distintos destacamentos afectos al subsector por el capit¨¢n Abad, quien orden¨® la concentraci¨®n de los reclutados en el Parque de Automovilismo para pasar una revista de armas a las cuatro de la tarde. Llegada esta hora, el capit¨¢n Abad les dijo que no ten¨ªan que preocuparse de nada, que el ¨²nico responsable era ¨¦l, ya que el guardia civil, cuando cumple ¨®rdenes. de sus jefes, est¨¢ exento de toda responsabilidad, seg¨²n un art¨ªculo del C¨®digo de Justicia Militar. Acto seguido, emprendieron viaje en los autocares al Congreso. Este grupo fue el primero que entr¨® en el hemiciclo y parte de ¨¦l fue el que tuvo participaci¨®n m¨¢s activa en los hechos.

Academia de Tr¨¢fico. El personal del curso de circulaci¨®n y tr¨¢fico que se encontraba en el bar del acuartelamiento entre las 17.00 y 17.30 horas fue requerido en n¨²mero de 55 individuos para trasladarse a una de las aulas por el sargento S¨¢nchez Mart¨ªn. Una vez all¨ª, les entreg¨® armamento y munici¨®n aduciendo que eran necesarios sus servicios en el Congreso para mantenimiento del orden p¨²blico. Despu¨¦s se les embarc¨® en los autocares, y en uni¨®n del otro personal antes citado se trasladaron todosiuntos al Congreso. Una vez all¨ª prestaron servicio de protecci¨®n exterior. Cuando el director general orden¨® su retirada, subieron a los autocares diecisiete de estos individuos. Hasta aqu¨ª queda expuesia de forma sucinta la forma de reclutamiento y traslado de los miembros de la Guardia Civil que participaron en la acci¨®n.

Hechos en el Congreso

A las 18.22, como se ha repetido reiteradamente, tiene lugar el asalto al Congreso por el teniente coronel Tejero y sus hombres, siempre con la misma clave de actuar en nombre del general Milans del Bosch y recibiendo ¨®rdenes d¨¦l Rey. Los uniformes de la Guardia Civil y el decir actuar en nombre del Rey son, seg¨²n los informes que tenemos hasta ahora, los hechos determinantes para la f¨¢cil toma del Congreso de los Diputados. A las 18.23 horas se comunica al director general de la Guardia Civil, general Aramburu Topete, el asalto al Congreso por fuerzas del Instituto. El primero en intentar reducir al teniente coronel Tejero y disuadirle para que depusiera su actitud fue el coronel Alcal¨¢ Galiano, jefe de las Fuerzas de la Polic¨ªa Nacional, que acudieron al Congreso inmediatamente despu¨¦s del momento del asalto.

Este coronel, que desconoc¨ªa lo que estaba pasando, sobre todo su significado, fue informado personalmente por el general Gabeiras de la falsedad de la invocaci¨®n que el teniente coronel Tejero hac¨ªa de Su Majestad el Rey, orden¨¢ndole reducir a Tejero, lo que intentar¨ªa sin conseguirlo. El general Aramburu, una vez conocidos los hechos, tom¨® las disposiciones oportunas para controlar la zona de asalto teniendo en cuenta lo siguiente: la fuerza asaltante pertenec¨ªa inequ¨ªvocamente a la Guardia Civil que ten¨ªa que intentar sofocar su acci¨®n. Seg¨²n se desprend¨ªa de las primeras noticias, la fuerza implicada en el asalto proced¨ªa de Tr¨¢fico y parte de Automovilismo. Como consecuencia de lo anterior, el general Aramburu permaneci¨® en contacto telef¨®nico con el coronel Manchado, jefe del Parque de Automovilismo de la Guardia Civil, para inquirir pormenores sobre la certeza de esas primeras informaciones de urgencia. El citado coronel contest¨® que hab¨ªa ordenado el desplazamiento porque alguien le hab¨ªa comunicado que eran ¨®rdenes del propio director general y del general Armada. No s¨®lo le contest¨® el general A'ramburu que tal comunicaci¨®n era falsa, sino que recrimin¨® al coronel Manchado y le orden¨® que se trasladara inmediatamente al Congreso para retirar la fuerza a las ¨®rdenes del teniente coronel Tejero y recibir all¨ª nuevas ¨®rdenes del director general.

El coronel Manchado no se present¨®, por lo que le fue-ordenado al subdirector general del Cuerpo su detenci¨®n. Acto seguido, el general Aramburu, tras fijar su puesto permanente y de mando en la sede de la Direcci¨®n General de la Guardia Civil, calle Guzm¨¢n el Bueno, as¨ª como transmitidas las novedades habidas al Ministerio del Interior, se traslad¨® al palacio del Congreso, en compa?ia de sus dos ayudantes, su secretario particular y el teniente coronel jefe de sus servicios especiales, con tres escoltas, lleg¨® al Congreso aproxiniadamente a las 19. 10 horas. Al llegar al Congreso el general Aramburu, observ¨® la presencia de seis autocares con matr¨ªculas civiles, as¨ª como un n¨²mero de guardias que en una primera aproximaci¨®n podr¨ªa estimarse entre cien y doscientos, que se encontraban en la acera pr¨®xim¨®s a los autobuses. Apoyado por los jefes y escoltas que le acompa?aban, el general Aramburu orden¨® la inmediata subida,a los autocares de los guardias, lo que obedeci¨® la mayor¨ªa. Inmediatamente despu¨¦s, el general Aramburu y sus acompa?antes entraron en el t¨²nel de acceso al Congreso, intentando localizar al teniente coronel Tejero que, seg¨²n las primeras noticias, mandaba el asalto. Casi simult¨¢neamente se localiz¨® al teniente coronel Tejero, presa de gran excitaci¨®n, con la pistola en la mano y en actitud de disparo, rodeado de alg¨²n oficial y otros miembros de la Guardia Civil, asimismo en actitud amenazante, y presos igualmente de gran tensi¨®n.

El general Aramburu se dirigi¨® al teniente coronel Tejero, orden¨¢ndole que depusiera su actitud, y este le contest¨® que estaba dispuesto a todo, y que antes de entregarse matar¨ªa al general Aramburu, y luego se pegar¨ªa un tiro. El director general de la Guardia Civil intent¨® sacar su arma reglamentaria, lo que impidi¨® uno de sus ayudantes de campo, al observar que tres miembros del Cuerpo, acompa?antes del teniente coronel Tejero, montaban y colocaban en posici¨®n de disparo sus armas autom¨¢ticas. En estos momentos pudo observar tambi¨¦n el general Aramburu c¨®mo un teniente y unos cabos de la Guardia Civil proced¨ªan a desalojar los autocares, ya ocupados por la mayor parte de la tropa que hab¨ªa obedecido la orden de su director general a la llegada de ¨¦ste.

Ante esta situaci¨®n el general Aramburu decidi¨® mantener la cabeza fr¨ªa y no c¨®menzar un intercambio de disparos, que probablemente podr¨ªa significar el chispazo que encendiera la refriega y provocar una masacre de los diputados y ministros retenidos en el interior del hemiciclo. Opt¨® el general Aramburu por convencer a los no promotores para que siguieran en los autocares, consiguiendolo tan s¨®lo con un¨®s cincuenta, que en dos autocares regresaron inmediatamente al Parque de Automovilismo. As¨ª, de los 288 hombres que en un principio acompai¨ªaron al teniente coronel Tejero, quedaron en el Congreso y aleda?os unos 220, y la mayor¨ªa de ellos, seg¨²n dicen los ¨ªnformes de la Guardia Civil, confusos, dudosos y temerosos por la acci¨®n del teniente coronel Tejero y sus incondicionales.

Despu¨¦s, coincidiendo con la llegada de algunas de las unidades alertadas en un primer momento a la plaza de Neptuno, se dispuso el correspondiente despliegue, tendente a evitar alteraciones, riesgos y posibles huidas de los asaltantes, que quedaron as¨ª cercados. Este despliegue de la Guardia civil en primera l¨ªnea, fue completado por un segundo cord¨®n de seguridad m¨¢s lejano de la Pol¨ªc¨ªa Nacional, cuyas fuerzas estaban bajo el mando del coronel Alcal¨¢ Galiano, que colabor¨® desde el primer momento con el general Aramburu. Desde los primeros momentos se estableci¨® contacto desde el puesto de mando del Palace con el Ministerio del Interior, con la Junta de Jefes de Estado mayor, e incluso con la Casa de Su Majestad el Rey, aprovechando una Ramada del general Fern¨¢ndez del Campo, jefe de la secretar¨ªa del Rey.

M¨¢s tarde se requiri¨® la presen cia en el Palace del general S¨¢enz de Santamar¨ªa e inspector de la Polic¨ªa Nacional, para coordinar la acci¨®n de ambos cuerpos de Segtiridad del Estado, y de alg¨²n alto mando de las Fuerzas Armadas para negociar con los as¨¢ltantes, y se sugiri¨® el nombre del general Armadas pues a estas horas y hab¨ªa manifestado el teniente coronel Tejero que s¨®lo hablar¨ªa con el general Milans del Bosch o con el general Armada.

Transcurrieron las horas y la madrugada sin m¨¢s novedad que el cerco exterior, y los intentos de ne gociar con el teniente coronel Tejero, recurri¨¦ndose, incluso, a un hermano suyo, sin conseguir nada Tambi¨¦n durante la noche se produjeron varias conversaciones telef¨®nicas del teniente coronel Tejero con el director de la Seguridad del Estado, Francisco La¨ªna, el general Milans del Bosch, con sus colaboradores, y el periodista Juan Pla.

El teniente coronel Tejero permiti¨® al general Prieto que entrara y hablara con ¨¦l, con resultado negativo, como se sabe ya por la informaci¨®n que los medios de comunicaci¨®n y, muy en particular, las emisoras de radio, sobre todo la Cadena SER, estuvieron transmitiendo de manera puntual y precisa.

Aproximadamente a las veinticuatro horas, un poco pasadas, se present¨® en el hotel Palace el general Armada, segundo jefe entonces del Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Tierra. El general Armada ven¨ªa enviado por la Junta de Jefes de Estado Mayor y el Gobierno en funciones de secretarios de Estado y subsecretarios, circunstancias que fueron debidamente comprobadas desde el Palace. El general Armada expone a los generales Aramburu y S¨¢enz de Santamar¨ªa su intenci¨®n de negociar con el teniente coronel Tejero, negociaciones a las que quiso sumarse el general Aramburu, que no pudo hacerlo por la rotunda negativa de los rebeldes a que acompa?ara al general, Armada. En estas circunstancias, el general Armada entro en solitario y se entrevist¨® con Tejero a solas durante cerca de cincuenta minutos, en los t¨¦rminos en que se explic¨® al referirme a la III Regi¨®n Militar. Tras el fracaso de su gesti¨®n, el general Armada sale del Congreso y se dirige al Palace, aproximadamente a las 1.23 horas. All¨ª le est¨¢n esperando el gobernador civil de Madrid, Mariano Nicol¨¢s, que hab¨ªa sido comisionado por el Gobierno en funciones, para que trasladara a Armada a Amador de los R¨ªos, en funci¨®n de los indicios que ya obraban en poder del Gabinete, a trav¨¦s del se?or La¨ªna, director de la Seguridad del Estado, sobre la posible implicaci¨®n del general Armada en la intentona golpista, y sobre todo ante la afirmaci¨®n hecha por Su Majestad a La¨ªna, en el sentido de que el general Armada estaba desautorizado en cualquier gesti¨®n que hiciera, y, por supuesto, no respaldado por el Rey.

A la 1.35 horas llegan a Amador de los R¨ªos el general Armada y el gobernador civil de Madrid. Una vez en el despacho del se?or La¨ªna, se ordena que salieran todos, excepto los se?ores S¨¢nchez Harguindey y Mariano Nicol¨¢s. Durante esta entrevista el general Armada pronunci¨® las frases siguientes: ?El Rey se ha equivocado, el Rey ha comprometido a la Corona divorci¨¢ndose de las Fuerzas Armadas, esto es un asunto militar que tenemos que resolver los militares, hay que buscar una soluci¨®n?. Todas ellas como comentario a la negativa del se?or La¨ªna de aceptar la soluci¨®n anticonstitucional propuesta por el general Armada. El se?or La¨ªna llama a la Zarzuela y comunica que el general Armada est¨¢ all¨ª. Habla con el general Sabino Fern¨¢ndez Campos durante unos treinta segundos, y el general Armada comprende que no hay la menor esperanza de que su propuesta al teniente coronel Tejero para, constituir un Gobierno de emergencia presidido por ¨¦l prospere y menos que sea respaldado por el Rey.

Posteriormente, a las 2.30 horas, el general Armada regresa al

Cuartel General del Ej¨¦rcito, siempre acompa?ado por el gobernador civil, Mariano Nicol¨¢s donde permanecer¨¢ ya hasta las nuevas y ¨²ltimas gestiones que realiza con Tejero bien entrada la ma?ana y por orden de la superioridad. En el cuartel general del Ej¨¦rcito relata su gesti¨®n con el teniente coronel Tejero, y ya no hace ning¨²n movimiento ni adopta iniciativa alguna. Hacia las 0.05 horas se incorpora al puesto de mando del Palace el director para la Seguridad del Estado, se?or La¨ªna. con ¨¦l y bajo su direcci¨®n se hizo una revisi¨®n acerca del problema, estudi¨¢ndose las posibilidades de acci¨®n, y se decidi¨® que en caso de una intervenci¨®n violenta fuesen los GEO y la Polic¨ªa Nacional quienes la realizaran, con el fin de evitar el enfrentamiento entre compa?eros de la misma Guardia Civil.

En las lioras siguientes se aceleran las gestiones para que el teniente coronel Tejero, deponga finalmente su actitud, as¨ª como sus compa?eros de encierro, que al cabo de esas horas son el capit¨¢n de nav¨ªo Men¨¦ndez Vives, el comandante Pardo Zancada, con los oficiales que les acompa?aron de las unidades de la Polic¨ªa militar de la Divisi¨®n Acorazada. El teniente coronel Tejero se mostraba inflexible, mientras que el comandante Pardo se inclinaba a aceptar la soluci¨®n Armada. Ya est¨¢ claro, no obstante, que la rendici¨®n de los encerrados, absolutamente solos hacia las ocho de la ma?ana, es cuesti¨®n de poco tiempo. Hab¨ªa, pues, que actuar con extrema prudencia.

Tejero negocia la rendici¨®n

A las 9.50 horas se ofrece para parlamentar con Pardo Zancada el teniente coronel Fuentes G¨®mez de Salazar, gran amigo del comandante Zancada. Se le autoriza a hacerlo rirecia presentaci¨®n al general Aramburu. A las 10.40 horas, como qued¨® rese?ado al relatar los sucesos de Valencia, el teniente coronel Tejero hace un ¨²ltimo intento para jiablar con el general Milans. No lo consigue y tras un forcejeo telef¨®nico con el coronel segundo jefe del Estado Mayor de la III Regi¨®n, accede a hablar con el general Armada para negociar los t¨¦rminos de la rendici¨®n.

A las 10.45 horas del 24 se traslada Armada finalmente al Congreso con la misi¨®n, encargada por la Junta de Jefes de Estado Mayor, de ofrecer a los asaltantes alguna benevolencia con tal de que no causen el menor da?o a sus rehenes. Entre las 10.55 horas y las 11.10 horas, el general Armada parlamenta con el teniente coronel Tejero, ayudado por la gesti¨®n del teniente coronel Fuentes G¨®mez de Salazar, junto al comandante Pardo Zancada. A las 11.15 horas el general Armada llama al presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor desde el Congreso para leerle las condiciones que en principio han propuesto los encerrados para su entrega. Tales condiciones son textualmente las siguientes:

Salir la columna de la Divisi¨®n Acorazada, la unidad de Polic¨ªa Militar, los ¨²lt¨ªmos y por la zona donde apuntan los veh¨ªculos, en columna motorizada y entregarse en el Pardo, sede del cuartel general de la Divisi¨®n Acorazada.

No responsabilidades de tenientes para abajo. Lo ¨²ltimo, suboficiales. Ning¨²n fot¨®grafo, itinerario despejado y dos motoristas conduci¨¦ndoles. El teniente coronel Tejero quiere que venga el general Armada, y que los suboficiales y guardias civiles queden sin responsabilidad. Alg¨²n oficial pide salir al extranjero.

El teniente coronel Tejero pide salir en coche y entregarse en la Direcci¨®n General del Cuerpo y que a los oficiales que se sancionen, lo hagan en prisiones militares.

El capit¨¢n de nav¨ªo Men¨¦ndez la misma condici¨®n que el coronel Tejero, pero en el Ministerio de Marina.

A las 11.20 horas, el teniente coronel Tejero comunica a los diputados que se est¨¢ a puntode alcanzar una soluci¨®n. A las 11.25 el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor acepta las condic¨ªones, previa consulta con su majestad el Rey, que se ha mostrado conforme. A las doce del mediod¨ªa comienzan a salir, previa orden del presidente del Congreso, Landelino Lavilla, los diputados tras casi dieciocho horas de encierro. A las 12.34 horas teleifcinea el general para dar cuenta de la evacuaci¨®n final del Congreso y regreso al cuartel del Ej¨¦rcito de Tierra. Se han omitido los encierros por separado dentro del Congreso del presidente y vicepresidente del Gobierno en funciones, as¨ª como algunos diputados, y otros incidentes protagonizados por los se?ores diputados por ser sobradamente conocidos de sus se?or¨ªas.

Se constituye el Gobierno en funciones

Hacia las 19.50 horas, y a propuesta de S¨¢nchez Arguindey, se constituye el Gobierno en funciones, que estar¨¢ en contacto permanente, tanto con Ia Zarzuela como con la Junta de Jefes de Estado Mayor. Previamente, el director para la Seguridiad del Estado, Francisco La¨ªna, hab¨ªa conectado con su majestad el Rey, recogiendo ¨®rdenes conlcretas de que era necesario resolver la situaci¨®n lo m¨¢s r¨¢pidamente posible.

La¨ªna conecta con los gobernadores civiles, a los que ordena la constituci¨®n permanente de la Junta de Segunda. R¨¢pidamente se pone en contacto con los generales Aramburu y S¨¢enz de Santamar¨ªa, director general de la Guardia Civil y general inspector de la Polic¨ªa Nacional, respectivamente, para que salga el primero hacia el Congreso y el segundo permanezca de momento en su despacho y env¨ªe unidades a la zona. Tras el fallido primer intento deil general Aramburu para intenttr disuadir al teniente coronel Tejero, La¨ªna habla por tel¨¦fono con ¨¦l para intentar lo mismo; ¨¦ste le dice que no obedece m¨¢s ¨®rdenes que las de los generales Milans y Armada, cortando sin m¨¢s la comunicaci¨®n. La¨ªna tiene, a partir de este rriomento, la convicci¨®n de que los sucesos del Congreso tienen relaci¨®n con los de Valencia, noticias que conoce a trav¨¦s de la comtinicaci¨®n mantenida con el gobernador civil de aquella provincia. M¨¢s tarde, Francisco La¨ªna conecta telef¨®nicamente, por primera vez, con el teniente general Milans del Bosch, al que recrimina su actitud. En una de las conversaciones de La¨ªna con su majestad el Rey, ¨¦ste manifiesta qlie no se f¨ªe del general Armada, que est¨¢ desautorizado por ¨¦l personalmente, y cualquier postura que adopte o gestiones que intente realizar las est¨¢ llevando a cabo por su cuenta, bajo su exclusiva responsabilidad.

Hacia las 21.30 horas, el Gobierno en funciones emite una nota que se da inmediatamente a los medios de comunicaci¨®n. Despu¨¦s del mensaje real, La¨ªna vuelve a hablar con el teniente general Milans y ¨¦ste le afirma que no se preocupe, que va a cumplir las ¨®rdenes del Rey. La¨ªna tiene unas palabras fuertes con el general Milans, dici¨¦ndole que si se ve¨ªa en la obligaci¨®n de asaltar el Congreso, s¨®lo ¨¦l, el general Milans, ser¨ªa el responsiable de cuanto sucediese. Los hechos restantes ya han sido sobradamente relatados.

La Junta de Jefes de Estado Mayor

A las 18.30 horas del 23 de febrero, el presidente de la Junta, teniente general del Ej¨¦rcito del Aire, Alfaro Arregui, adopt¨® la decisi¨®n de considerar reunida la JUJEM en sesi¨®n permanente. A partir de este momento, se ordenaron contactos de cada jefe de Estado Mayor con sus capitanes generales de regi¨®n o zona militar mar¨ªtima o a¨¦rea. A las 19.20 horas, la activaci¨®n de la operaci¨®n Diana alcanza su grado dos, dando conocimiento a su majestad el Rey de la incorporaci¨®n del almirante general, Ust¨ªnez, subsecretario de Defensa, al Gabinete ministerial en funciones, organizado en el Ministerio del Interior. A las 20.25 horas, el teniente general Gabeiras, presidente de la JUJEM, decide que los miembros de la Junta se trasladen al Cuartel General de la misma y que qu.eden los cuarteles generales a cargo de los segundos jefes de cada Estado Mayor.

La Junta conecta con el teniente general Milans del Bosch para disuadirle de que retire su manifiesto y adopte las previsiones ordenadas en Diana alerta 2. Este se neg¨®, y el general presid¨¦nte de la JUJEM informa a su majestad el Rey, el cual indica que hablar¨¢ personalmente con el general Milans del Bosch.

El general Gabeiras ha ordenado la retirada del escuadr¨®n que ocupa RTVE, que la hab¨ªa ocupado al principio de la operaci¨®n Diana. En este momento tambi¨¦n habl¨® con el gobernador militar de Cartagena, general Fortea, orden¨¢ndole que atemperase su actuaci¨®n a la del capit¨¢n general de la Zona Mar¨ªtima del Mediterr¨¢neo. A las 21.30 horas, el general Gabeiras regresa a su cuartel general, despu¨¦s de haber tenido los primeros indicios de la posible implicaci¨®n del general Armada. Se acuerda tambi¨¦n con Francisco La¨ªna la publicaci¨®n de dos comunicados, uno del Gobierno en funciones y otro de la JUJEM. El se?or Robles Piquer, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, se personar¨ªa tres veces a lo largo de la noche y primeras horas de la ma?ana en la Junta para informar a ¨¦sta de la actuaci¨®n del Gabinete y de la situaci¨®n existente.

A las 22.55 horas, inmediatamente despu¨¦s de conocer el mensaje que su majestad el Rey hab¨ªa emitido a todos los capitanes generales, la JUJEM emite un comunicado que dice: ?La JUJEM manifiesta que, ante los sucesos desarrollados en el palacio del Congreso, se han tomado las medidas necesarias para reprimir todo atentado a la Constituci¨®n y restablecer el orden que la misma determina?.

Hacia las 0.04 horas se persona en la Junta el director para la Seguridad del Estado, La¨ªna, para cambiar impresiones sobre la posibilidad de una acci¨®n de fuerza sobre el Congreso a cargo de los geos, utilizando veh¨ªculos blindados militares. Tambi¨¦n informa de sus contactos con el teniente general Milans y su desconfianza respecto a la actitud de Armada, sin llegar a precisar cu¨¢les eran las razones para ello, aunque dej¨® entrever que se trataba de algunas opiniones expuestas en relaci¨®n con la situaci¨®n.

La JUJEM estuvo en permanente contacto toda la noche con el Rey, con Francisco La¨ªna y con el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Tierra, a quien corresponde el mando de la Pen¨ªnsula y las Baleares en la operaci¨®n Diana.

Pasadas las diez de la ma?ana, y despu¨¦s de una noticia de que bastantes guardias civiles han aban.donado el edificio del Congreso, se tiene conocimiento de que el general Armada, que ha sido autorizado por la JUJEM, se encuentra ya en el Congreso, hablando con Tejero, as¨ª como de las peticiones solicitadas para entregarse los encerrados restantes. Previa consulta del general presidente de la JUJEM con el Rey, son aceptadas las condiciones, y los generales Armada y Aramburu firman con el teniente coronel Tejero el documento de rendici¨®n de los encerrados.

La jefatura de Estado Mayor del Ej¨¦rcito

A las 18.22 horas, el general jefe de Estado Mayor del Ej¨¦rcito, Gabeiras, se encontraba precisamente despachando de forma ordinaria con el segundo jefe de su Estado Mayor, general de divisi¨®n Armada Com¨²n. Una vez conocido el asalto al Congreso, estableci¨® contacto telef¨®nico con el capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar, teniente general Quintana Lacaci, para que alertara la Brigada Operativa de Defensa del Territorio n¨²mero 1 y el Grupo de Operaciones de la regi¨®n, y que localizara al general Juste, jefe de la Divisi¨®n Acorazada. A las 18.40 horas, mantiene el primer contacto telef¨®nico con su majestad el Rey y le da cuenta de las medidas adoptadas. Cinco minutos m¨¢s tarde, llama el general Gabeiras, casi simult¨¢neamente, a los capitanes generales de las regiones militares III -a¨²n se desconoce por completo la actitud de Milans- y VII, Valladolid. Se les ordena que se pongan en alerta sin producir alarma. A las 19.20 horas y desconociendo la actitud real del general Milans, el general Armada, ante el c¨²mulo de llamadas telef¨®nicas, sugiere al general Gabeiras marcharse a su despacho -el de Armada-, a fin de tener mayor facilidad en las comunicaciones, neg¨¢ndose ¨¦ste -Gabeiras- y orden¨¢ndole que permanezca junto a ¨¦l.

En los momentos sucesivos se producen contactos telef¨®nicos con casi todos los capitanes generales, sabiendo el general Gabeiras que el Rey est¨¢ haciendo lo mismo, simult¨¢neamente. Algunos de los capitanes generales informan que el general Milans les ha llamado para comunicarles la publicaci¨®n de su manifiesto. Entre las 19.42 y las 19.45 horas, el general Gabeiras habla dos veces con Milans, y a las 19.47 horas habla directamente con su majestad el Rey, rog¨¢ndole que ratifique al general Milans las ¨®rdenes que le ha dado.

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Hacia las 21.40 horas, seg¨²n testigos presenciales, y en ausencia a¨²n de su despacho del general Gabeiras, que ha ido a, la JUJEM, el general Armada mantiene una conversaci¨®n telef¨®nica con el general Milans. Dichos testigos afirman que el general Armada murmur¨® ?eso no puede ser, eso es imposible?.

Casi inmematamente entra Gabeiras y solicita del general Arma da lo ocurrido durante su ausencia. Este Armada le contesta que la situaci¨®n es muy grave, ya que las regiones II, IV, V y VII apoyan al general Milans, que el Ej¨¦rcito est¨¢ dividido?y que no se ve m¨¢s soluci¨®n que la de formar un Gobierno presidido por ¨¦l, para lo que se presta a ir a las Cortes y hace tal propuesta si se le autoriza. El general Gabeiras desmiente inmediatamente tal informaci¨®n, puesto que su majestad el Rey y el capit¨¢n general de la I Regi¨®n Militar no han perdido el contacto con los capitanes generales y sabe con certeza que es ¨²nicamente Milans, del Bosch quien mantiene una postura de rebeld¨ªa.

Consecuentemente, el general Gabeiras manifiesta a Armada, con el consenso de todos los presentes, que su propuesta era inconstitucional e inaceptable. Ante la insistencia del general Armada, Gabeiras le propone, ya que se sabe en ese momento que Tejero insiste en no hablar m¨¢s que con los generales Milans y Armada, ir los dos juntos al Congreso para que Armada haga la oferta propuesta, pero s¨®lo a los efectos de que el teniente coronel Tejero deponga su actitud. El general Armada responde a esta proposici¨®n: ?Yo no he mentido nunca a nadie y no lo voy a hacer con Tejero?.

El Rey desautoriza al general Armada

Ante semejante actitud del general Armada toman cuerpo las sospechas de Gabeiras y da cuenta inmediatamente de las mismas al Rey. Su Majestad desautoriza ter minantemente la propuesta del general Armada, denegando que ¨¦ste se traslade a la Zarzuela.

A continuaci¨®n, el Rey interrumpi¨® la coniunicaci¨®n con el general Armada y ¨¦ste continu¨® hablando con el general Fern¨¢ndez del Campo. Como el general Gabeiras considera conveniente establecer alg¨²n tipo de contactos con el teniente coronel Tejero, y, a pesar de sus sospechas, autoriza al general Armada a entrevistarse con el citado teniente coronel para ofrecerle facilidades de salir ?el Congreso, a fin de que no haya v¨ªctimas, pero reiterando al general Armada su prohibici¨®n de no someterle la propuesta que definitivamente hab¨ªa desautorizado Su Majestad.

Se avisa al general Aramburu de que el general Armada se dirige al Congreso con esta misi¨®n. Mientras tanto, el general Gabeiras ordena a los gobernadores militares de Valencia, Castell¨®n y Alicante que procedan, a la vista de su actitud, al arresto de Milans del Bosch. Todos acatan la orden, al comprender la magnitud de lo que est¨¢ pasando. A la 1.20 horas llama el general Armada al general Gabeiras para dar cuenta del fracaso de su gesti¨®n, pero sin referirse al contenido de su conversaci¨®n con el teniente coronel Tejero, en la que como he dicho, se ha hecho efectivamente su propuesta de constituci¨®n de un Gobierno presidido por ¨¦l. Se dirige despu¨¦s a la presidencia del Gobierno en funciones y, posteriormente, al Cuartel General, custodiado por elementos de la Polic¨ªa Nacional, en vista de los indicios de su implicaci¨®n en los hechos y la conversaci¨®n mantenida con Francisco La¨ªna, director para la Seguridad del Estado. En ella relataba su propuesta al teniente coronel Tejero de constituir. un Gobierno presidido por ¨¦l. Durante el resto de la larga noche, la tensi¨®n se centra en las siguientes acciones:

- Intento de disuasi¨®n a los jefes encerrados en el Congreso.

- Contactos con las capitan¨ªas. generales.

- Participaci¨®n en los contactos con el teniente general Milans del Bosch para que deponga definitivamente su actitud.

A las 12.45 horas, babeiras habla por tel¨¦fono con el ya liberado ministro de Defensa, Rodr¨ªguez Sahag¨²n, al qu¨¦ le informa, en l¨ªneas generales, de lo sucedido durante la noche.

Decisiva intervenci¨®n del Rey

La intervenci¨®n de su majestad el Rey s¨®lo cabe resumirla respetuosamente en una palabra: decisiva. El ejercicio impecable del mando supremo de las Fuerzas Armadas que la Constituci¨®n le confiere; la rapidez y energ¨ªa de sus reflejos de mando con respecto a sus subordinados inmediatos; sus co?tactos personales con ellos; la rotundidad y contundencia de sus ¨®rdenes; su firmeza en mantener el orden constitucional; la canalizaci¨®n de toda actividad militar a trav¨¦s de la JUJEM -¨®rgano superior colegiado del mando militar conjunto-; el escrupuloso respeto del Rey por el poder civil, aun en momentos tan dif¨ªciles, propiciando la constituci¨®n de un Gobierno en funciones con secretarios de Estado y subsecretarios, const¨ªtuye un ejemplo del ejercicio de la suprema magistratura del Estado y de respeto por la soberan¨ªa popular.

Por Real Decreto n¨²mero 277/ 1981, de 26 de febrero, se, nombr¨® al consejero togado general don Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Escudero como juez especial con jurisdicci¨®n en todo el territorio nacional para la instrucci¨®n de la causa, que se inicia con fecha 2 de marzo. A la causa as¨ª instruida se acumulan la causa n¨²mero 1/81 por la desobediencia del excelentisimo se?or teniente general don Jaime Milans del Bosch y Uss¨ªa al excelent¨ªsimo se?or general Gabeiras Montero, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, y la causa n¨²mero 2/ 81, derivada de la actuaci¨®n del capit¨¢n de nav¨ªo don Camilo Men¨¦ndez Vives.

Con independencia de lo anterior, la jurisdicci¨®n de la Capitan¨ªa General de la I Regi¨®n Militar abri¨® la causa n¨²mero 72/81, en la que est¨¢n procesados como presuntos autores de un delito de rebeli¨®n militar los coroneles don Miguel Manchado Garc¨ªa y don Jos¨¦ Ignacio San Mart¨ªn L¨®pez, el teniente coronel don Antonio Tejero Molina, el comandante don Ricardo Pardo Zancada, as¨ª como once capitanes y ocho tenientes y el paisano Juan Garc¨ªa Carr¨¦s.

En la caus¨¢ instruida por el juez especial se han dictado autos de procesamiento con fechas 8 y 11 del corriente contra los excelent¨ªsimos se?ores don Jaime Milans del Bosch y Uss¨ªa y el general de divisi¨®n don Alfonso Armada y Comyn, consider¨¢ndoles presuntos autores de un delito de rebeli¨®n militar y fij¨¢ndose su s¨ªtuaci¨®n en la detenci¨®n preventiva.

Por lo que ata?e a la Guardia Civil, aparte de los oficiales procesados e ingresados en la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares, un coronel, un teniente coronel, siete capitanes y ocho tenientes, m¨¢s otro sometido al procedimiento por delito de sedici¨®n militar, el capit¨¢n don Gil S¨¢nchez Valiente Portillo, se encuentran arrestados y a disposici¨®n del juez militar siete suboficiales, 37 cabos y ocho n¨²meros, en total 62, y 227 que se encuentran en sus respectivos destinos con la prohibici¨®n d¨¦ poder salir de su residencia y a disposici¨®n del juez.

Con independencia de las actuaciones judiciales, cada capitan¨ªa general ha elaborado un informe sobre los hechos ocurridos en su ¨¢mbito los d¨ªas 23 y 24 de febrero pasado, que son los que han servido, junto con el del director general de la Guardia Civil, pa ra preparar mi exposici¨®n.

Investigaciones del Ministerio del Interior

Por el Ministerio del Interior se ha constituido una comisi¨®n mixta de miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, bajo una presidencia com¨²n para investigar Posible responsabilidad de personas civiles. De dicha comisi¨®n dependen dos grupos de trabajo, uno de informaci¨®n y otro de investigaci¨®n. El primero de ellos est¨¢ integrado por personal del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, de la Guardia Civil y de la Polic¨ªa Nacional, dirigidos por los vocales de la comisi¨®n representante de los correspondientes centros directivo

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