Ma?ana se re¨²nen los ministros de Defensa de la OTAN

Las repercusiones internacionales de la situaci¨®n en Turqu¨ªa, la venta de armas a Libia y el acuerdo de Roma, por el que Estados Unidos se ha comprometido a proseguir antes de fin de a?o las conversaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica para el control y reducci¨®n de armas nucleares de ?teatro? (euromisiles y SS-20) ocupar¨¢n las discusiones de los ministros de Defensa de los pa¨ªses miembros de la Alianza Atl¨¢ntica, que se re¨²nen ma?ana, lunes, en Bruselas,El secretario de defensa norteamericano, Caspar Weinberger, considerado en medios aliados europeos como uno de los hombres m¨¢s duros de la Administraci¨®n Reagan, trae en su agenda de trabajo, al margen de las cuestiones ya tradicionales, dos informes importantes: Turqu¨ªa y Libia. Washington no quiere, bajo ning¨²n concepto, que el r¨¦gimen militar de Ankara quede aislado diplom¨¢ticamente, y va a pedir a sus aliados europeos que impidan la expulsi¨®n de Turqu¨ªa del Consejo de Europa.

El r¨¦gimen del general Evren ha sido tolerado hasta el momento en las instituciones democr¨¢ticas europeas, pero la prolongaci¨®n de una situaci¨®n antidemocr¨¢tica y las denuncias de violaci¨®n de derechos humanos est¨¢n provocando ya una cierta reacci¨®n en los medios pol¨ªticos de este lado del Atl¨¢ntico, Weinberger va a desarrollar ante sus aliados la teor¨ªa de que un pa¨ªs amigo de Estados Unidos merece el apoyo de la OTAN, independientemente de otras consideraciones.

El otro punto importante, aunque probablemente no se refleje en el comunicado final del Consejo de Ministros de Defensa, ser¨¢ el enfrentamiento de Estados Unidos con Libia. La Administraci¨®n, Reagan pedir¨¢ a los europeos que suspendan todo tipo de ayuda militar al coronel Gadafi, responsable, a su juicio, de dar su apoyo a movimientos terroristas en todo el mundo. Weinberger parece tambi¨¦n decidido a abandonar el Frente del 3%, defendido hasta el agotamiento por el anterior equipo de la Casa Blanca. El secretario de Defensa reconoce que no tiene sentido exigir a los europeos que aumenten sus gastos de defensa en esa proporci¨®n, aunque mantiene que, sin hablar de cifras concretas, los aliados deben hacer un esfuerzo, no tanto en gastos generales como en gastos de armamento.