Las autoridades yugoslavas aseguran que la normalidad ha vuelto a Kossovo
Los cincuenta corresponsales extranjeros que llegaron a Kosovo, en un viaje estrictamente organizado por el Ministerio yugoslavo de Informaci¨®n, recorrieron en autobuses los noventa kil¨®metros que separan las ciudades de Pristina -escenario reciente de violentos enfrentamientos entre polic¨ªa y manifestantes- y Pec, sin ver ambiente de violencia o movimientos de tropas. En su conferencia de Prensa, el primer comunista de Kosovo, Mahmud Bakali, desminti¨® que grupos armados se hubieran echado al monte en la zona y que el Ej¨¦rcito los estuviera cazando. ?La regi¨®n?, a?aden, ?ha vuelto a la normalidad?.
Al corresponsal espa?ol que le pregunt¨® por el alcance del Estado de excepci¨®n decretado en Kosovo, regi¨®n aut¨®noma yugoslava poblada por una mayor¨ªa albanesa y que, con sus 10.887 kil¨®metros cuadrados, equivale a un tercio de la superficie de B¨¦lgica, Mahmud Bakali le respondi¨® que ?hay quienes tienen estados de excepci¨®n en sus pa¨ªses desde hace decenios y se declaran ahora preocupados por el aqu¨ª decretado?. Seg¨²n dicho funcionario, entre los participantes en las ?manifestaciones hostiles? no pasaron de veinte los participantes comunistas.Pero en base a los datos oficiales disponibles, que hablan de nueve muertos, 131 polic¨ªas y 75 civiles heridos, 55 de ellos por arma de fuego, que tanto abunda en los hogares de Kosovo, no hay duda de que las tres semanas de disturbios que, opusieron el pasado marzo a nacionalistas albaneses y fuerzas federales yugoslavas constituyen una de las revueltas nacionalistas m¨¢s espectaculares de la Europa de la posguerra. Las autoridades de la capital federal, Belgrado, y las del Gobierno aut¨®nomo de Kosovo han reaccionado tajantemente: no al di¨¢logo con quienes provocaron las manifestaciones del 11 de marzo al 1 de abril.
El nacionalismo alban¨¦s de Kosovo, Macedonia y Montenegro encuentra hoy en una tierra que el Congreso de Londres (1913) atribuy¨® a los eslavos de Serbia terreno f¨¦rtil y abonado por un subdesarrollo que hace todav¨ªa de Kosovo una zona siete veces m¨¢s pobre que las m¨¢s desarrolladas de Yugoslavia, seg¨²n datos de la revista belgradense Nin.
Pero si el Congreso de Londres hubiera atribuido Kosovo a Albania, hoy el irredentismo y la frustraci¨®n ser¨ªan probablemente serbios. La regi¨®n de Kosovo es una especie de Jerusal¨¦n balc¨¢nica para serbios, minoritarios en ella y para albaneses mayoritarios dos etnias totalmente diferentes: eslavos, los primeros, y abor¨ªgenes ilirios, los segundos.
As¨ª como Jerusal¨¦n es santa para los jud¨ªos, tambi¨¦n lo es para el Islam, y si Kosovo fue centro del imperio serbio del medievo y all¨ª se encuentran las joyas del arte medieval sureslavo, para los albaneses (casi el 80% de la poblaci¨®n) Kosovo es m¨¢s importante en el resurgimiento decimon¨®nico del Estado alban¨¦s que la propia Tirana.
Traslados de poblaci¨®n
La Rep¨²blica yugoslava de Serbia nunca permitir¨¢ que se le desprenda Kosovo, aunque la fuerte natalidad de los albaneses de esa regi¨®n aut¨®noma (con Gobierno, universidad y fuertes instituciones auton¨®micas) sit¨²e en breve el porcentaje de la poblaci¨®n albanesa en un 90%. Tras la constituci¨®n de la primera Yugoslavia, el a?o 1918 (bajo el nombre de ?reino de los serbios, los croatas y los eslovenos?), la monarqu¨ªa panserbia de los Karadjordjevic aceler¨® los trasplantes de poblaci¨®n eslava a la zona y la erradicaci¨®n de albaneses, mayoritariamente musulmanes, hacia Turqu¨ªa: 400.000 el a?o 1926, seg¨²n el diario turco Milyet.Despu¨¦s de la segunda guerra mundial, el serbio Alexandar Rankovic, hombre fuerte de Tito hasta su ca¨ªda en desgracia el a?o 1966 cometi¨® tambi¨¦n excesos contra la poblaci¨®n albanesa. Tras su desaparici¨®n pol¨ªtica, Tito emprende una pol¨ªtica de autonom¨ªa para los albaneses, con bandera y unificaci¨®n del dialecto alban¨¦s de Kosovo con la lengua literaria tosk de la fronteriza Albania. ?Se les da un dedo y quieren el brazo?, es la frase que resume la reacci¨®n del nacionalismo serbio ante los disturbios que se reprodujeron el a?o 1968, tambi¨¦n apaciguados entonces con fuerzas de intervenci¨®n federal.
?Somos hijos de Skenderbeg y soldados de Enver Hoxha?, fue una de las pancartas que m¨¢s hirieron los ojos de las autoridades federales durante las recientes batallas campales de Pristina y alrededores, ante un Ej¨¦rcito vigilante que ?ni intervino ni dispar¨® un tiro?, seg¨²n fuentes oficiales. Si la Rep¨²blica Socialista Popular de Albania es La Meca del estalinismo austero, Yugoslavia es, al contrario, centro del socialismo de consumo; un consumo que no siempre quiere decir riqueza para las zonas deprimidas.
El diario Rilindia, de Kosovo, escrib¨ªa en 1963 que ?Hoxha y su lugarteniente Shehu quieren matar al Kosovo yugoslavo en el infierno que crearon para Albania?. Lo que no quiere decir que en Kosovo est¨¦ el para¨ªso econ¨®mico, con sus ochocientos d¨®lares de renta per c¨¢pita anual, a pesar de los elevados ¨ªndices de crecimiento industrial.
A pesar de las claras muestras de irredentismo alban¨¦s sobre Kosovo, Albania y Yugoslavia forman el d¨²o neutralista de los Balcanes, y la geograf¨ªa une a veces lo que la ideolog¨ªa separa. Los albaneses le prometen siempre a Yugoslavia asistencia contra cualquier ataque ?imperialista o socialimperialista?, OTAN o Pacto de Varsovia, en la terminolog¨ªa de Tirana.
Pero Belgrado puso el grito en el cielo tras el editorial que, despu¨¦s de los disturbios de Kosovo, public¨® el diario alban¨¦s Zeri i Popullit, en el que a veces se supone escribe el propio Hoxha. El editorialista acusa a Yugoslavia de explotaci¨®n de las riquezas mineras y energ¨¦ticas de Kosovo a cambio de pocas inversiones. ?El chauvinismo no est¨¢ entre los albaneses de Kosovo ni entre los de Albania, que forman un pueblo, una naci¨®n ?, dice el diario alban¨¦s, que se pronuncia por la separaci¨®n de Kosovo de la Rep¨²blica Yugoslava de Serbia y por su conversi¨®n en s¨¦ptima Rep¨²blica de la Federaci¨®n Yugoslava (adem¨¢s de las seis existentes: Croacia, Eslovenia, Montenegro, Macedonia, Serbia y Bosnia-Hercegovina).
Derecho de secesi¨®n
Pero la Constituci¨®n federal yugoslava concede a sus seis mini-Estados federados el derecho a la secesi¨®n. Y la existencia de dos rep¨²blicas albanesas -una autogestora y la otra estalinista, por ahora- no dejar¨ªa de ser un paso hist¨®rico hacia su reunificaci¨®n.La respuesta de Belgrado es clara: en los Balcanes no hay Estados uninacionales, todos est¨¢n mezclados y Kosovo es parte de Serbia, la habiten quienes la habiten. El resto de las rep¨²blicas yugoslavas es menos sensible al problema de Kosovo que Serbia. El ¨²ltimo viaje de la vida de Tito fue a Kosovo.
La transformaci¨®n de Kosovo en rep¨²blica federada abrir¨ªa una reacci¨®n en cadena, y los serbios podr¨ªan reclamar asimismo una regi¨®n aut¨®noma.
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