Cien "boinas verdes" norteamaricanos llegan a Liberia para apoyar al r¨¦gimen militar de Doe
Unos cien boinas verdes norteamericanos llegados el viernes a Liberia participar¨¢n durante un mes en unas maniobras militares en plena jungla, en la primera acci¨®n norteamericana de este tipo en Africa en los ¨²ltimos diez a?os. Ma?ana es esperado tambi¨¦n el destructor estadounidense Thorn.
La mayor parte de ellos permanecer¨¢n en Monrovia como consejeros del Ej¨¦rcito liberiano. Se trata del primer gesto concreto norteamericano desde la entrada en funciones del presidente Ronald Reagan, con el cual se pretende marcar una mayor implicaci¨®n directa en los asuntos internacionales y en particular los africanos.El env¨ªo de asesores militares estadounidenses fue decidido por Washington y, pr¨¢cticamente, impuesto al Gobierno liberiano, despu¨¦s de que circularan rumores de una cierta presencia de cubanos.
Aunque esos rumores no fueron confirmados, lo que s¨ª es cierto es el intento de Libia por obtener una influencia en esa regi¨®n del continente negro a cambio de una sustancial ayuda financiera. Esa presencia libia se tradujo en la apertura, el mes de diciembre de 1980, de una ?oficina popular? (embajada) en Monrovia.
Resulta, sin embargo, dif¨ªcil creer que estas acciones corresponden a una inclinaci¨®n ideol¨®gica cualquiera de parte de los militares liberianos. Si en ¨¦poca del presidente. Tolbert la corrupci¨®n era una componente estructural del r¨¦gimen, desde que el sargento Samuel Kany Nyon Doe tomara el poder.
No s¨®lo persiste la corrupci¨®n y la inseguridad ciudadana ha alcanzado cotas dif¨ªcilmente comprensibles en Occidente, sino que se han acentuado las rivalidades tribales. Lo parad¨®jico es que todo ello ocurre en nombre de una supuesta ?revoluci¨®n de los sargentos?, que se supone habr¨ªa de acabar con todos esos males.
Para los extranjeros en particular, la seguridad es una obsesi¨®n angustiante. Cada local p¨²blico, cada restaurante o cada bar, tiene su propio encargado de protegerle, que habitualmente suele ser el polic¨ªa o el sargento del barrio, que hace este menester a cambio de una cena, unas copas o unas monedas.
Estados Unidos, que desde hace m¨¢s de un siglo tiene en Liberia una especie de provincia negra africana, teme, probablemente con raz¨®n, que el caos y la corrupci¨®n imperantes lleven a una revoluci¨®n que haga de Liberia una nueva base sovi¨¦tica en Africa.
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