En defensa de Isabel Per¨®n
En EL PAIS de 25 de marzo, y con el seud¨®nimo de Mariano Aguirre, se inserta una nota cargada de agravios y falsedades que afectan al justicialismo argentino, a sus dirigentes, s¨ªmbolos y al pueblo argentino, que en su inmensa mayor¨ªa abraza desde 1945 las banderas de nuestro movimiento pol¨ªtico.Cuando la justicia del Gobierno de facto produce un fallo condenatorio de la se?ora de Per¨®n, el se?or Aguirre se erige ?desde la izquierda? en juez para extender esa condena. Lo que parece claro es que los jueces han sido demasiado ?ben¨¦volos? y el articulista a?ora la tristemente recordada ?justicia revolucionaria?, que ¨¦l aplaude en un libro suyo, justifica y defiende apolog¨¦ticamente. Una mujer viuda de el ex presidente de Paraguay Solano L¨®pez fue atacada por cierta Prensa. Ella respondi¨® hace cien a?os que el pueblo ?no ha de tener por censores a los que reniegan o guardan sus br¨ªos para insultar a mujeres en desgracia?. Lo dicho por madame Lynch valga para Aguirre.
El se?or Aguirre se ha sumado as¨ª a quienes juzgan a la se?ora de Per¨®n en virtud de lo que ella representa. Ahora el articulista se limita a realizar un ?ajusticiamiento? verbal de una dirigente pol¨ªtica detenida y procesada por el Gobierno de facto. Lo que ocurre es que sabe que la figura de la se?ora de Per¨®n suscita tanto entusiasmo y adhesi¨®n del pueblo argentino como desprecio y rechazo los grup¨²sculos a que el articulista pertenece. Los juicios ?morales? del se?or Aguirre son demostrativos de la hipocres¨ªa de la moral de esas ?vanguardias? que tienen m¨¢s parentesco con la Prensa amarilla de la que ellos mismos suponen.
La se?ora de Per¨®n no recibi¨® el poder por ?herencia?. Lo recibi¨® en virtud de dos cosas que Aguirre ignora y desprecia: un mandato popular del 62% de los votos emitidos en septiembre de 1973, y porque, al ser ella vicepresidenta, y de acuerdo a la Constituci¨®n, a la muerte del general Per¨®n le cab¨ªa sucederle constitucionalmente en el poder.
El articulista quiere reivindicar un momento del justicialismo y rechazar otro. Los proyectos legislativos y las realizaciones de ese breve Gobierno respondieron casi en su totalidad a la inspiraci¨®n del general Per¨®n.
Sobre sus afirmaciones acusatorias al peronismo, remitimos al se?or Aguirre a las declaraciones del propio presidente Videla, el 16 de diciembre de 1976, a un grupo de corresponsales norteamericanos: ?Antes de que las fuerzas armadas tomaran bajo su responsabilidad la lucha militar abierta contra la subversi¨®n, ocurri¨® que grupos paramilitares y parapoliciales, por su cuenta, operaron contra la subversi¨®n?. Si la verdad nos har¨¢ libres, la mentira nos volver¨¢ esclavos. El se?or Aguirre miente, y remitimos al lector a su libelo Argentina, pa¨ªs entregado para descubrir el verdadero rostro de sus opiniones. Su ataque a la se?ora de Per¨®n nos merece el desprecio y el rechazo que comparten millones de argentinos patriotas./ Secretario de la Comisi¨®n de Solidaridad con Isabel Per¨®n.
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