Terreno movedizo
Construir sobre terreno movedizo es una de las desgracias de este pa¨ªs, donde Estado y Gobierno son elementos m¨¢s entremezclados de lo que ser¨ªa necesario. El teatro no es una excepci¨®n de este peque?o terremoto de cada d¨ªa. Mientras la Com¨¨die Fran?aise se sigue rigiendo por unos estatutos que firm¨® Napole¨®n durante la campa?a de Rusia, la organizaci¨®n y estructura de los teatros nacionales se derrumba en Espa?a y se reconstruye con cada cambio de ministro de Cultura, con cada cambio de director general. Nadie cree en los clanes de su antecesor; cada uno se inventa uno nuevo que destruir¨¢ a su sucesor.El Centro Dram¨¢tico Nacional, fundado cuando fue director general Rafael P¨¦rez Sierra, obedeci¨® en aquel momento a un plan muy amplio, basado en dos teatros con una direcci¨®n ¨²nica -la de Adolfo Marsillach-; consist¨ªa primordialmente en el estreno de unas seis obras por temporada, con turnos rotatorios, para la creaci¨®n de un repertorio. Cambi¨® el director general; el nuevo, Alberto de la Hera, pens¨® que era mejor tres directores en lugar de uno y nombr¨®, en lugar de Marsillach, dimitido, a Nuria Espert, Ram¨®n Tamayo y Jos¨¦ Luis G¨®mez. Un nuevo cambio de director general: Garc¨ªa Barquero tiene otro plan, naturalmente, amplio; naturalmente, expansivo, en el cual no entran los triunviros, que se van. No es criticable en s¨ª -por lo que se sabe- el proyecto de Garc¨ªa Barquero: un solo teatro, en Madrid, el Mar¨ªa Guerrero; una compa?¨ªa circulante, una introducci¨®n de teatros de otras capitales dentro de las normas del Centro Dram¨¢tico -excepto en el hecho de que es, simplemente, otro-; y nadie sabe cu¨¢ndo ser¨¢, a su vez, destruido.
Mientras en todos estos a?os se suced¨ªan los clanes y los hombres, autores, actores, directores, cr¨ªticos metidos a contables ayudaban en la labor de demolici¨®n. No da m¨¢s de s¨ª el medio en estos momentos. Es demasiado pobre para quedarse tranquilo.
Babelia
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