Lengua, bandera y denominaci¨®n, fuentes de discordia en el Pa¨ªs Valenciano
La larga pol¨¦mica suscitada en el Pa¨ªs Valenciano entre las fuerzas pol¨ªticas y entre sectores de la poblaci¨®n, acerca de c¨®mo se debe llamar y escribir la lengua vern¨¢cula, c¨®mo debe ser la bandera y de qu¨¦ forma debe denominarse la futura comunidad aut¨®noma, puede ser considerada por los que viven en otros puntos de Espa?a y han permanecido ajenos a ella como una cuesti¨®n bizantina, m¨¢s pr¨®xima a la t¨®pica disputa sobre el sexo de los ¨¢ngeles que a un debate auton¨®mico serio. Nada m¨¢s lejos de la realidad. En este momento en que las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias valencianas est¨¢n llevando a cabo la redacci¨®n de un Estatuto de Autonom¨ªa que podr¨ªa dar finalmente salida a un largo camino que hasta ahora no ten¨ªa lengua, bandera y denominaci¨®n vuelven a estar sobre la mesa y son la clave de los ¨²ltimos acontecimientos pol¨ªticos.La pol¨¦mica sobre los s¨ªmbolos del Pa¨ªs Valenciano se ha suscitado en realidad hace tan s¨®lo unos a?os, y la aparici¨®n del fen¨®meno no ha estado exenta de intenciones pol¨ªticas que han terminado por consolidar dos bandos abierta y visceralmente enemistado y originando la existencia de violentos enfrentamientos en la calle. Mientras que los sectores nacionalista -impulsados fundamentalmente por n¨²cleos intelectuales y empe?ados en la tarea de recuperar una cultura aut¨®ctona en franca descomposici¨®n- han defendido la bandera de cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, la denominaci¨®n Pa¨ªs Valenciano y la consideraci¨®n del valenciano como una variante de la lengua catalana, los grupos enfrentados a ellos han venido propugnando que la bandera sea la de las cuatro barras con una franja azul vertical, que la futura comunidad aut¨®noma se llame Reino de Valencia o regi¨®n valenciana y que se hable de lengua valenciana, introduciendo incluso diferencias ortogr¨¢ficas con respecto al catal¨¢n.
El debate de los s¨ªmbolos
Ante la pr¨¢ctica ausencia en el Pa¨ªs Valenciano de una burgues¨ªa nacionalista, la reivindicaci¨®n de recuperar la cultura aut¨®ctona ha sido defendida casi exclusivamente por los partidos de izquierda, mientras que la derecha, desde UCD a Fuerza Nueva, a partir del surgimiento de los grupos contrarios a los nacionalistas, ha ido emple¨¢ndose progresivamente a fondo en apoyarlos y alimentar la pol¨¦mica.
El debate sobre los s¨ªmbolos, pues, tiene en este momento un fuerte contenido pol¨ªtico; pero ya desde su inicio ha estado cargado de diferencias ideol¨®gicas importantes. La bandera de las cuatro barras es la del antiguo Reino de Arag¨®n, la de Jaime I, y la del antiguo Reino de Valencia. La bandera con franja azul -a cuyos defensores denominan blavers (de blau, azul) sus detractores- es la bandera de la ciudad de Valencia. La franja procede hist¨®ricamente en la necesidad de a?adir un campo her¨¢ldico a la bandera de las cuatro barras para colocar la distinci¨®n que Pedro el Ceremonioso otorg¨® al escudo de la ciudad en 1377, en reconocimiento de su lealtad durante la guerra que el monarca mantuvo con Pedro I de Castilla.
Catal¨¢n o valenciano
En lo referente a la lengua, los m¨¢s autorizados especialistas consideran que la que se habla en gran parte del Pa¨ªs Valenciano est¨¢ incluida dentro de una de las dos grandes ¨¢reas ling¨¹¨ªsticas de la lengua catalana, la del catal¨¢n occidental, que comprende tambi¨¦n la zona de L¨¦rida, a diferencia del catal¨¢n oriental, hablado en el resto del Principado y las islas Baleares. La opini¨®n de que existe una lengua valenciana aut¨®ctona responde, al igual que la defensa de la bandera de franja azul, a sentimientos viscerales anticatalanistas y al deseo, avivado en los ¨²ltimos a?os, de marcar las diferencias, aunque sea de una forma acient¨ªfica, con el Principado.
Finalmente, la pol¨¦mica sobre la denominaci¨®n tiene menor contenido hist¨®rico-cient¨ªfico que las dos anteriores. Las denominaciones reino o regi¨®n tienen menos connotaciones nacionalistas y se alejan m¨¢s de la tesis de Paisos Catalans (pa¨ªses catalanes) como comunidad cultural.
La violenta pol¨¦mica sobre los s¨ªmbolos que se ha venido produciendo, fundamentalmente en la ciudad de Valencia, ha hecho que se llegue a una situaci¨®n en la que la calle ha sido pr¨¢cticamente tomada por los blavers. Las banderas cuatribarradas han ido paulatinamente desapareciendo en gran parte por la violencia de los grupos anticatalanistas y por el cansancio de los nacionalistas y la izquierda, que, con no pocos errores en el camino de intentar hacer asumir el nacionalismo a una poblaci¨®n, en muchos casos, poco interesada por el problema, se ha ido viendo acorralada por la acci¨®n de los blavers, apoyados por ultraderechistas, en empresas reiteradas como la quema de banderas.
Hoy, en las calles de Valencia es dif¨ªcil ver alguno de los carteles del grupo Accio Cultural del Pa¨ªs Valenci¨¢, convocando a la concentraci¨®n conmemorativa de la batalla de Almansa el 25 de abril, fecha hist¨®rica considerada tradicionalmente por los nacionalistas como s¨ªmbolo de la lucha por las libertades del pueblo valenciano, sobre el que no se haya escrito con spray frases como ?Catalanistes, cabrons? y similares.
Los partidos de la izquierda parlamentaria se baten ahora en franca retirada sobre sus posiciones iniciales en la negociaci¨®n auton¨®mica; la derecha ha ido h¨¢bilmente ganando terreno en la pol¨¦mica y, por ejemplo, el dejar aparcados, para que las Cortes decidan sobre ellos, temas del contenido sentimental de la bandera, la lengua y la denominaci¨®n, supone tanto como aceptar la bandera azul y los t¨¦rminos Reino de Valencia y lengua valenciana que propugna UCD.
Presiones nacionalistas
El PCE y el PSOE, que han llegado a renunciar este a?o a la convocatoria de la conmemoraci¨®n del 25 de abril, a la que hasta ahora hab¨ªan venido acudiendo, se encuentran en este momento entre dos fuegos: la pol¨ªtica de UCD y la disidencia de los sectores nacionalistas de estos partidos -sobre todo el PSOE-, que critican a sus direcciones el negociar en estas circunstancias, y que piensan que m¨¢s vale ning¨²n estatuto que el que puede salir de las conversaciones actuales.
En este peculiar panorama se enmarcan fen¨®menos como las recientes declaraciones p¨²blicas de Albi?ana desvincul¨¢ndose de la pol¨ªtica que sigue su partido en materia auton¨®mica, y el movimiento de contestaci¨®n entre sectores de las bases del PSOE. Si la izquierda termina aceptando de una u otra forma las tesis de UCD, parece claro que ser¨¢ abandonada por los sectores m¨¢s nacionalistas.
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