Las ra¨ªces del feminismo espa?ol seg¨²n Carmen Mart¨ªn Gaite
La descripci¨®n del chichisbeo o cortejo, una f¨®rmula singular de relaci¨®n galante entre los sexos que se extendi¨® en el siglo XVIII en la Espa?a de los Borbones, es el eje central del estudio de Carmen Mart¨ªn Gaite, que acaba de reeditar Lumen con el t¨ªtulo Usos amorosos del dieciocho en Espa?a. ?En esta moda del cortejo, que se introdujo con el cambio de dinast¨ªa y a trav¨¦s de la influencia italiana, se detectan los principios del feminismo en nuestro pa¨ªs?, afirma Mart¨ªn Gaite. ?Representa el germen de una actitud distinta con respecto al papel de la mujer en la sociedad y permite entender los albores del malestar matrimonial?.
?En qu¨¦ consiste exactamente la moda del chichisbeo o cortejo? ?Aunque los escritos que reflejan la viva pol¨¦mica que se entabl¨® en torno a esta costumbre de importaci¨®n italiana son bastante oscuros al respecto?, explica Mart¨ªn Gaite, ?se puede decir que se trataba de lo siguiente: las mujeres casadas de buena posici¨®n pod¨ªan tener uno o varios amigos con el consentimiento t¨¢cito del marido y de los dem¨¢s parientes. La funci¨®n de este amigo o cortejo era rendir a la mujer una especie de culto galante, acompa?arla al teatro y a las fiestas, visitarla en su casa y, sobre todo, darle conversaci¨®n y ser su confidente?.?La etimolog¨ªa del t¨¦rmino chichisbeo o cicisbeo -del verbo italiano bisbigliare, hablar al o¨ªdo o susurrar- alude directamente a ese componente esencial de la relaci¨®n de cortejo: la conversaci¨®n, mediante la cual la mujer se sent¨ªa acompa?ada y consolada por una persona del sexo opuesto?, a?ade la autora de Usos amorosos.
El aspecto m¨¢s positivo del cortejo como fen¨®meno social fue, en este sentido, abrir los limitados horizontes del mundo en el que se desenvolv¨ªa la existencia de las mujeres de buena sociedad. ?Si la mujer espa?ola hubiera estado acostumbrada a conversar, el cortejo habr¨ªa sido un medio ideal para salir del gueto?, apunta Mart¨ªn Gaite. ?Pero, en realidad, s¨®lo algunas aprovecharon esta moda para ilustrarse y, con el tiempo, el cortejo desemboc¨® en tonter¨ªa y ?o?ez, pues las mujeres se limitaban a hablar de sus trapitos, cotilleos y dem¨¢s temas femeninos?.
?A nivel popular, por una parte hay quien intenta imitar y reproducir la f¨®rmula del cortejo, y, por otra, quien la condena violentamente. En general, las reacciones en torno a esta costumbre son muy radicales y extremas y est¨¢n en relaci¨®n con la puesta en cuesti¨®n de la religi¨®n y del sentido del honor que dimanan del esp¨ªritu de la llustraci¨®n, que en el siglo XVIII se extiende por Europa?.
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