El atentado contra Reagan
Sin duda, el atentado acecha a todos los hombres de Estado, con independencia de los reg¨ªmenes y de las costumbres. ( ... ).Pero el solo hecho de ser el dirigente de la m¨¢s poderosa naci¨®n de la Tierra atrae a los desequilibrados cuando ¨¦stos llevan la inconsciencia hasta aceptar hacerse capturar in situ despu¨¦s de su crimen, pues los servicios secretos no tienen un remedio eficaz.
El atentado de Washington recuerda la fragilidad de las instituciones humanas, pero tambi¨¦n, en este caso Preciso, la de un presidente que se olvida, a veces, que tiene setenta a?os. ( ... ) Pero nos debemos interrogar si sus capacidades f¨ªsicas no ser¨¢n afectadas por una herida que va a obligarle a una estancia de dos semanas en el hospital. ( ... ).
El problema no es superfluo. Cuando los diversos equipos ministeriales se instalan con una lentitud m¨¢s grande que de costumbre, lo que estimula las rivalidades en torno a posiciones de influencia -se ha visto el lunes con las falsas maniobras del general Haig- la autoridad del presidente es m¨¢s necesaria que nunca.
1 de abril
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